“Estoy llorando mucho, me siento cansada y como que golpeo mi cabeza contra una pared”, empieza la serie de tuits de Murphy. “Hago música buena y sorprendente, sudo sudor y sangre para hacer vídeos en los que demuestro que todo esto tiene que ver con las ideas y el alma, porque Dios libre a alguien de financiar mis proyectos. Pero lo que recibo en la industria es indiferencia”.
Murphy continúa explicando que necesita “apoyo de algún tipo” y que “alguien haga el trabajo de oficina con decisión”. “Necesito a otros que trabajen solo una milésima de lo que trabajo yo”, indica. “Ahora mismo no dispongo de estas cosas, y cuanto más haces más esperan que hagas. De mí se espera todo. Me rindo. Yo no puedo hacer más”. A continuación, Murphy se dirige a Vice, y remitiéndose a un artículo del medio norteamericano sobre el clásico de Moloko ‘Sing it Back’ publicado hace unas horas, Murphy le pregunta “por qué nunca he estado presente en ID o Vice en relación a mis proyectos actuales”. “¿No soy lo suficientemente guay? Llevo 25 años haciendo música y vídeos sorprendentes y vitales”, apunta.
La autora de ‘If We’re in Love’ ha ido incluso tan lejos de enfrentarse a Pete Robinson, jefe de Popjustice, uno de los medios musicales anglosajones más influyentes, llamándolo “retorcido abusón” por el tratamiento que ha hecho de su música durante su carrera, y ha escrito: “Sabes cómo me has tratado a lo largo de los años, ¿verdad? ¿Tengo que buscar las cosas horrendas que has escrito sobre mis hermosos discos y esfuerzos en tu página? De lo peor. Como ser troleada por una publicación muy poderosa. Habéis creído un mundo invertido. Es teoría de juegos, Thatcherismo, solo le habla al éxito y a las apuestas seguras. Eso es una cosa pero mucho peor es el acoso a los débiles y sin duda yo lo he sufrido”. Robinson se ha limitado a contestar: “Empiezo a pensar que no me tenía que haber molestado en retuitear tu vídeo. ¡Que te vaya bien!”
Aunque Murphy nunca ha sido una gran vendedora de discos (sobre todo en su carrera en solitario al margen de Moloko), su perfil de artista de culto sí había sido potente hasta ‘Overpowered’, su álbum de 2007, con el que la irlandesa intentó dar un firme paso al mainstream (años después, Murphy llegaría a declarar que “jamás me convertí en una estrella del pop, y nadie sabe por qué”). Sus siguientes dos discos, ‘Hairless Toys‘ y ‘Take Her Up to Monto‘, recibieron buenas críticas, pero llegaron casi una década después de ‘Overpowered’ y eran bastante obtusos y experimentales, pese a contar con muchos fans.
Murphy ha vuelto este año con sus singles más bailables en años, ‘All My Dreams’, ‘Innocence’, ‘Plaything’ y ‘Like’. Quizás no eran tan buenos, o quizás hubieran merecido un poco más de atención. En cualquier caso, ahí queda un drama que puede tener que ver con calidad musical, “ageism” y otras cosas.