Cine

‘En tránsito’: Christian Petzold falla en su intento de trasladar la II Guerra Mundial a la actualidad

Estrenada en la Berlinale hace tan solo unos meses, la nueva película del alemán Christian Petzold (‘Phoenix’, ‘Bárbara’) está basada en ‘Transit’, una de las novelas más célebres de Anna Seghers, escrita en 1944. En palabras del director, este libro ha marcado toda su trayectoria como cineasta, por su manera de plasmar el continuo tránsito en el que vivimos, ya sea como individuos, en nuestras relaciones, etc. La lectura de este, fue una recomendación del también cineasta, íntimo amigo y co-guionista habitual de Petzold, Harun Farocki, quien falleció en 2014. De hecho, la película está dedicada a él a modo de homenaje.

‘En tránsito’ se sitúa en Marsella durante la Segunda Guerra Mundial, donde refugiados de toda Europa huyen de la ocupación nazi. El protagonista, un joven alemán, suplanta la identidad de un escritor muerto para usar su visado y refugiarse en México. Pero en Marsella su camino se cruzará con el de Marie, de la que se quedará prendado, una mujer que no está dispuesta a marcharse hasta que no encuentre a su marido. La novedad de Petzold con respecto a la novela de Seghers es que el director traslada la Segunda Guerra Mundial a la actualidad, estableciendo así una suerte de símil con el problema de los refugiados en Europa.

El riesgo conceptual al que se somete la película, trata de solventar de forma más o menos efectiva, muchas de las carencias que el guion va acarreando a lo largo de sus cien minutos. Es, sin duda, lo más interesante de la propuesta, ya que sirve como una reflexión cercana del horror que supone vivir una guerra. Sin embargo, ‘En tránsito’ no es una película bélica, sino un retrato de personajes que están “atrapados” en una ciudad de paso, donde las casualidades y los encuentros fortuitos se producen con frecuencia, estableciendo así vínculos entre desconocidos. Petzold entra en su protagonista e intenta transmitir su angustia y sus pensamientos, pero siempre hay una distancia emocional que impide que se pueda establecer una conexión con él. La sugerente interpretación de Franz Rogowski ayuda a acercarnos a su personaje, pero no resulta suficiente dado que la manera en la que está escrito es demasiado fría. Es ahí donde reside uno de los principales problemas de la película, que acaba siendo víctima de su propia temática: el film no es más que un mero tránsito que no parece llevar a ninguna parte. Y no es algo intencionado, ya que su vocación es la de ser una obra cerrada y profunda.

Otro riesgo que toma Petzold es la inclusión de una voz en off en tercera persona a modo de narrador omnisciente, que añade un halo novelístico, pero que se siente más como un capricho que como una propuesta narrativa pensada. Según el propio director, este recurso se le ocurrió cuando fue al Camp Nou, y según entraba al estadio una voz en su cabeza iba haciendo de narrador describiéndole lo que veía. Tras esta anécdota, casi se puede confirmar que esto es algo “porque sí”, sin mayor explicación lógica. No sería un problema si funcionara, pero no es el caso.

No se puede acusar a ‘En tránsito’ de no ser atrevida, pero más allá del concepto de su planteamiento, hay poco donde rascar. El tramo final es un completo desvarío, lleno de giros absurdos, que emborronan aún más el sentido de la película. Es de agradecer ver a cineastas jugar con los tiempos o los recursos narrativos, pero aunque duela decirlo, este experimento de Christian Petzold es bastante fallido. 5,5.

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Publicado por
Fernando García