El escritor y dibujante Edward Carey trabajó en su juventud como vigilante en el museo de cera de Madame Tussauds en Londres. Allí fue donde se interesó por la historia de su fundadora. Marie Tussaud, de soltera Grosholtz, fue una huérfana que aprendió a modelar la cera con un cirujano en Berna, trabajó como criada en París, vivió en el palacio de Versalles como profesora de arte de Isabel de Francia, la hermana de Luis XVI (o eso contó en sus poco fiables memorias), realizó moldes de cabezas guillotinadas durante la Revolución, fue arrestada durante el Terror jacobino, emigró a Inglaterra como artista itinerante, y fundó en Londres, en Baker Street, la calle donde “vivió” Sherlock Holmes, el museo de cera más famoso del mundo.
‘Little’ (Blackie Books) es una estupenda biografía novelada e ilustrada de Madame Tussauds. Carey narra la vida de la célebre y diminuta artista -de ahí el título- desde su nacimiento en Alsacia en 1761 hasta su marcha a Inglaterra en 1802 con un baúl lleno de cabezas famosas. Medio siglo contado por ella misma, en primera persona (un punto de vista que ayuda al autor a permitirse más de una licencia poética), que se lee como una mezcla entre novelón decimonónico dickensiano, drama histórico y macabro cuento de hadas a lo Tim Burton
. Hay huérfanas, princesas, madrastras malvadas, personalidades históricas, conflictos de clase, y mucha sangre y cabezas cortadas.Madame Tussauds es como una cenicienta de la Revolución, una superviviente del Antiguo Régimen –pobre, fea, pequeñaja, huérfana, inmigrante, malcasada- que entra en la edad contemporánea convertida en una empresaria de éxito, en una mujer independiente cuando casi ninguna lo era. Una heroína de cuento a quien Carey da voz con una gran eficacia narrativa. A lo largo de las más de quinientas páginas podemos observar cómo evoluciona su escritura y sus pensamientos, cómo la voz de una niña y su visión del mundo se van transformando en la de una joven enamorada y luego en la de una madre rebelde y abnegada.
El autor relaciona la revolución exterior -recreada de manera muy vívida, vista principalmente como la debieron ver muchos franceses en la época, desde la ventana, atemorizados dentro de sus casas- con la “revolución” interior de la propia artista, con su politización, con su toma de conciencia de clase y de género. Madame Tussauds como pionera de un feminismo temprano modelado al ritmo que impone la pura supervivencia. 8.