Música

Kraftwerk, teenagers en platillos volantes

Muchos fueron los que en 2016, con los fallecimientos de Prince y David Bowie, se lamentaban de no haber visto a ninguno de los dos de gira por nuestro país. En el caso del de Minneapolis porque desde 1999, a pesar de numerosos conciertos por Europa, España no era incluida en sus tours. Y con Bowie hay que remontarse hasta 1997, elevando a los altares lo que fue la gira por ciudades como Madrid o San Sebastián de ‘Earthling’, que en su momento tuvo que ver reducido de manera drástica su aforo (!). A diferencia de Kraftwerk, ambos en mayor o menor medida siguieron publicando material nuevo en este siglo XXI, mientras que los alemanes, despreocupadamente, permanecen concentrados en sus giras, tan abundantes que en el último lustro han pasado, con el espectáculo 3D, dos veces por Barcelona y ocho días seguidos por el Museo Guggenheim de Bilbao, interpretando sus ocho álbumes principales. Fotos: Jorge Fuembuena.

Sin lugar a dudas, esta nueva cita en la capital para la banda de Ralf Hütter, único miembro fundador que queda de la formación original, era un caso aparte. ¿Qué artista a día de hoy se puede permitir salir de gira, sin material inédito y repitiendo casi al milímetro cada actuación? Si al interrogante le añadimos la escasa pompa, la austeridad que supuso no mediar palabra hasta el final con un “buenas noches”, el anonimato de sus cuatro miembros en favor de la robótica, y la estética uniformada, solo nos queda la lealtad intacta de la relación que siempre ha habido entre el hombre y las máquinas. Un principio, ajeno a modas pasajeras, que se consolidó con la publicación hace cuarenta años en 1978 de ‘The Man Machine’.

No es casual que sea este, tras un arranque con ‘Numbers/Computer World’, ‘Home Computer’ y ‘Computer Love’, el álbum del que más canciones escuchamos en el Jardín Botánico de Madrid el pasado sábado, sobre todo porque se ajusta perfectamente a la filosofía de los alemanes. Sonaron ‘The Robots’, especialmente jaleada en los bises; ‘Spacelab’, con el detalle de incluir imágenes de la Plaza de España y la Gran Vía junto a un platillo volante en 3D, que supuso el griterío de la grada; ‘The Model’, con la oportunidad de escuchar la voz en directo de Ralf Hütter; ‘Neon Lights’, con unos visuales un tanto viejunos pero que por fortuna no cayeron en la estética vintage; o la que daba título al disco con un vídeo en 3D que mantiene firme su vigencia.

También cayeron clásicos de la banda como el hipnótico ‘Tour De France’; un disperso ‘Autobahn’ que podría haberse sustituido por ausencias como ‘Antenna’ brindando una ocasión más para escuchar la voz en directo de Hütter; el poderoso ‘Radioactivity’ que desde las primeras notas, a tenor de la mar de móviles en alto, fue de los más inmortalizados; el portento antes del tiempo de descuento de ‘Trans Europe Express’, en contraste con una Europa cada vez más dividida; o tras casi dos horas firmes al pie de las mesas-sintetizadores, la despedida, paradójicamente, con ‘Musique Non Stop’. Una noche que sirve para poder decir “Yo vi a Kraftwerk”, principalmente a todo aquel que no se hubiera desplazado de Madrid por ver una institución que roza el estatus de franquicia pero sin faltar a sus principios. A sus admiradores nos volvieron a hacer viajar en platillos volantes con los pelos de punta, como aislados en una burbuja. 7,8.

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Publicado por
Sr. John
Tags: kraftwerk