En la vida de los cantautores, una ruptura, la pérdida de un ser querido, o un trauma suelen llevar a la obra más relevante del artista. Una en la que expone sus debilidades sin pudor, casi a modo de exorcismo. En el caso de Tronco, no necesitamos conocer sus intimidades para verlos constantemente expuestos, y por extensión, comulgamos con ellos todo el rato sin necesidad de esperar ninguna obra cumbre.
Escuchar ‘Nainonai’, el tercer disco del dúo que su sello Elefant publica esta semana, es saber todo sobre su autora principal, Conxita Herrero Delfa, y su hermano Fermí, porque así lo enseñan, completamente al desnudo, por mucho que no revelen detalles innecesarios de su vida personal. Puede aparecer un nombre propio, pero solo para que esa historia cotidiana sea todavía más universal. Da igual Marina que Valencia, da igual cuál sea el estado de ánimo o civil actual de Conxita y Fermí: sus canciones siempre saben llevarte al día en que te sentiste como describen sus letras. A un día que fue importante, aunque fuera por una nimiedad.
‘Volveré’ retrata a una persona que tropieza una y otra vez en la misma piedra, en ‘Menos contigo’ habla una persona tímida, insegura, enamorada hasta las trancas. ‘Soy una roca’, adaptación de Simon & Garfunkel, es el reflejo de una persona que se quiere convencer de no sentir nada (pero todos sabemos que no podrá). ‘Famosa’ es el de una persona que quiere ser rica pero no perseguida por los fotógrafos. ‘Piropos’ solo puede haber sido escrita por alguien de gran imaginación y gusto por el detalle. Y así sucesivamente. Entre el romanticismo extremo y la observación aguda, todo es tan Vainica Doble (de ‘Lo eres todo’ a ‘La funcionaria’), que la última canción la han llamado ‘Con las manos en la masa’ sin ser una versión del televisivo tema que entonó también Joaquín Sabina.
Musicalmente continuista respecto al espléndido ‘Abducida por formar una pareja’ y ‘Tralará‘, también muy grande sobre todo en su tramo central; ‘Nainonai’ basa su encanto en el de sus historias. Con ayuda de un espectacular libreto en la edición vinilo de 12″, ilustrado por Conxita y Lucas Naranjo, inspirándose en ‘Sapo y sepo’ y ‘El principito’, e incluyendo letras y hasta acordes, cada canción conectará con una parte de tu cerebro o con un tipo de persona. ‘Un documento’ es un canto a una foto perdida en una cámara ajena que hará suspirar a los más nostálgicos. ‘Rumba veraniega para tiempos oscuros’ es lo que no sucedió y lo que sí en un día de playa en que se puso a llover: parece una escena de Éric Rohmer. ‘Qué gusto verte’ es la prueba de que se pueden hacer canciones sobre la felicidad, que no es necesario sufrir un gran drama para componer.
Todas estas canciones junto al repertorio anterior explican por qué las personas que seguimos a Tronco, lo hacemos con una devoción desproporcionada. Nos cruzamos con Conxita y con Fermí y casi nos da vergüenza mirarles a la cara porque es de nosotros, hasta en los pequeños detalles, de lo que nos han hablado sus canciones. Les entendemos tan a la perfección que es como mirarnos a nosotros mismos en un espejo demasiado rato.