Noel Scott Engel –este era su nombre, real, aunque por motivos comerciales empleaba Walker, el del grupo en el que se inició– nación en Ohio en 1943. Siendo aún un adolescente, se unió como bajista y cantante principal a John Maus –fallecido en 2011, no tiene nada que ver con el artista contemporáneo del mismo nombre– y Gary Leeds, formando The Walker Brothers. El trío facturaba un pop soul que respondía a la Invasión Británica que comandaban The Beatles y The Rolling Stones, logrando un paradójico éxito en Reino Unido con singles como ‘The Sun Ain’t Gonna Shine Anymore’ o ‘Make It Easy On Yourself’, versión de Bacharach y David, que fueron número 1 en las Islas Británicas.
El grupo destacaba, sobre todo, por la profunda voz de Scott, que pese a su juventud sonaba ya como la de un experimentado crooner. Parecía una simple cuestión de tiempo que tomara su propio camino. Y así ocurrió tan sólo un par de años después de su éxito, cuando publico ‘Scott’ (1967), el primero de una serie de cuatro discos llamados igual –seguidos de su número de orden detrás– que constituyen en sí mismos una leyenda de la historia de la música pop. Cuatro álbumes en los que Walker alternaba composiciones propias con otras de Jacques Brel, André y Dory Previn, Tim Hardin, Bacharach y David o Henry Mancini, estableciendo un canon de crooner rock que después ha sido emulado y citado como referente por coetáneos como David Bowie o Leonard Cohen y herederos como Nick Cave, The Divine Comedy, Pulp, Richard Hawley o Jack.
Sin embargo, Walker se fue volviendo cada vez más esquivo con el showbusiness y, tras una reunión temporal de The Walker Brothers en la segunda mitad de los 70, desapareció del foco hasta mediados de los 80, cuando publicó ‘Climate of Hunter’ (1984), en el que ya mostraba ciertas inquietudes que se alejaban de su figura más clásica, con cierta experimentación ambient. Tras una nueva desaparición, regresó en 1995 con ‘Tilt‘, un disco donde esa faceta avant-garde fue aún más drástica, logrando excelentes críticas.
Desde entonces, cada paso artístico se iba haciendo más y más adusto, con obras tan desafiantes como ‘The Drift’ (2006) o ‘Bish Bosch‘ (2012). Como indicábamos al inicio del artículo, esta deriva experimental culminaba con una insólita alianza con el grupo norteamericano de drone metal Sunn O))), con los que creó el álbum audiovisual ‘Soused‘. Sus últimos trabajos musicales conocidos fueron sendas bandas sonoras: la de ‘La infancia de un líder’ (2015), debut de Brady Corbet; y la de ‘Vox Lux‘, segunda película del actor y realizador norteamericano, protagonizada por Natalie Portman y que incluye también música de Sia.
Quizá conocedores de que Walker estaba atravesando un bache de salud, la BBC celebró el cancionero de su primera era en solitario en 2017, en el certamen de música clásica Late Night Prom, con invitados como Jarvis Cocker, Susanne Sundfør, Richard Hawley o John Grant que cantaron sus canciones. A todas luces, con la muerte de Scott Walker se pierde a un artista único, que gestionó el éxito de sus primeros años reconduciéndose hacia la creación artística más vanguardista, logrando ser igualmente influyente en cada una de sus etapas.