El sencillo principal de ‘Quiet Signs’ es ‘This Time Around’, una de las mejores canciones de 2018. La música de Pratt siempre ha sido íntima por defecto, pero en esta canción de acordes cercanos a lo tropical la artista daba con una composición tan triste y solitaria como “la hora más oscura de la noche”. La preciosa melodía de ‘This Time Around’ evoca una soledad insondable, pero a la vez es capaz no solo de ralentizar el tiempo, sino también de pararlo por completo, como cuando Pratt canta sobre no querer “descubrir que he estado marchando en el lado más cruel de la lucha”, para entonces estremecer con su lamento: “me da ganas de llorar”. El mismo efecto consigue la contemplativa ‘As the World Turns’, que habla de un mundo que “arde en palabras salvajes”, o la gótica ‘Crossing’, que suena como un fantasma cantando por los pasillos vacíos de un castillo.
Choca descubrir que ‘Quiet Signs’ arranca con una canción sobre todo instrumental, adornada poco más que por el tarareo fantasmal de Pratt. ‘Opening Night’, que efectivamente recibe su título de la película homónima de John Cassavetes de 1977, que inspiró todo el álbum, suena tan solemne como una composición “de cámara” de Satie, y con ella, Pratt parece querer invitarnos, poco a poco, a su intimidad, a su mundo lleno de tragedia y ensueño, al modo de los créditos principales de un largometraje. En algunos casos, como en ‘Here My Love’, Pratt suena relajada pese a hablarnos de un desamor (“él ha desgastado este cansado corazón, pero no se ha ido, sigue en mi mente”); mientras ‘Poly Blue’ no podría sonar más serena y llena de luz; pero en otros prima la oscuridad, como en la densilla ‘Fare Thee Well’, en la que se introduce un bonito arreglo de flauta.
Aunque las canciones de Pratt son tan misteriosas y enigmáticas como su extraña voz, un misterio al que juegan también sus crípticas letras, a menudos las segundas resultan un lastre para el disfrute de estas canciones, debido a su elemento elíptico y por ende elusivo. Las letras de Pratt están llenas de frases extrañas o directamente inacabadas, de palabras solitarias, de puntos suspensivos… lo cual sería menos problemático si pareciera que no canta sus temas con intención de que resulten ininteligibles… En ‘Quiet Signs’, por cada frase hermosa que aparece en sus canciones, como “your season in, certain summers bring, her delight — a quiet in the din”, que parece de Emily Dickinson, aparece otra extraña o balbuceada que nos distancia definitivamente de Pratt, como si la artista quisiera mostrarse vulnerable, pero nunca del todo.
Por suerte, a las nuevas canciones de Pratt le han sentado de lujo pasar de su casa al estudio y si por momentos resultan demasiado opacas, la cantante lo compensa nutriendo sus temas con otras sonoridades. Por ejemplo, el cruce de guitarras de ‘Here My Love’ crea un precioso tapiz de sonido, mientras algunos temas, como el hipnótico ‘Aeroplane’, efectivamente escrito desde el cielo, incluye un seductor organillo. Aunque estos instrumentos pueden parecer anecdóticos frente al volumen de la guitarra y la voz de Pratt, sin duda añaden un elemento de riqueza a sus canciones que invita a escucharlas una y otra vez. No es ninguna sorpresa que Pratt componga canciones tan bonitas, pero en ‘Quiet Signs’ ha dado con su colección más sólida: su sello dice que estas canciones “parecen la culminación de su estilo”, y no lo parecen: claramente lo son.
Calificación: 8,2/10
Lo mejor: ‘Here My Love’, ‘This Time Around’, ‘Poly Blue’, ‘Crossing’
Te gustará si te gusta: Joanna Newsom, Aldous Harding, Sybille Baier
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