‘Siempre juntos’ se entiende como una carta de amor a una madre tan sincera y repleta de buenas intenciones como en ocasiones edulcorada y poco precisa. Pizzi construye con esmero un personaje principal memorable -realzado además por una excelente Karine Teles-, y es hábil en crear momentos luminosos y humanos. Sin embargo, la estructura narrativa a veces impide que la fuerza que transmite Irene sea extrapolable a los demás aspectos de la película. Algo que resulta especialmente frustrante ya que la propia actriz es también la co-guionista. El principal lastre es su ambición en querer abracar demasiado sin ser necesario. Muchas de las subtramas parece que únicamente existen para reforzar la idea de lo que es una madre luchadora y el mérito que tiene conseguir superar cada obstáculo que se le presenta (algo que queda bien claro desde el principio).
Por otro lado, se agradece la verdad con la que está todo narrado y lo agudo que resulta en la presentación de la familia, de su clase social, su entorno, etc. Esto también se podía apreciar en ‘Una segunda madre’, otra película brasileña dirigida por Anna Muylaert que guarda bastantes similitudes con el filme de Pizzi. Como curiosidad, también aparecía Teles en un personaje radicalmente opuesto al de Irene. ‘Siempre juntos’ palidece bastante si las comparamos, sobre todo porque no irradia la sensación de ser un trabajo redondo como sí lo era aquél. Aquí hay muchas ideas, algunas mejores que otras, y no todas terminan de cuajar ya que se aferra en exceso a la construcción de su protagonista, y acaba resultando una reiteración constante de lo mismo. Por ello, los escasos 95 minutos que dura se hacen largos.
Pese a todo, no es un trabajo desdeñable. Pizzi ha querido hacer un homenaje a su mujer y madre de sus hijos (Karine Teles) y aunque le haya quedado una película dispersa, se percibe el enorme cariño que hay detrás. A veces la intención es lo que cuenta. 5,5.