Madlib es conocido por sus proyectos de hip hop colaborativos con el recientemente desaparecido MF Doom, J Dilla o Freddie Gibbs, pero cuenta también con una extensa discografía firmada en solitario, incluido su interesante alias Quasimoto. Sin embargo, aunque ‘Sound Ancestors’ se añade a este último grupo, el disco es un trabajo elaborado a dos manos con Kieran Hebden, es decir, Four Tet, quien ha supervisado el proyecto para arreglar o editar las canciones a su gusto.
La obra de Madlib ha solido ser una verdadera «delicatessen» para los amantes del hip hop más artesano y basado en samples, y ‘Sound Ancestors’ no es una excepción. Si ‘Madvillainy‘ evocaba escenas de un mundo urbano distópico y contaminado, rodeado de edificios pringados de residuo radioactivo y de ratones huyendo de un lado a otro, ‘Sound Ancestors’ es un trabajo ligeramente más introspectivo y claustrofóbico, pero también muy interesante por los diversos samples, sonidos y estilos que emplea. Madlib, que se considera DJ antes que productor y rapero, es todo un arqueólogo y archivista sonoro, a la manera de Kanye West o los Avalanches, y aquí lo demuestra.
El disco empieza bien con el ritmo profundo e hipnótico de ‘The Call’, que basa parte de su melodía e instrumentación en la de ‘Bargain Day’ de Terry Britten, un desconocido tema de funk de los 70; y va a mejor con el paso de los minutos. La celestial ‘Road of the Lonely Ones’ se sirve de la melodía de ‘Lost in a Lonely World’ de los Ethics para fijarla en un beat robusto y relajado, ‘Dirtknock’ samplea ‘Searching for Mr. Right’ de Young Marble Giants para apretarlos a un exquisito ritmo que recuerda a ‘Voodoo‘ de D’Angelo, y ‘Loose Goose’ presenta su propia visión narcotizada del funk brasileño apoyándose en un sample de ‘A Critical Dance’ de Renaldo and the Loaf, vientos feístas incluidos.
Aunque ‘Sound Ancestors’ flaquea en una segunda mitad en la que ni el homenaje a J Dilla ni las influencias del acid se encuentran entre lo mejor que este ofrece, la sensación que deja su escucha global es satisfactoria. El disco es un paseíto en ‘Theme de Crabtree’, con ese sonido de cadenas sacudiéndose arriba y abajo, pero también una pesadilla en ‘Hopprock’, que alterna un diseño sonoro confuso y alucinado con un delicioso beat de bombo y palmas que podría durar horas; y entre otros ecos españoles (‘Latino Negro’) o brasileños (‘Duumbiyay’), ‘Sound Ancestors’ ofrece mucho más que una simple colección de instrumentales que poner de fondo.