De hecho, si algo es el paso de Dion por Carpool es una sucesión de escenas totalmente random: cuando entra en el coche a duras penas habla, eso sí, se arranca a cantar a cada palabra emitida por Corden llegando a ser un poco «annoying», y en un momento Dion habla sobre sus miles de zapatos, que guarda en una especie de «almacén», y descubre que Corden a hablado con su equipo para que le entregara unos pares y, una vez con Dion, dárselos a los transeúntes. También hace el «baby shark» en plan dramático.
Dispuesta a hacer el show incluso más que el propio Corden, que no deja de alucinar en varios puntos del episodio, Dion hace el tonto pero no deja de parecer un pelín condescendiente. ¿Será que conoce poco el formato? El episodio se salva al final, cuando Corden y Dion visitan las fuentes de Bellagio en Las Vegas para replicar la escena más famosa de ‘Titanic’ cantando ‘My Heart Will Go On’. Y no por nuestros protagonistas, sino por las caras que deja el público viendo el panorama, entre la fascinación y el estupor.