¿Cómo te presentarías para quien todavía no te conozca?
Llegué un poco tarde a la música porque fui bailarina de ballet clásico hasta los 25. Agarré la guitarra de un modo muy casual hasta que me di cuenta de que podía hacer canciones con los textos que tenía, porque escribía poemas desde pequeñita. Supe que me iba a dedicar a ello aunque ni mi padre ni mi mejor amiga me apoyaron y ahora tengo ya 5 discos, no he parado de hacer canciones. Aunque al principio no sabía ni tocar ni cantar, siempre he confiado en mis canciones, no tanto en mi voz. Anduve un año en México y no tenía una banda consolidada, pero ahora tengo una banda con la que tiramos más hacia el rock. El disco es más pop, pero he querido que los músicos aporten su sonido. Hemos añadido arreglos diferentes. Es mucho más rico ahora. Volvería a grabar este disco…
¿Qué quieres decir con que tu padre y tu mejor amiga no te apoyaron?
No me apoyaron al principio. En aquella época vivía en Estrecho con cuatro amigas y venían mucho Vetusta Morla, porque una salía con Jorge. David El Indio sí me apoyó, me dijo: «tienes canciones, dale duro». Pero Marta, que vivía conmigo, y mi padre me decían: «existen los hobbies» (risas) No tuve un apoyo fuerte.
¿Y sigue siendo tu mejor amiga?
Me da mucha estabilidad, es muy escéptica. Ahora viene a todos los conciertos, pero era cuando yo había dejado de bailar después de haber bailado en Turín y en otros lugares. Pero no me llenaba. Y al ponerme con la guitarra con 25, 26 años, me decían: «¿dónde vas?». Y no tenía una voz que me dijeran nunca «qué bien cantas», no sabía cantar. Pero sabía que tenía algo que decir.
Supongo que si escribías poemas, para ti las letras serán lo más importante…
Sí, totalmente. Y mi amor por el escenario. Porque hay gente que no tiene la necesidad de salir al escenario, lo cual es adictivo, como se puede ver en Bob Dylan. El escenario es algo necesario para los que necesitamos el aplauso.
¿Por qué dices que empezaste tarde? Sé que el pop premia la juventud pero Leonard Cohen empezó con 33 años.
Lo tengo como referente, y Chavela Vargas, o Patti Smith, que empezó con 30. Es una cancioncilla que me he ido contando. Ya tengo 5 discos, pero sí me hubiera gustado llegar mucho antes. Yo no sabía tocar la guitarra, pero ahora mi músico Marcus Wilson a veces me ha dicho: «mejor esto hazlo tú». Tengo una manera de tocar la guitarra muy peculiar pero me costó mucho llegar a ella.
«Aunque al principio no sabía ni tocar ni cantar, siempre he confiado en mis canciones, no tanto en mi voz. Sabía que tenía algo que decir»
¿En qué canción tuya podemos apreciar tu manera peculiar de tocar la guitarra?
‘La cabaretera’ de ‘Los amantes’, con la que abrimos el concierto de este viernes. O la guitarra de base de ‘Al-Andalus’. Yo no quería tocar en esa, pero me dijo Manuel que tenía que tocarla yo porque él no sabía hacer eso. Le doy golpecitos a la guitarra, lo que viene de mi etapa de El Búho Real, el Libertad 8… Empecé tocando con Jorge de Vetusta Morla, pero él no quería hacer una banda de rock, luego tuve el grupo de rock El Último Grito, luego llamé a Guille Galván, David Cadenat, Daniel Elorriaga… y ya ahí vi mis carencias y estuve un tiempo aparte. Tuve un periplo en el mundo de los cantautores, pero actuaba sola y di más protagonismo a la percusión. Me gusta darle golpes a la caja en los momentos más viscerales (risas).
¿Sigues en contacto con Vetusta Morla?
Ya no tanto, hace mucho que no voy a verlos. Pero justo ayer les iba a invitar a venir, pero nunca pueden, andan muy liados. Jorge tiene Infarto Producciones y lleva a una amiga y Puchi le hizo coros hará un año. Les tengo un cariño enorme. Son un ejemplo de lo que es el rock, una búsqueda constante y de sentirte muy libre.
«Vetusta Morla son un ejemplo de lo que es el rock, una búsqueda constante y de sentirte muy libre»
Veo que hablas mucho de rock y poco de ser cantautora, aunque lo más importante sean las letras. ¿Quiénes son tus referentes?
Tampoco hacemos rock porque hay canciones muy acústicas, muy pequeñitas, pero sí llevo dos guitarras eléctricas. Alex Turner de Arctic Monkeys dice que para él lo más importante son las letras. Yo necesito al grupo. No soy de ir a conciertos de cantautores. Lo que me gusta son las canciones vestidas con un grupo.
¿A quién te sientes cercana? Porque hay momentos un tanto Calexico en el disco. ¿Qué has ido a ver en directo o cuáles son tus referentes?
Arctic Monkeys, nudozurdo que se acaban de separar, Cat Power, Nacho Vegas, Leonard Cohen siempre que ha venido, Bob Dylan me muevo para verle… Son muy rock en el sentido de vida. Me gusta leer sus entrevistas, saber lo que leen, la vida que llevan.
¿Qué lugar crees que ocupas o te gustaría ocupar en la industria musical ahora que se habla tanto de música urbana, de que hay poco espacio para el rock, para los cantautores, cuando Zahara hace pop electrónico, casi no hay cantautores masculinos…?
Me preocupa esta irrupción del trap. Yo espero que haya lugar para todos. Me gustaría llegar a tener un sonido con mi grupo que sea identificable. Aún no he llegado a eso. Me encantaría poder ocupar un lugar más grande que el mío, que es muy pequeñito. No sé si me tendría que preocupar más por el estilo, pero el rock se reinventa cada día, es su esencia. El rock es una forma de vida. Es como el flamenco, se reinventa, no es algo antiguo ni anclado en el pasado.
Ponme un ejemplo de evolución del rock a través de un artista.
(piensa) Angel Olsen. Para mí es rock lo que hace. Es folk-rock si toca sola, pero suena moderno y emociona. A mí me suena nuevo, lo que pasa es que tenemos que nombrar de alguna manera lo que se hace. El rock engloba tanto… es una manera nuestra de nombrarlo, pero para mí es vestir una emoción, una historia con los ingredientes más auténticos que uno tiene. No comulgo con la búsqueda de un estilo por fuera, a mí eso no me llega.
‘Introducción al baile’ es de las que tiene esos arreglos tex-mex. ¿Cómo surgieron?
Tiene que ver con que coincido en gustos con Fernando Vacas. Tiene ideas muy geniales en cuanto a arreglos. La máquina que suena viene de que le gusta mucho un disco de Roger Waters que se llama ‘Flickering Flame’ y tiene ruidos de caballos, de trenes… Fernando quería ir más lejos con el ruido de máquina y cabaret… pero yo pienso en los directos y me entra la practicidad…
«El escenario es algo necesario para los que necesitamos el aplauso»
¿Qué querías decir con que te gustaría regrabar el disco?
Quiero decir que se grabó de una manera… Llamé a Fernando porque había tocado las canciones en México pero no tenía una banda. Sabía lo que había hecho con Russian Red y quise hacer un disco sencillo, con guitarras bonitas. Y él me dijo que las veía con banda, con la visceralidad del rock, que es donde yo disfruto. Pero ahora estas canciones han rodado más como yo quería que rodasen, han crecido en el local. Eran temas que no habían sonado en directo salvo en México o Nueva York, donde los había tocado yo sola, y yo soy partidaria de que las canciones hay que tocarlas con banda antes de meterte en un estudio.
Te veo muy en el enfrentamiento de sonar con banda o sonar sin banda, pero el disco yo lo veo más entre la pulcritud y la aspereza, sin decidirse por ninguna de las dos.
Ahora mismo estoy por hacer algo que, al margen de un sonido más vintage, suene más pulcro. Creo mucho en estas canciones, está funcionando muy bien el directo. ‘Calle Durango’ la hemos subido medio tono. ‘Como los girasoles’ la modulamos y tiene un subidón que no sé cómo no vimos antes. Tuve muchos problemas grabando estas canciones y tiene que ver con la forma de trabajar de Fernando, aunque la primera responsable soy yo.
¿Cuál es la visión de Fernando?
Más que el sonido, si algo queda sucio le gusta, dice: «Esto mola, esto sucio tiene grano».
«‘Calle Durango’ es de las más logradas del disco y tiene mucho que ver con México. Es gente que guarda una tristeza muy profunda, pero siempre está pendiente de la vida, precisamente porque tienen la muerte muy presente»
‘Calle Durango’ es una de mis canciones favoritas. Cuidas mucho las letras, pero en realidad el estribillo de esta simplemente es un «venga va».
(risas) Lo del «venga va» es una autoanimación, de ese momento en el que los que somos un poco bipolares, nos venimos abajo. Es de una época en que andaba muy perdida, cuando murió mi madre. Me fui a un concierto a México, pero me salió un festival y decidí quedarme en Navidad. Las estrofas cuentan una historia más concreta, de alguien que se va, de hecho es un músico, y yo decido quedarme, no vuelvo a Europa. Fue la primera Navidad que pasaba con otra gente, y surge de la necesidad de buscar la alegría. Por eso no volví. Me suponía mucho. Es una canción que nace de un sentimiento depresivo pero va hacia la luz, a buscar el mar, a buscar la vida. Combina las dos cosas, es de las más logradas del disco y tiene mucho que ver con México. Es gente que guarda una tristeza muy profunda, pero siempre está pendiente de la vida, precisamente porque tienen la muerte muy presente. Es sobre disfrutar del momento.
‘Discúlpame, placer’ es algo más ambigua. No sé si habla de una autolesión, de luchar contigo misma, de la culpa de placer… Y además terminas repitiendo una y otra vez «soy inocente», como convenciéndote a ti misma.
Siempre he tenido un sentimiento de culpa, vengo de una familia muy católica, aunque mis hermanos no lo tienen tanto…
«Con un sentimiento de culpa una cree que no merece las cosas buenas»
¿Eres la mayor?
Soy la de en medio. Me fui de casa a bailar a los 16 porque el ambiente familiar era tenso y conflictivo y siempre me sentía responsable. Siempre he tratado de hacerme la alegre, por eso digo «discúlpame, placer». Cuando volvía a Madrid iba a muchas fiestas, evadiendo mi tristeza. Pero se me veía la depresión. De ahí viene lo de autolesionarme, me he dado mucho con el látigo, empezando por el ballet clásico, en el que te tienes que vendar los dedos y hay mucha sangre. Con un sentimiento de culpa una cree que no merece las cosas buenas. Me gusta mucho la canción, no sé si le dimos todo el cariño que merecía. Me gusta más con piano. A guitarra no me gusta nada.
‘Me gustas tú’ es de corte más alegre, aunque aparece un Lexatin. Hay un componente trágico.
Me hace gracia porque ni el chico me gustaba tanto ni la historia daba para más, pero quería una canción que me alegrase, que me pusiese contenta al tocarla. Ya no llevo Lexatines en el bolso pero antes tenía por ansiedad. Estoy mucho más estable ahora. Me da miedo estar estable y dejar de componer, pero prefiero estar estable (risas).
«Me da miedo estar estable y dejar de componer, pero prefiero estar estable»
De todas formas el disco tampoco tiene un poso tan trágico.
Yo soy muy optimista, tengo momentos muy bajos, pero soy muy optimista. Cuando estoy contenta no me siento a escribir una canción. Jorge Drexler decía el otro día que había escrito creo que con Shakira, pero que no iba con él escribir canciones profesionalmente. Yo no puedo escribir una canción alegre, siempre escribo desde un estado más depresivo.
Esto de «reconquistar Al-Andalus» del tema así llamado, suena un poco raro tal y como está el país…
(risas) Fue muy casual, esta canción la toqué en Nueva York y la gente me decía «¡no toques esto aquí! Al-Andalus es lo de los árabes» (risas) Escribí la canción desde un lugar descreído, de mi falta de fe en las relaciones de pareja. Es como la frase de ‘Love’ de John Lennon «Love is asking to be loved»: «Te voy a pedir esto, pero dudo que lo vayas a hacer». De ahí me vino la idea de Reconquista, algo grande y difícil de conseguir. Es algo difícil, pero juntos igual podemos. Ahora que me lo planteas, el chico (al que va dedicada) es muy político, activo, intelectual. Igual viene de ahí (risas) Le interesaba mucho la actualidad, la noticia, este partido. No lo había pensado nunca.
¿Pero el chico era muy de la reconquista o de la unidad de España?
El chico es manuelista, no tiene nada que ver (risas) Tiene un gran amor por el país, aunque muy de izquierdas.
¿Por qué has hecho el vídeo de ‘A Sangre Fría’? ¿Era una de las que más orgullosa estabas por estructura y sonido?
No es de las canciones más logradas, hubiese elegido ‘Calle Durango’, pero la chica que quiero que haga ese vídeo anda con otros proyectos. ‘A sangre fría’ se lo propuse a un amigo fotógrafo que ahora vive en Suiza. Le gusta más el rock, era la que más le gustaba y quería que fuese con banda. Tenía unas ideas concretas para esta canción que gira alrededor de mi familia. Pero es la menos indicada porque dura como 6 minutos.
«‘Atención peligro’ a la sociedad a no aburguesarnos, a caer en la pereza, en el hastío. La portada soy yo con gafas, sombrero y mirando a otro lado, y lo que quiero decir es que hay que tener mucho cuidado con eso»
En cuanto a la portada del disco, ¿es un choque de ideas o tú eres el peligro?
Iba a ser otra portada, un salto mío bailando de hace un montón de tiempo. Pero con una amiga fotógrafa fuimos a Lisboa y me gustaron las fotos. El nombre de ‘Atención, peligro’ viene de «Mariposas», en la que se habla de «peligro de derrumbamiento». Viene del miedo a que me hagan daño, a hacerme daño yo, a resbalar y no salir. Lo escogí porque tiene más acepciones y un poco de ironía. ‘Atención peligro’ de la sociedad a no aburguesarnos, a caer en la pereza, en el hastío, a dar las cosas por sentado, a mirar hacia otro lado y hacer como que aquí no pasa nada y hacer una fiesta. La foto soy yo con gafas, sombrero y mirando a otro lado. Es pop, ochentera… y lo que quiero decir es que hay que tener mucho cuidado con eso. Mi madre siempre sonreía, era la reina de las convenciones, de aprender a sonreír todo el rato. Y no. Si quieres llorar, llora.
Este disco se iba a presentar en otoño en Madrid, pero al final es el 22 de febrero. No sé si quieres explicar por qué se ha retrasado.
Nunca he anulado a un concierto y menos a 3 semanas, aunque mejor que haya sido así. Jota (guitarrista) falleció el 20 de noviembre, con 37 años, por un cáncer de pulmón cogido muy tarde, con un hijo de 3 años. No estaba para promoción, él estaba muy enfermo y el concierto de Radio 3 de septiembre ya lo hicimos sin él. Nos dijeron que no iba a salir del hospital y hasta que él no descansó yo andaba muy tocada. Esto nos ha unido mucho a celebrar la vida, parece que la muerte es para los mayores, pero no.
¿Era uno de tus músicos de estudio o de directo?
De directo y estudio. Empezó a tocar conmigo en ‘Movimientos circulares’. Le conocí en la radio, luego hicimos ‘Los amantes’, y ‘Atención peligro’. También teníamos un proyecto de spoken word llamado Sí Muerdo. Era tranquilo, serio, un gran amigo. Una persona con pocos amigos, pero de mucho hablar…
¿Qué le gustaba más de tu música o qué consejo recuerdas que te diera?
Le gustaba mucho el riesgo, era muy moderno, le gustaban cosas muy dispares, siempre iba con un libro en la mano. Yo tenía miedo de que ‘Me gustas tú’ pareciera frívola, y él decía: «qué va, está guay». La que más le gustaba era «Mariposas» o canciones más diferentes. Andaba siempre al margen, me ponía al día de todo, era un gran lector vuestro, de Mondosonoro, pero luego siempre apostaba por los clásicos, iba a la radio y recomendaba ‘White Light/White Heat’ de la Velvet, se quedaba con todos. Tenía una personalidad que me inspiraba mucho. Era muy serio, pero muy divertido.
Finalmente, ¿tienes canciones nuevas en las que estés trabajando?
Todavía no las he puesto en común, pero ahora compongo más con el piano y con el piano van por otro lado, son más profundas. En cuanto a la letra, giran más alrededor de mi visión del mundo, siempre habían sido alrededor de la pareja y las que tengo ahora no.