La policía cuenta en dicho texto que este sábado 19 de septiembre se dirigió a una sala de conciertos del distrito de Arganzuela donde un evento tenía que terminar a las 23.00 horas, encontrándose con grupos de gente fumando alrededor de la sala «informándoles inmediatamente de la obligación de guardar la distancia de seguridad, que no tenían en ese momento».
Se informa de que los agentes «procedieron a entrar en el interior de la sala para comprobar que se estaban cumpliendo las medidas establecidas en la Orden 1008/2020 de la Consejería de Sanidad de la Comunidad de Madrid», y que comprobaron que en el interior «se celebraba un concierto de un conocido DJ, con aproximadamente 300 personas». La Riviera tenía capacidad para unas 2000 personas antes de la pandemia, que últimamente se ha reducido por razones evidentes, pero según la policía, «a pesar de que la sala había puesto sillas en la pista de baile, con el distanciamiento oportuno, la gente se encontraba bailando, las barras donde se expedía bebidas, estaban llenas y en ninguno de los dos casos se cumplían las medidas y normativas relativas al COVID19, ya que nadie mantenía la distancia de seguridad y la mayoría no utilizaban mascarillas».
Concluye el texto oficial que la «sala ha quedado cerrada al público»: «Con todo ello, y dado que también se había superado el horario establecido para la finalización del concierto, se procedió a desalojar el local, de manera ordenada y sin incidentes, colaborando en todo momento tanto el encargado del local como el equipo de seguridad, quedando la sala cerrada al público. Los Agentes procedieron a realizar informe y acta en materia de espectáculos públicos y actividades recreativas, con el fin de dar conocimiento de todo lo acontecido a los Técnicos de la Junta Municipal del Distrito así como a las Unidades de especialización de Policía Judicial por si de dicha acción pudiera derivarse un ilícito penal».
La Riviera no ha comunicado aún nada en sus redes, tras haber organizado o acogido este verano decenas de espectáculos en los que sí se han respetado las normas de seguridad post-covid-19, como fue el caso por ejemplo del concierto de Triángulo de Amor Bizarro, donde las medidas de seguridad fueron extremas.