Tune-Yards han solido hablar sobre feminismo, racismo o clasismo en su música, pero el concepto de culpa blanca atraviesa especialmente sus dos últimos trabajos, ‘I can feel you creep into my privqte life’ y este ‘sketchy.’ que ve la luz hoy. El primero es el disco más oscuro del dúo formado por Merrill Garbus y Nate Brenner por sus coqueteos con el synth-pop, el dub o el art-punk, pero recibió críticas pobres por manifestar una evidente falta de inspiración en las composiciones. ‘sketchy.’ representa un relativo paso hacia la dirección correcta para Tune-Yards, al tratarse de un trabajo en el que el grupo recupera el color y la composición DIY tipo collage de sus inicios pero sin renunciar a su discurso actual.
Grabado antes de la pandemia pero completado después, lo que significa que algunas partes del disco, como las del saxofón, hubieron de ser registradas vía Zoom, ‘sketchy.’ ha sido presentado con un digno single llamado ‘nowhere, man’ en el que la estética lo-fi y bruta de los primeros Tune-Yards es aplicada a una composición sólida de soul-rock desquiciado, como manda su mensaje contra la ideología anti-abortista, mención a Bob Dylan incluida: «si no puedes escuchar a una mujer, ¿cómo puedes escribir su canción?». Mucho más clásico y sosegado, pero aún con influencias del free jazz, el segundo single ‘hold yourself.‘ subraya la responsabilidad de los padres (blancos) en el traspaso generacional de las opresiones: «intentaron criarnos, pero nos traicionaron».
En estas dos canciones, Tune-Yards recuperan la vitalidad perdida en el álbum anterior, a lo que también contribuye que el grupo ha buscado grabar con instrumentos en vivo, pero también componer libremente, sin hacer caso a las estructuras convencionales, e inspirándose en libros sobre la creatividad como ‘Creative Quest’ de Questlove u ‘Oblique Strategie’ de Brian Eno. El dúo suena como pez en el agua cuando retuerce a su manera los sonidos del funk-rock y el soul de los 70, y ‘make it right’, con su entramado de vientos, palmas y polirritmos imposibles, es lo más cerca que se queda de dar con un tema igual de enorme que ‘Water Fountain
‘. Es el corte más eufórico del disco.Pero ‘sketchy.’ no es un álbum eufórico. La música suena espontánea en su afán experimental, pero las melodías vuelven a ser farragosas en algunos puntos. La balada ‘hypnotized‘, que imagina un mundo desierto, sin humanos, que parece haber sido tomado por una autoridad cruel («me comí a tus bebés cuando los mantenías a salvo, lo llamé «seguridad» cuando te condené a la prisión y la violación»), no está mal, pero ‘silence pt. 1 (when we say ‘we’)’ es inaccesible a pesar de su propósito de «cambiar el mundo», ‘sometime’ es completamente anodina a pesar de sus juguetones coros y psicodélico diseño sonoro y lo único memorable de ‘my neighbor’ es que recuerda a la moda del chill-out de los 90.
A veces la música de ‘sketchy.’ es suficiente para mantener interesado al oyente, como el funk grimoso de ‘homewrecker’, pero otras prefieres ponerte en repeat el minuto de «silencio» (literal) que el dúo ha colocado en la mitad del álbum para invitar a la reflexión y al descanso de estas letras políticas que a veces pueden ser brutales en su preocupación por la violencia racial. Cuando llega el pantanoso trip-hop orgánico de ‘be not afraid.’ y Tune-Yards siguen indagando en el tema de la culpa blanca, te preguntas por qué no hacen más canciones como ‘make it right’ que te alegren un poco el día aunque hablen de temas serios. ¿Cómo pretenden llegar a la gente si sus discos se siguen atragantando?