Nada es asible ni cierto en el universo de ‘Kevin’, y este cuarto álbum en solitario del miembro de Anímic ofrece tantas certezas como incertidumbres. Compuesto incluso antes de que se publicara ’Blanc’ (2018), su música es totalmente coherente con lo expuesto en aquel fantástico disco –cortes como ‘Cavall Blanc’ y ‘Res’ eran un claro precedente de este trabajo–. Pero a la vez le sitúa en un espacio totalmente inédito, en el que los retazos folkies mutan lenta y naturalmente –como ese humo que flota y le envuelve– hacia una reinterpretación jangle pop del llamado soul “easy loving”, aquel que tenía a Minnie Ripperton y Roberta Flack como iconos. ¿Es ‘Kevin’ un disco clásico, entonces? ¿O es un disco tan contemporáneo (y retro a la vez) como ‘Blond’ de Frank Ocean, ’Currents’ de Tame Impala o ‘Midnight Snack’ de Homeshake?
Sea lo que sea, presume de un diseño de sonido alucinante, poco frecuente en un álbum publicado en nuestro país y, más aún, en un álbum publicado en nuestro país desde casi la autogestión. Cabe señalar aquí la grabación y co-producción de su colaborador frecuente Jordi Matas, con el que esculpe un sonido casi físico y tangible, partiendo de un rico minimalismo que conecta con otros músicos próximos en intenciones y presupuestos como son Sen Senra y Carmen Boza. Casi podemos tocar con nuestras manos las pistas por separado, con ese bajo sensual y exuberante, los teclados flotantes, las guitarras que suenan como a pinceladas, las baterías que hilvanan todo (incluso con sus silencios), los adlibs (esos adictivos «¡uuuh!»s) y la voz de Ferran que, a falta de virtuosismo, tira de carisma, con una dicción cercana a la del hip hop (‘Flora’, ‘Plores o rius?
‘). De hecho, incluso sus palabras parecen más escogidas por su musicalidad que por el sentido literal que puedan tener, dejando un fuerte poso poético, más que narrativo. ¿’Kevin’ habla del amor como enfermedad o de la ruptura como un despertar? ¿Cuenta algo o nada en absoluto, como postura estética?Todo esto se potencia con unas canciones fantásticas, que invitan a acomodarse en ellas durante la escasa media hora que duran, a abandonarse a la ensoñación que ofrecen. Si bien es cierto que, como ya ocurría en ‘Blanc’ (en aquel caso con ‘Serà un abisme’), se echa de menos que haya más canciones con la altura de ‘Univers‘, una auténtica maravilla que no solo marca el tono del álbum sino que supone también su culmen. Aunque se esmeran y se acercan mucho, ‘Kevin‘, ‘Què serà de mi?‘, ‘Estrany‘ o ‘Amén‘ se ven forzadas a orbitar alrededor de aquel tema –para mí ya uno de los mejores del año en nuestro país–, ofreciendo una bonita galaxia que observar ensimismados (y ‘Caic‘, su final, es la perfecta traslación sonora de esa idea). Pero ‘Kevin’ es más que una colección de canciones: con la belleza de su sonido y ejecución, dispone una experiencia sensorial, repleta de cuestiones a las que sencillamente no es necesario responder, solo escuchar.
Ferran Palau comienza a presentar ‘Kevin’ a partir del próximo 31 de octubre, en Palma de Mallorca (Café Lisboa, ya sold out). Después estará el día 1 de noviembre en Manacor (Ca’n Lliro), el 4 en Lleida (L’Ecorxador), el 9 en Valencia (Deleste Festival), el 15 en Collbató (Festival Amadeu Vives) y el 20 de diciembre en Barcelona (Sala Apolo, con El Petit de Cal Eril).
Calificación: 7,9/10
Lo mejor: ‘Univers’, ‘Kevin’, ‘Què serà de mi?’, ‘Estrany’, ‘Plores o rius?’.
Te gustará si te gustan: el Frank Ocean más minimalista, Sen Senra, Carmen Boza, Homeshake, Men I Trust.
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