Como informa la prensa generalista, por ejemplo el diario El País, la juez ha reconocido “la falta de educación, el mal gusto y el lenguaje soez utilizado por el acusado”, pero no acredita que haya incurrido en un delito. Además, recuerda que las afirmaciones se produjeron en el muro de Facebook de Toledo, por lo que se sobrentiende que se dirigían a sus seguidores, “personas que comparten las ideas del acusado y el gusto por su especial estilo literario”. La decisión de la juez aún puede ser recurrida.
Willy Toledo ha apelado en todo momento a su derecho a “ejercer la libertad de expresión”. “No ofender a nadie. Ni a los católicos, ni a los musulmanes, ni a los seguidores de la secta del monstruo del espagueti volador”. En la vista oral ha reconocido ahora: “Mis palabras pueden ofender, igual que a mí me ofenden expresiones homófobas y machistas. Pero jamás se me ha ocurrido perseguir a nadie por sus pensamientos políticos”. Su abogado ha recordado en un comunicado tras conocerse la sentencia que “el pensamiento no delinque, y la expresión escrita o verbal del pensamiento (salvo que aliente a la hostilidad violenta contra determinados colectivos) no debe ser delito, en un país que se entienda respetuoso con los derechos fundamentales”.