El show no estuvo tan mal. En la estela de su colega Beyoncé, con la que Shakira compartió ‘Beautiful Liar’, incluyó un cuerpo de baile preocupado por la composición y el montaje; algún featuring, en este caso Camilo y Pedro Capó en el remix de ‘Tutu’, su single actual; y un hit para comenzar y otro para terminar. Más acertado ‘She Wolf’ que ‘La La La’, que no es tan buena como el ‘Waka Waka’ ni mucho menos ‘Hips Don’t Lie’. Quien hubiera roto La Caja Mágica en Madrid habría sido Maluma con ‘Chantaje’ o Carlos Vives con ‘La bicicleta’, pero al menos se agradece que el popurrí de 7 minutos dejara respirar las 3 composiciones en lugar de forzar 6 aceleradas a lo Beyoncé.
Por otro lado, si bien es cierto que hay pregrabados, se aprecia que Shakira está entrando en directo en varios momentos, una combinación totalmente aceptada hoy en día; y la puesta en escena no es un descalabro. Es verdad que es tan austera que en algunos planos parece un ensayo: cuando entra el público para botar en ‘La La La’ ahí hay tan pocos fans que el sabor que queda es un poco triste. Sin embargo, es innegable que Shakira está en buen estado como «performer», mantiene intacto su carisma y que su elección para este evento es acertada. Seguramente esto es lo que podía dar de sí el presupuesto que hubiera.