Como de costumbre, la verborrea de los dos raperos, y no la búsqueda de un hit fácil que, en este disco, sí se ha dado, marca el transcurso de este ‘RFT4’ en el que las rimas no dejan títere con cabeza y las producciones vuelven a ser abrasivas a la vez que nostálgicas por el hip-hop de la vieja escuela. Se suele mencionar a Public Enemy y a N.W.A. para hablar de Run the Jewels, pero una de las canciones destacadas de su nuevo trabajo no suena realmente a ninguno de ellos. ‘holy calamafuck’ es una de esas producciones de la banda que parecen anunciar el fin del mundo, y sus truculentas percusiones arrancarían de un plumazo de su cabeza esa pelusa lacia a la que Donald Trump llama pelo. Entre los nombres involucrados en esta imponente base que también incluye gritos de guerra y alarmas se encuentra BOOTS, conocido por su trabajo en el disco-meteorito de Beyoncé
, y Dave Sitek de TV on the Radio, si bien El-P sería el productor principal según los créditos disponibles en Spotify (está listado primero). También Little Shalimar y Wilder Zoby, colaboradores habituales de Run the Jewels, aparecen nombrados.Entre referencias a un conocido personaje de la literatura inglesa, a un accidente de aviación histórico que el dúo compara con las políticas de drones actuales, a las drogas psicodélicas o a los multiversos, así como a las propias carreras de El-P y Killer Mike, ‘holy calamafuck’ denuncia la corrupción política y el trapicheo de drogas, entre otras cosas. En ella, los raperos se llaman a sí mismos «pirotecnócratas», celebran su habilidad para desafiar a la ley y a la muerte y se declaran los “narradores de la violencia de nuestro tiempo”. Puro orgullo hecho canción, y además más que ganado.