De origen armenio, nacido en París como Shahnourh Varinag Aznavourián tras la huída de sus padres a París del genocidio turco de principios de siglo, Aznavour ha sido reconocido como uno de los grandes nombres de la canción francesa, y posiblemente el mayor impulsor de la chanson en todo el mundo. Se inició en el mundo de la canción y la actuación desde niño junto a su hermana, espoleados por su padre, debutando en el cine con tan sólo 9 años de edad. Ya adolescente, poco después de que una malformación de crecimiento provocara la parálisis de una de sus cuerdas vocales –lo cual le otorgó ese peculiar timbre aniñado que le caracterizaba– compatibilizó todo tipo de trabajos con el espectáculo: su gran oportunidad le llegó al asociarse con Pierre Roche, con el que formó un dúo interpretativo que llegó a abrir nada menos que los conciertos en París de Édith Piaf.
Tras separarse de Roche, Aznavour siguió componiendo canciones para diversas cantantes francesas –entre ellas la propia Piaf, que interpretó ‘Jezebel’–, aunque su estilo de escritura era controvertido, poco propicio para las radios, que rechazaron radiar sus canciones durante años. Y, aunque en 1953 llegó a actuar en el teatro Olympia, logrando ya reconocimiento para canciones como ‘Sur ma vie’, no fue hasta finales de esa década cuando por fin logró su primer contrato discográfico importante. Aunque fue gracias al cine como Aznavour logró mayor reconocimiento: sus papeles en ‘El triunfo de Orfeo’ de Jean Cocteau (1959) y, sobre todo, ‘Disparen al pianista’ de Françoiz Truffaut (1960) supusieron su salto a la popularidad, que se consolidó a ambos lados del Atlántico a lo lardo de los años 60.
A partir de ahí, canciones como ‘La Bohème’, ‘La Mamma’, ‘Emmenez Moi’, ‘For Me Formidable’ o ‘Hier Encore’ le convirtieron en una suerte de Sinatra francófono, prolongando su popularidad durante décadas a menudo gracias al cine. Y no sólo por sus papeles en ‘El tambor de hojalata’ (Volker Schlöndorff, 1979) o ‘La montaña mágica’ (Hans W. Geißendörfer, 1982), sino también por su adaptación de la adaptación al inglés de su canción ‘Tous les visages de l’amour’ que Elvis Costello recuperara para la BSO de ‘Notting Hill’, haciéndola aún más inmortal. En los últimos años, Aznavour había publicado varios álbumes de estudio, entre los que encontramos un ‘Encore’ en el que compartía un dueto con Benjamin Clementine (!). Con el adiós a Aznavour sin duda despedimos a uno de los grandes intérpretes y compositores universales que marcaron la cultura del siglo XX.