10.-«A veces me sonrojo con las respuestas a preguntas políticas de músicos de renombre (…) ¿Yo también seré así de sonrojante?
En El Diario: «Me niego a ser un opinólogo. En la actualidad la política está presente en el prime time televisivo con tertulias y programas de debate. Y cuando veo en esos programas tipo laSexta Noche a algún músico de renombre y les preguntan por la situación política a veces me sonrojo con las respuestas que dan. Y me digo: «¿Yo también seré así de sonrojante?». Es una putada, la verdad [risas]».
9.-«La monarquía no merece ningún respeto»
En Efe (La Vanguardia): «Muchos llevamos anticipando desde hace tiempo el colapso de la monarquía. Es una institución anacrónica y antidemocrática en esencia, por lo que no merece ningún respeto».
8.-«Veo la cumbia como un nuevo punk»
En El Diario: «La cumbia me interesa porque es todo un fenómeno al que se le está prestando menos atención del que debiera. Al igual que hay ríos de tinta vertidos sobre el punk, un estilo que en realidad ocupó muy pocos años, creo que la cumbia igualmente debería estudiarse. Yo la veo como un nuevo punk, de hecho, algo que sucede en toda Latinoamérica de forma geotransversal con cumbias muy diferentes: desde la cumbia sonidera de México o la más tradicional de Colombia; la chicha, que es la cumbia psicodélica de Perú; la cumbia villera argentina que está más vinculada al rock y el punk… La cumbia como tal es un fenómeno relativamente moderno que ha originado una nueva estética, y por eso me interesa tanto».
7.-«Lo bochornoso es escuchar a los líderes políticos hablando de si les representa más Beyoncé o Vetusta Morla»
En El Diario: «Por supuesto que hubo géneros y escenas que tenían como componente esencial el compromiso político. Pienso en todo el pop británico de los ochenta que se enfrentó a Margaret Thatcher. O en la música chilena de los sesenta (…) Pero hace un rato me decían algo que es cierto y que me resulta muy interesante: hay canciones que no nacieron como himnos y que sin embargo fueron adoptadas como tal posteriormente. Es el caso del ‘A quién le importa’ de Alaska y Dinarama, que hoy es un himno LGTB. Cuando escribes canciones llega un momento en que dejan de pertenecerte y pasan a ser propiedad de la gente. Eso que decía Violeta Parra de que cuando interpretas una canción popular lo que estás haciendo es rescatarla para devolvérsela al pueblo. Las canciones pertenecen más a la gente que a los autores, y es la gente la que va a decidir si la convierte en un himno que hable de los procesos sociales. Desde luego lo bochornoso es escuchar a los líderes políticos hablando de música y de si les representa más Beyoncé o Vetusta Morla».
6.-«Podemos es un partido vertical en el que la calle manda muy poco»
En Público: «Por mucho que en Vistalegre II [segunda asamblea estatal, donde Pablo Iglesias se impuso a Íñigo Errejón] se haya intentado hablar mucho de la calle, al final Podemos acaba siendo un partido vertical en el que la calle manda muy poco. Creo en Anticapitalistas y en el municipalismo porque siguen manteniendo la horizontalidad. Más allá de eso, a nivel estatal, no creo en la política, la verdad. No tengo ningún interés».
5.-«No confío en el PSOE»
En Público: «No confío en el PSOE. ¿Cambiar las cosas desde dentro? No sé. Yo confío en una vía rupturista, por la que apuesta Anticapitalistas. El PSOE es un partido del régimen que ahora tiene que posicionarse y hacer gestos, como tender un diálogo con Catalunya o derogar no sólo la reforma laboral de Rajoy, sino también la de Zapatero. Entonces sí que se podría hablar de compañeros de una fuerza progresista, pero por el momento creo que no».
4.-«El terrorismo de Estado lo estamos viviendo día a día (…) Baltasar Garzón, a quien todo el mundo pone por las nubes, es un antidemócrata»
En Público: «El terrorismo de Estado lo estamos viviendo día a día. Terrorismo de Estado es la Audiencia Nacional. Terrorismo de Estado es perseguir a Valtonyc, quien ha tenido que exiliarse en Bruselas. Terrorismo de Estado es la pena de cárcel a Pablo Hasel. Terrorismo de Estado es condenar a prisión a los raperos de La Insurgencia. Terrorismo de Estado también fue haber cerrado Egunkaria en 2003. Destrozaron un periódico que no había cometido ningún delito y que cumplía su función democrática de informar, mientras que sus directivos llegaron a ser encarcelados y, siete años después de la clausura del periódico, fueron absueltos. Y el exjuez Baltasar Garzón, a quien todo el mundo pone por las nubes, como si fuera un paladín de la democracia, es un antidemócrata [NdPúblico: en 1998 clausuró el diario Egin por razones similares]. Si son ellos los que van a sostener nuestra democracia, Dios nos salve…»
3.-«El catalizador institucional del 15-M, Podemos, ha traído un montón de contradicciones y situaciones absurdas»
En Público: «El 15-M fue necesario. Una experiencia política importantísima para mucha gente, entre la que me incluyo, porque en aquel momento estaba un poco despistado. De repente, se abrieron espacios en los que pudimos confluir muchas personas y vimos un horizonte de cambio. Ahora lo siento como algo importante porque podemos seguir teniéndolo como referente. No obstante, su catalizador institucional —en un partido como Podemos— ha traído un montón de contradicciones y de situaciones absurdas, como tener que votar sobre dos tíos que se han comprado un chalé en Galapagar. Esas cosas tan ridículas que no esperábamos entonces…»
2.-«Ciudadanos es un partido de ultraderecha con la cara lavada»
En El Mundo: «Debemos aprovechar que en España, a diferencia del resto de Europa, la ultraderecha no ha crecido ni se ha metido en los parlamentos. Y si no se ha metido, los partidos de la derecha tradicional, los conservadores o liberales, han asumido los programas de las formaciones de ultraderecha para no perder el voto más duro. Aquí lo estamos viendo con Ciudadanos, que es un partido de ultraderecha con la cara lavada. Pero es verdad que, en su momento, el 15-M sirvió de cortafuegos para que no hubiera una oleada de ultraderechismo».
1.-«Taburete sí tienen conciencia de clase, de la clase opresora»
En El Mundo: «Hay algo que diferencia a Taburete de la escena de la que yo vengo, la música indie. Se supone que éramos todos gente desclasada o, a lo sumo, clase media, que es ese invento para desmovilizar a la clase trabajadora. (…) A diferencia de los grupos indies, lo que tiene Taburete es que ellos sí que tienen conciencia de clase, de la clase opresora. Por eso la gente que va a sus conciertos se siente identificada con ellos como élite. No verás a un chaval con un trabajo precario en un concierto suyo, estoy seguro».