Calcutta es un cantautor italiano surgido del underground de Latina, una población de la región de Lazio. Tras la pinta de un Mac DeMarco a la italiana, en realidad lo suyo es un pop rock de hechuras clásicas, con ecos de la canzione como Battisti o Gaetano (al que homenajea en una canción llamada así) y toques de psicodelia, también de contemporaneidad soul y R&B. Debutaba en 2015 con ‘Mainstream‘, un disco ecléctico e imaginativo en lo musical pero con gancho comercial, que propició un éxito creciente. Hasta en dos ocasiones se reeditó el disco con material extra, como el single tropical ‘Oroscopo’.
El pasado año llegó el segundo capítulo en la carrera de Calcutta, un álbum titulado ‘Evergreen‘ que le ha confirmado como una gran estrella en su país, incluso a pesar de pertenecer a una compañía independiente (Bomba Dischi). Lo ha logrado gracias a extensas giras por el país transalpino y a maravillas como ‘Orgasmo
‘, ‘Sorrisso (Milano Dateo)‘ y sobre todo ‘Paracetamolo’, que se convirtió en un pequeño fenómeno y fue doble platino.Buena parte de la culpa puede la tiene su sencillo pero fantástico vídeo, en el que un personajazo interpretado por un actor desconocido, Angelo Cipriani, da vida a un hombrecillo entrañable que se enamora de un mujerón, en toda la extensión de la palabra. Y ahora, aprovechando que la gira europea de Calcutta pasa por nuestro país –las entradas para su concierto en la Sala Apolo de Barcelona el 7 de diciembre están agotadas; no así las del 9 de diciembre en el club Ochoymedio–, se lanza una versión en castellano de la canción. Titulada, claro, ‘Paracetamol’.
La letra es una sencilla traslación de sus tan románticos como cómicos versos originales sobre ese enamoramiento que lleva al corazón del protagonista a ir a mil. Por eso el encanto de la adaptación no pierde un ápice de fuerza, conservando el poder de sus cuidados arreglos y de su memorable melodía. Para más inri, han tenido a bien hacer un clip especialmente filmado para la ocasión siguiendo al mismo Angelo Cipriani en un viaje a Madrid, visitando museos, El Retiro, El Escorial, comiendo bocadillos de calamares y conquistando a los locales. La palabra «encanto» se queda corta.