Música

serpentwithfeet hace la cucharita en la celestial ‘Hyacinth’

Puede que serpentwithfeet haya dejado atrás la visceralidad de su primer álbum, con lo cual ha quedado sin resolver el misterio de qué tipo de segundo disco habría presentado de haber desarrollado el sonido de aquel. Sin embargo, en ‘DEACON‘ el músico de R&B y góspel experimental de Baltimore ha encontrado una suavidad que le sienta como un guante a su preciosa y trémula voz, y a la vez ha evolucionado hacia un lugar más accesible, como su talento merece. ‘DEACON’ es el trabajo de un hombre felizmente enamorado que no tiene miedo a sonar lo más tierno que es capaz.

‘DEACON’ se ha presentado con singles tan enriquecedores como de costumbre, especialmente ‘Fellowship‘ pero también ‘Same Sized Shoe’. Pero Josiah Wise se reservaba la joya de la corona para el día de lanzamiento del disco. ‘Hyacinth’ abre la secuencia para invitarnos a un mundo de ensueño, celestial, en el que solo caben la paz y el amor. La canción recibe su título del jacinto, un tipo de flor conocido por representar la constancia, y de constancia habla esta composición en la que Josiah celebra haber encontrado el amor después de haber pasado tiempo durmiendo con una «flor en la cama».

En ‘Hyacinth’, Josiah canta que «empecé a creer que la magia de la naturaleza estaba reservada para las abejas, no para los hombres que conozco», pero que «aquellos que duermen con una flor al lado de su cabeza, despiertan con un amante en su cama». Entre lo poético, lo filosófico y lo abiertamente cursi, ‘Hyacinth’ va más allá para sumergirnos en la intimidad de estos dos amantes con dos frases para enmarcar: «nunca ha jugado a fútbol, pero mira cómo me agarra» y «nunca ha necesitado vajilla porque yo soy su cucharita y toda la sopa de su boca se la doy yo».

‘Hyacinth’ sorprende por iniciarse con la melodía de una guitarra eléctrica que nos lleva a la época de los cantautores de los años 90, y que sonará a lo largo de su minutaje, pero pronto las atmósferas vaporosas de serpentwithfeet van tomando protagonismo, mediante sus típicos autocoros o el tenue sonido de un bajo programado que parece emular el latido de un corazón. Las estrofas son dramáticas, pero el estribillo contrasta con ellas, al arrancar con unos suspiros que buscan elevarlo del suelo para llegar al cielo. Ahí arriba, entre nubes, parecen relajarse Josiah y su amante, haciendo la cucharita.

En una entrevista, Josiah ha animado a la gente a que huela jacintos si tiene la oportunidad: «son bonitas, huelen estupendamente y la historia detrás de su nombre es bastante graciosa». El músico se refiere a la «historia gay de la mitología griega», en concreto la de Jacinto, un príncipe espartano con barba del que Apolo cae completamente enamorado. Cuando Jacinto muere trágicamente, Apolo decide inmortalizarlo mediante la creación de una perfumada flor que lleva su nombre y que florece en primavera.

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Publicado por
Jordi Bardají