Después de ‘Little French Songs‘ sí escuchamos un interesante pero fallido álbum de versiones «afrancesadas» de clásicos del pop tales como ‘Enjoy the Silence’ de Depeche Mode, ‘The Winner Takes it All’ de ABBA, ‘Highway to Hell’ de AC/DC o ese maravilloso ‘Moon River’ de la película ‘Desayuno con diamantes’ interpretado por Audrey Hepburn. Sin embargo, Bruni presenta al fin nuevos temas propios y su nuevo disco es homónimo, con todo lo que ello debería implicar. ¿Su álbum más personal? Según la nota de prensa este trabajo es el «reflejo de la propia Carla Bruni, un abrazo incondicional de su verdadero yo», y a su vez promete ser una obra sin grandes novedades respecto a la discografía de la artista: «Siempre sensible, con emociones a flor de piel por momentos, la música del disco da testimonio de un temperamento único y evita la ostentación».
La nota continúa: «A través de él podemos sentir el deseo de una sencillez tranquila, libre de brillo y arrogancia. Probablemente se deba a que la producción de estas canciones se planeó mucho antes de que alguien pusiera un pie en el estudio de grabación. Guitarra, piano, un toque de pies y fragmentos de melodía son la base de todos los temas, grabados a puerta cerrada con Albin de la Simone, que produjo todo el disco. Para su primera colaboración con Carla Bruni, el multiinstrumentista, uno de los mejores de la escena francesa en los últimos 20 años, estaba decidido a darle a sus nuevas canciones el tratamiento más delicado. Al escuchar el nuevo manifiesto, «Carpe Diem», no puede evitar recuperar un fuerte sentido del momento presente. Y esto es lo que cautiva a las canciones de Bruni: la intimidad, la sencillez, en un espíritu de libertad, amistad y amor».
Dicho esto, ¿cómo suenan las nuevas canciones de Carla Bruni? El animadillo primer single, ‘Quelque chose’, es de lo más mono y pegadizo, y desde hoy puede escucharse el segundo, que presenta un título más francés imposible: ‘Un grand amour’. Estamos ante otra balada serena y preciosista de Carla Bruni que esta vez se apoya en un ritmo de vals y en una instrumentación que incluye el sonido de una mandolina, el de un piano y el de una caja de música. Ecos a la decoradísima ‘Arrivederci Roma‘ de Dean Martin, es decir, ecos muy italianos, asoman también en esta bonita composición donde Bruni se acompaña de un coro de voces celestiales que pueden llegar a poner los pelos de punta.