Música

Hit de ayer: cuando Scott Walker cantó por Bob Dylan con The Walker Brothers… y con Nick Cave

La muerte de Scott Walker hace unos días ha vuelto a recordarnos la importancia de este músico por su influencia en sucesivas generaciones musicales: empezando por sus propios contemporáneos (Bowie era un enorme fan) y siguiendo por artistas ya de los 80 (de los tecno-experimentalistas Ultravox a los comercialísimos Abc pasando por Nick Cave en su etapa más underground), los 90 (Tindersticks, Jack) y hasta llegar a los millenials (The Last Shadow Puppets casi parece una banda tributo de Walker). Lo más curioso es que Walker hizo avanzar la música en realidad mirando hacia atrás… él venía de Sinatra, de los crooners, de los chansonniers europeos (Brel principalmente) y quiso crear a partir de esos elementos -tan a priori obsoletos- usándolos en un contexto más experimental a nivel musical (orquestaciones más abigarradas e inquietantes) y lírico (letras repletas de observaciones y comentarios políticos).

También era un fan fascinado por Bob Dylan. En los repasos a las canciones más señaladas de Scott Walker en estos días hemos recordado y disfrutado de los habituales clásicos, pero las joyas son incontables, incluso entre el material menos conocido, y entre ese material Walker grabó dos bellísimas versiones del genio de Minnessotta con treinta años de diferencia: en su primera época como parte de los Walker Brothers (1965) y ya como artista en solitario en 1996.

Los no-hermanos Walker seleccionaron el ‘Love Minus Zero’ de Dylan para ser incluida en la grabación de su álbum de debut (‘Take it Easy with The Walker Brothers’), en el que llamaba la atención rodeada de un repertorio repleto de compositores de pop “adulto” (Burt Bacharach, Randy Newman, Pomus y Shuman…). En su libro ‘The Walker Brothers: No Regrets – Our Story’, el co-vocalista John Walker comentaba que la elección fue inusual pero que extrañamente funcionaba. Ciertamente, la combinación de las letras surreal-románticas con tintes políticos de Dylan con un arreglo de pop orquestal resulta una extraña delicia y de algún modo parecía señalar el camino que Scott seguiría sobre todo a partir de ‘Scott 4’. Además, es otro ejemplo de la fórmula que llevó al éxito a la banda: la exquisita armonía entre las voces de John y Scott con un fondo de pop spectoriano muy orquestado. El camino lo había allanado la propia mano derecha de Phil Spector, Jack Nietszche, cuando produjo y arregló su single ‘Love Her’, un estilo que ya exiliados a Inglaterra siguieron replicando con la ayuda del productor John Franz y el reputado orquestador Ivor Raymonde (habitual de todos los hits de Dusty Springfield).

La canción servía además como prueba del potencial pop de las melodías -a priori folkie- de Dylan: el mismo año del terremoto comercial y estilístico de ‘Mr Tambourine Man’ de los Byrds, que supuso el nacimiento del folk-rock, los Walker Brothers probaban que la versatilidad de Dylan podía hacer funcionar sus melodías en otros estilos también. Eso sí, recortando la letra a sólo dos estrofas… requerimientos de la inmediatez del pop (y eso que la original

era bien breve). Con todo, ese legendario comienzo con los versos “mi amor habla como el silencio / sin ideales ni violencia / no tiene que decir que es fiel / y sin embargo es auténtica como el hielo, como el fuego” retiene toda su emoción romántica.

Flash-forward a treinta años después: Nick Cave -quien antes de asociarse con Warren Ellis para sus exitosas bandas sonoras en el nuevo milenio ya hacía sus pinitos en el mundo de la música para películas en los 90- acepta el encargo de musicar ‘To Have and to Hold’, un film australiano de 1996. Lo hace, como en su BSO anterior, junto a Mick Harvey y Blixa Bargeld. Y enterrado entre una larga serie de temas de música incidental bastante olvidables, se encontraba sin embargo un tesoro refulgente: una versión del ‘I Threw It All Away’ de Dylan (un tema poco conocido del ‘Nashville Skyline’) cantado por Scott Walker.

El cantante aceptó misteriosamente esta colaboración, un retorno momentáneo a un estilo notablemente más digerible que el de su celebrado ‘Tilt’ de un año antes, en una pieza que resulta brillante, envuelta en un oropel orquestal fabuloso que encaja a las mil maravillas: piano, oboe, y un sueño de cuerdas recubriéndolo todo (y arregladas por Barry Adamson). Sobre ese lienzo, Walker canta con su estilo inconfundible, teñido de una fragilidad totalmente acorde con la letra de arrepentimiento (“hace tiempo la tenía en mis brazos / y ella decía que siempre se quedaría / pero fui cruel, la traté como un idiota / lo eché todo por la borda”). Es una viñeta de poco más de dos minutos y medio (al igual que la original) que cerraba el círculo de su ciclo dylaniano. Habría estado muy bien saber -por cierto- cuál era la opinión de Walker sobre las recientes incursiones de Dylan en el American Songbook de sus últimos discos. A veces las aventuras musicales viajan en doble dirección…

Scott Walker y los Walker Brothers suenan en la última entrega del podcast de Jaime Cristóbal, Popcasting, disponible en este enlace.

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Publicado por
Jaime Cristóbal