Ese mueble de Ikea que, como tú, nunca queda igual que la primera vez cuando lo destrozan, ese antro en el que nadie parecía tener corazón, ese mundo en el que «llamar se ha convertido en algo obsceno» en contraposición a enviar un mensaje o ese máster en Documentación que tenemos todos… para localizar en redes sociales a una persona a la que hace demasiado que no vemos son algunos de los temas de este libro. Algunos de estos textos terminaron siendo canciones, como ‘Mi dolor matutino de tristeza’, que fue la génesis de ‘Oh, salvaje’. Y otros lo serán en el futuro, como ya ha anunciado en las entrevistas, en concreto ‘En dos’, ‘El teorema de los cuerpos’ y ‘Domingo de resurrección’.
Algunos aparecen demasiado crudos o por pulir, como es el caso del relato ‘El empotrador’, que pide más desarrollo y más humor; pero el libro no puede ser más actual, devaneando entre la nostalgia de las cartas que nunca se escribieron y la pereza de la adicción a WhatsApp. Zahara ha demostrado ya muchas veces ser una persona con mucho que decir
, y una generación y media comulgará con su retrato de la promiscuidad (“dudé sobre si alguna vez me había acostado con él”), la esclavitud de la vida moderna o el bobo anhelo del amor idílico. Sobre el «amor de tu vida» se proclama que «todos lo han sido antes, como todos lo serán después». Zahara ha dicho también que «uno de los grandes males de nuestra sociedad es la rápida consecución de casi todo lo que queremos: en las relaciones, en el sexo, en el consumo», y esa máxima alcanza a los personajes de ‘Teoría de los cuerpos’, donde no siempre la narración es autoficción de Zahara, sino en ocasiones la voz de un niño, de un hombre o de una mujer mayor que ella.Lo mejor es el «comeback» de los semaforismos, donde si bien la mayor influencia de Zahara en este libro es Ben Clark, que escribe el prólogo, es imposible no pensar en Gloria Fuertes o en Ajo. Pura sabiduría en dos líneas, con episodios tan divertidos como «odio tener que decir «te lo dije», sobre todo a mí misma». 7. Disponible en Amazon.