Nada más ver la portada del disco homónimo de Parcels, te das cuenta de que el producto va a ser muy diferente al perpetrado por Daft Punk. Aquí no hay lugar para robots, sino más bien para el mundo viejuno. Evidentemente hay puntos en común, como los ritmos funky, los desarrollos largos y ese poso de soft rock que había en particular en ‘Random Access Memories‘, pero en general, el resultado es diferente hasta el punto de que puede que te gusten Daft Punk y no te gusten nada Parcels. Y ojo, también al contrario.
El grupo formado por Louie Swain (teclados), Patrick Hetherington (teclados), Noah Hill (bajo), Anatole Serret (percusión) y Jules Crommelin (guitarra), en torno a los 20 años de edad, procede de Australia, pero se ha asentado, como tantos otros músicos, en Berlín. Y no lo han hecho para trasnochar en Berghain e ir a los bares de moda en Neuköln, al menos que se note en su música, sino probablemente para dejarse llevar por un aura de encantadora decadencia retro pero apta para el público de hoy, que sirve para envolver unas canciones que pueden partir de cierto parecido a sus compatriotas Tame Impala… solo para viajar a diferentes lugares.
La falsa intro del primer tema ‘Comedown’, claramente la antesala del single ‘Lightenup’, con ese parón de aguja de vinilo a los 30 segundos, nos hace preguntarnos si el disco nos llevará a los sintetizadores de pioneros de los años 70, como Kraftwerk, Moroder o Jean Michel Jarre; o más bien al Brill Building de los compositores clásicos asentados en Nueva York. Al final, vamos a ambos lugares y a más sitios. Un solo de guitarra propio del rock de aquellos años, una flauta que nos sitúa más bien en proyectos como The Free Design, un ambiente ochentero que nos hace pensar en Hall & Oates, el Alan Parson de ‘Eye In The Sky’ o The Cars… son las cosas que van definiendo el sonido Parcels.
La banda sonora es un género que podemos intuir que les interesa, mientras el gran viaje espiritual con clímax en los 8 minutazos de ‘Everyroad’ no se sabe si es a un «lugar físico» como se pregunta de hecho la letra. Hay restos del R&B con falsete de Rhye en ‘IknowhowIfeel’, de los Fleetwood Mac de ‘Dreams’ en ‘Exotica’ e incluso de Stereolab en ciertos coros del disco. Todo ello sin que Parcels se parezcan concretamente a ninguno de ellos. Para cuando llega el pelotazo ‘Tieduprightnow’ ya ni te acordabas ni de que faltaba por salir la que ahora mismo es su canción estrella puesto que es la más bailable incluida en el disco; ni mucho menos de las comparaciones con Daft Punk. Y es que en ‘Parcels’ encontramos el mimo que ponen en sus producciones orgánicas grupos tan queridos como Metronomy, pero también canciones tan bonitas como ‘Yourfault’ o tan sublimes como ‘Withorwithout’, una de las que por demasiado cortas apetece escuchar en bucle. De todas las vueltas sobre el amor que el grupo es capaz de dar, esta es una de las más sentidas, por ser una de las más contradictorias: «fuiste algo divino, aunque diría que fuiste el principio de algo que no necesito / eres un mundo que nunca querría haber visto».
Tras ‘Tieduprightnow’ ya solo suena una canción tan mona, de autoaceptación, como ‘Bemyself’, y 2 minutos de agradecimientos y «créditos» a cargo del rapero berlinés Dean Dawson, en el que cabe todo el mundo, hasta el flautista que nos llevó durante segundos a los 60 más bien («Rowan Hamwood, play that flute damn good, boy!»), pero lo cierto es que funciona. «¿Qué vas a hacer ahora? Rebobina y vuelve a pinchar el disco desde el principio», sugiere Dean, provocando que te rías, sí, pero también logrando su cometido.
Calificación: 8/10
Lo mejor: ‘Withorwithout’, ‘Tieduprightnow’, ‘Lightenup’
Te gustará si te gustan: Metronomy, Bee Gees, Chic, The Free Design, Tame Impala
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