Alex O’Connor es un chico blanco heterosexual de una familia totalmente normal en el condado de Hampshire que se crió escuchando a Queen, ABBA, Stevie Wonder, Weezer y Green Day. Solo que, gracias a su asombroso talento para la composición y los arreglos musicales y tras estudiar en ese vivero de artistas que es la BRIT School, vivió un golpe de suerte: apenas contaba los 18 cuando, tras aparecer en algún medio especializado británico por sus dos primeros y autoeditados discos, su página de Soundcloud llegó a manos y oídos de Tyler, the Creator.
Su reconocible presencia en ‘Boredom’ –del fantástico ‘Flower Boy’– expandió la popularidad de Rex Orange County… lo cual surtía un efecto adverso en Alex: los continuos viajes y la presión le sumergirían en un bloqueo que le impidió escribir canciones nuevas y buenas durante un tiempo, como narró explícitamente a principios de año en su estupenda reaparición con ‘New House’. Eso, un nuevo hogar (con una nueva pareja), le ayudó a reenfocarse y volver a componer las canciones que ahora conforman su debut multinacional, este estupendo ‘Pony’.
Con la excelsa ’10/10’ como joya de la corona, estamos ante un disco en el que esas influencias de soul, pop, jazz y rock clásicos citadas dos párrafos arriba –a los que hay que sumar a su padrino Randy Newman, Ben Folds, Frank Ocean y Rufus Wainwright, con el que comparte ciertos rasgos vocales (‘Every Way’ es un ejemplo evidente)– se fusionan en un chorro de energía y emoción considerable. Los suntuosos arreglos que O’Connor ha diseñado con Ben Baptie (Arcade Fire, The Black Keys, Florence + The Machine) plantean un constante y divertido juego en el que emergen, se esconden, vuelven a irrumpir renovados… una verdadera gozada.
Rex Orange County deslumbra en ‘Laser Lights
’ –como si a Stevie le hubiera dado por rapear–, ‘Face to Face’ –como Paul Simon haciendo R&B–, ‘Never Had The Balls’ –como si The Divine Comedy se hubiera educado en Los Ángeles, aunque Hannon difícilmente cantaría eso de “nunca tuve las pelotas para decirte…”– o ‘It Gets Better’ –como si Rufus hiciera una versión de algún tema de ‘channel: Orange’–. Y, en la misma medida, logra tocarnos la patata en ‘Always’ –maravillosa, aunque la secuencia pierda dinamismo al situarla como corte 2–, ‘Stressed Out’ y ‘Pluto Projector’ –una auténtica joya, con esa transición de lo íntimo a lo maximalista y vuelta atrás–, únicamente perdiendo algo de fuelle hacia su final. En unas y en otras, O’Connor exhibe una honestidad desarmante, exponiendo sin pudor esos momentos difíciles en los que la fuente de la inspiración se le secó, su añoranza por los viejos amigos de su barrio –con la certeza de que las cosas ya no pueden ser igual con ellos–, su repulsión hacia los que se le acercan ahora que es conocido con la única intención de sacar partido o su amor y confianza desaforados por la mujer que le ha apoyado en los peores momentos.Esa falta de pudor y misterio, en su caso, parecen contagiar en particular a su interpretación vocal, cuya fragilidad parece perfecta para los momentos de recogimiento, pero que funciona peor cuando la música quiere explotar: se echa en falta algo más de esa convicción que sí exhibía en canciones como ‘Sunflower’ o ‘Loving Is Easy’. Una estrella del pop tímida y sin carisma personal es algo extraño, y es lo que Rex Orange County aparenta ser en este ‘Pony’. Quizá es que le sobre honestidad y le falte misticismo para que el público le preste más atención. Es la única explicación que encuentro a que alguien tan discreto en lo creativo como su compatriota Lewis Capaldi (el halo de «eterno perdedor» es un valor añadido en su caso) logre triunfar a gran escala y él lo haga con mayor modestia.
Calificación: 7,7/10
Lo mejor: ’10/10′, ‘Pluto Projector’, ‘Always’, ‘Laser Lights’, ‘Never Had The Balls’
Te gustará si te gusta: Stevie Wonder, Clairo, el Rufus Wainwright más pop, el Frank Ocean de ‘channel: Orange’
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