«No puedo evitar sentir un poco de decepción ante el regreso de Vampire Weekend. Y eso que ‘Harmony Hall’ viene bien cargada de todo eso que tanto me gusta de la banda: las gozosas mezclas -sin esconderse y sin vergüenza- de lo que sea que les pirre; aquí el Paul Simon acústico se junta con la fusión dance-rock del Madchester del 90 y un poco de los Stones; los arreglos gratuitos, sobreabundantes y maravillosos. Y la voz de Ezra Koenig, que suena tan cálida como es habitual. A pesar de sus virtudes, el principal problema de ‘Harmony Hall’ no es que sea larga; es que se hace larga. Es una canción muy bonita, pero quizás demasiado reiterativa y eso le resta el componente más inmediato y pegadizo. Quizás porque parece que no acaba de arrancar, el crescendo al final no es tal y todo mantiene la misma velocidad de crucero, en un tema que reclama un poco de subidón. ‘2021’ me parece una simple y bonita anécdota». Mireia Pería.
«Quizá cabría esperar algo más de espectacularidad de un regreso tan ansiado como el de Vampire Weekend. Tanto ‘Harmony Hall’ como ‘2021’ suenan a canciones «pequeñas», sin pirotecnia. Diría incluso que han sido masterizadas así de manera esforzada para que no suenen estruendosas. No cabe en ellas el ska-punk arrebatado, ni africanismo pop heredado de ‘Graceland’, ni la energía desbocada de los singles de ‘Modern Vampires of the City’. Sin embargo, hay algo genuino, intransferible, que este par de nuevas canciones de Ezra Koenig y compañía vuelven a imprimir: la sensación de que todo va a ir bien. Un positivismo inherente al grupo que, la verdad, es un valor a reivindicar en un mundo tan gris. ‘Harmony Hall’ casi suena AOR, con esa fusión de Lynyrd Skynyrd y ‘Screamadelica’. Tanto que uno está a punto de tirar la toalla, con esos previsibles coros gospel, cuando irrumpe esa frase, «I don’t wanna live like this / But I don’t wanna die». Nada más simple, pero tampoco más bonito e inspirador. ‘2021’, por su parte, es una coqueta miniatura, tan simple como preciosa –en su minuto y medio contiene coros de Jenny Lewis y un sample de Haroumi Hosono (Yellow Magic Orchestra)– es esa manera de apelar al paso del tiempo, sobre esa obsesión por proyectarnos hacia el futuro y olvidar el presente: «2021, ¿pensarás en mí? / Podría esperar un año, pero no creo que tres», canta Ezra. Si todo ‘Father of the Bride’ continúa por esta línea, no cabe duda de que seguiremos recurriendo a él dentro de 2 o 3 años, sí». Raúl Guillén
.«Algo me decía que 6 años después de ‘Modern Vampires of the City‘ (en serio ha pasado tanto tiempo, sí), Vampire Weekend no iban a volver con su canción más inmediata, con un nuevo ‘Diane Young’ o un nuevo ‘Cousins’. ‘Harmony Hall’, que parece tratar el tema del antisemitismo, se extiende durante más de 5 minutos entre guiños a ‘Screamadelica’ de Primal Scream (quizá demasiados) y también a sí mismos. El «no quiero vivir así, pero tampoco quiero morir» es lo mejor de esta canción, si bien algo que ya habían utilizado en el tema ‘Finger Back’ del disco anterior. Se ha acusado mucho a la banda de Ezra Koenig de estar conformada por pijos y no pasa nada si lo son, pero esta vez es cierto que les ha quedado una canción buena técnicamente y pulcra en sus arreglos… pero más para admirar en una vitrina que para tocarla o usarla de verdad». Sebas E. Alonso.