Cada corte de este trabajo lleva el nombre de una figura más o menos popular y más o menos erudita, según el caso. Héroes literarios –James Baldwin, Zora Neale Hurston, Nikki Giovanni–, musicales –Eartha Kitt, Miles Davis, Muddy Waters, Sun Ra, Betty Davis– o artísticos –Basquiat, Frida Kahlo– que no solo son referentes para Jamila por sus obras sino por sus respectivos ideales o actitudes ante la vida, como desgrana en esta entrevista imprescindible para ahondar en el disco. A través de esos nombres Woods construye un tejido de textos dedicados a empoderar sobre todo a las mujeres negras, que no solo han de vencer el racismo sino además el machismo imperante en todas las esferas sociales. Por eso ha elegido sobre todo a mujeres fuertes que vivieron contra las convenciones sociales y políticas –un linaje, palabra que emplea reiteradamente, del que se siente continuadora–. Y ha traducido sus posturas a un lenguaje contemporáneo –en buena medida, su trabajo como profesora en una escuela sin ánimo de lucro de Chicago para jóvenes autores se traslada a muchas de estas piezas–.
Acompañando a este poderoso componente lírico –aunque quizá demasiado erudito en determinados momentos, pues requiere una lectura muy profunda–, ‘LEGACY! LEGACY!’ también se eleva en lo sonoro: asistida en la mayor parte de él por el hasta ahora poco conocido productor Slot-A, Woods construye una obra que, también en lo musical, busca conectar con ese linaje a través de la pureza del soul-jazz clásico, conectándola con el presente a través de pasajes de electrónica audaz y hip hop. Crecidísima como intérprete, Jamila muestra una calidad asombrosa en números como la bárbara ‘BETTY’, ‘EARTHA’, ‘GIOVANNI’, ‘ZORA’…
Sucede que el empuje inicial mengua con números más ortodoxos o ya menos sorprendentes, como ‘FRIDA’ o ‘MILES’, aunque sin perder, en ningún momento, una elegancia digna de destacar. Pero, tras el potente interludio rockero que suponen ‘MUDDY’ y su “Motherfuckers won’t shut up”, ‘LEGACY! LEGACY!’ remonta hacia el cielo con dos maravillas incontestables: ‘BASQUIAT’ –pelotazo de free-jazz-soul con referencias a Kendrick Lamar y con un verso demoledor de Saba– y ‘SUN RA’ –R&B inclasificable y hermoso–, con los que Jamila Woods transita por la gloria de la música negra contemporánea, erizando el vello y fascinando.
Desde esas cotas, el aterrizaje del álbum es un dulce y ligero descenso con ‘OCTAVIA’, ‘BALDWIN’ –con la poderosa trompeta de Nico Segal, antes conocido como Donnie Trumpet– y la nada prescindible transformación de ‘BETTY’ el numerazo house con el que se cierra el disco. No cabe duda de que con ‘LEGACY! LEGACY!’ Jamila Woods ha ascendido varios peldaños de golpe en el escalafón del nuevo soul. No nos extrañaría lo más mínimo verla codearse con los más grandes en los próximos años.
Calificación: 8,2/10
Lo mejor: ‘BASQUIAT’, ‘SUN RA’, ‘BETTY’, ‘EARTHA’, ‘GIOVANNI’, ‘ZORA’
Te gustará si te gustan: Solange, Janelle Monáe, Anderson .Paak.
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