Música

El físico importa: este será el único vinilo de La Casa Azul que verás este año

El pasado mes de septiembre se editaba un vinilo de Camilo Sesto vs La Casa Azul por 10 euros que se va revalorizando cada día que pasa sin que salga al mercado ‘La gran esfera’, el nuevo disco de Guille Milkyway, del que se han adelantado 4 sencillos para todos los gustos, desde el continuismo de ‘Podría ser peor’ a lo rupturista de ‘Ataraxia’.

Con motivo del 40º aniversario de ‘Vivir así es morir de amor’ y del álbum ‘Sentimientos’, salía un 12″ no con el mejor sonido del mercado -tampoco el peor- pero sí con un buen trabajo de reinterpretación por parte de Guille Milkyway, que ha decidido situarse en el mismo 1978. Su propuesta, 6 versiones sobre el mismo tema, unas instrumentales y otras lógicamente no, ha consistido en dar protagonismo a orquesta o guitarras, pero estas enmarcadas en el Studio 54 de aquel mismo año. Sí, es como si Nile Rodgers se hubiera encargado de tocarlas.

El resultado está lógicamente relacionado con el éxito de las remezclas de La Casa Azul para Nino Bravo (incluso en streaming) y por supuesto es imprescindible si tienes en tu casa hasta el single con el jingle que Guille hizo para Nesquik. Curiosamente, lo que NO incluye el vinilo es la carta que ha escrito el hombre-orquesta de La Casa Azul sobre este proyecto. Una pena porque es muy chula, pero os dejamos con ella (las negritas son nuestras), por si queréis imprimirla y meterla dentro.

“Camilo Sesto es una pieza clave en la historia de la música pop en español, un músico excepcional que definió el sonido de la canción romántica, sentó las bases de la música melódica española y la proyectó internacionalmente con una potencia nunca antes vista. Es junto a Julio Iglesias, Raphael y Nino Bravo la voz de una generación que ha trascendido a su época y ha influido a muchísimos artistas más allá incluso de su género. Su talento vocal pero sobretodo su pericia interpretativa son únicos. Su dimensión tanto de compositor como de productor ha estado muchas veces eclipsada por su faceta interpretativa, pero es lo que le conforma como un artista total y le hace tener un status especial en la música en español.

“Vivir así es morir de amor” es la canción pop total. Desgarradora, épica, melódicamente insuperable, llena de elementos inolvidables, universal. Técnicamente la canción es redonda. Resulta irresistible porque todo cuadra, es un puzle perfecto. A partir de esta canción, el amor no correspondido deja de ser algo con lo que uno cargue a sus espaldas en soledad para convertirse en un sentimiento que se pueda incluso celebrar en multitud. Y esto es profundamente transformador. Puedo estar llorando y sufriendo lo indecible, pero lo voy a cantar con toda la fuerza y la épica posible, a los cuatro vientos. El perdedor convertido en ganador.”

Es una canción que ha trascendido porque es perfecta, como decía antes. Además hay ahí un elemento de “universalidad” innegable que funciona a todos los niveles, con el que todo el mundo se siente identificado. Camilo canta “siempre me voy a enamorar de quien de mí no se enamora” de forma innegablemente directa y con una contundencia radical. ¿Quién no se ha sentido así alguna vez?, y más importante aún… ¿Quién no ha querido cantar la injusticia e impotencia de ese sentimiento como si le fuera la vida en ello? Y de pronto, con el paso de los años uno ya no solamente se siente identificado y lo puede cantar a pulmón abierto sino que puede compartirlo con una muchedumbre, en un acto de liberación cósmica como resulta cantar una canción así en un karaoke. Los ganchos líricos son infalibles, como decíamos antes. Ese “melancolía” era algo que uno podía percibir desde el primer momento que iba a perdurar eternamente en la memoria colectiva durante muchas generaciones.

Ha sido un privilegio el tener acceso a las tripas de una de las mejores canciones de la historia de la música española moderna y comprobar desde dentro la perfección en la elaboración de cada una de las piezas del puzle. Para alguien como yo, fascinado por este tipo de cosas, es algo que no tiene precio. Obviamente, cuando algo es perfecto, no hay posibilidad de mejorarlo, así que esa nunca fue mi intención. Lo único que me interesaba era que parte de ese brillo interior de cada pieza de la canción fuera más visible desde fuera, conseguir que la canción ya no solamente brillara como un todo sino también como un conjunto de piezas perfectas. Intentar que no se perdiera ni un solo arreglo, ni un solo matiz de la voz, abrir un poco el sonido, dotar de un plus de intensidad a cada elemento. Que el conjunto funcione pero que también lo haga cada elemento por sí solo.

Siempre he pensado que “Vivir así es morir de amor” era en esencia una canción disco. Desde luego, tanto el groove en la interpretación instrumental, los coros puramente funk-soul (a cargo de Andrea Bronston, Linda Wesley y Sergio Fachelli), como el punch de los arreglos orquestales (que Pérez-Botija había ya desarrollado en su plenitud con su trabajo en los discos de “The Flowers Orchestra” y otros), la sitúan en un lugar no muy alejado de los discos de Barry White u otros intérpretes contemporáneos de la escena disco funk anglosajona. Por otro lado, en Estados Unidos era bastante habitual que muchas canciones pop, incluso dentro del ámbito de la música melódica romántica, tuvieran mezclas explícitamente elaboradas para poder sonar en las pistas de baile (como las míticas mezclas de Tom Moulton o John Luongo), y creo que aquí en España siempre hubo algo de vacío en este sentido, una especie de “gap” entre estilos, que poco a poco fue alejando las escenas y alejando la música “romántica” de la pista de baile. Esta primera época dorada de la música disco, además, el sonido orquestal era un elemento clave de estas producciones.

Yo me dedico a la música porque me fascina el sonido, los arreglos, la forma en la que se encajan las piezas de una canción pop. Y creo que la década de los 70 es la época dorada de la música melódica española. Las producciones de esa época son inigualables. Y, como decía, poder disponer de las pistas de las sesiones originales ha sido un poco como poder estar presente, casi in situ, en una grabación histórica. Me pasé noches escuchando cada pista en solitario durante horas, por ejemplo el aire totalmente negro y soul de los coros femeninos en los “ya no puedo más”, el groove del hi hat de la batería… Fue muy emocionante, algo indescriptible para mí«.

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Publicado por
Sebas E. Alonso