Música

Escuchando el primer disco de… Godspeed You Black Emperor!

Godspeed You! Black Emperor no reciben suficiente crédito por la atemporalidad de su música. Cuando elogiamos la perdurabilidad de las canciones, cosa que en esta casa hacemos mucho, casi en exceso, pensamos en baladistas como Adele, en crooners como Johnny Cash, canciones que se llaman cosas como ‘Is This the Way to Amarillo’, la firma de Manuel Alejandro, la producción de Phil Spector. ¿Pero qué hay del post-rock? Enfrentarse al primer disco de la banda canadiense, a mediados de los 90 surgida con la exclamación en otro sitio (Godspeed You Black Emperor!), es situarse en cualquier momento de la historia, como mínimo de lo que llevamos de siglo XXI. Parece la banda sonora de un asalto al Capitolio, capitaneado por un sujeto portando una cabeza de búfalo, en el que eventualmente 4 personas pierden la vida; a veces la de la caída de las Torres Gemelas, en la que fallecen 3.000. «La línea del horizonte era hermosa, ardiendo» es una de las muchas frases tremendas que podemos escuchar en este álbum.

Pero estamos en 1997 y nada de eso ha sucedido aún. Mientras el nihilismo grunge certifica su defunción, el Brit Pop decae y empieza a experimentarse un auge del pop artificioso que durará decenios, en Canadá se va formando un colectivo esquivo e inquietante, compuesto de manera estable por unas 10 personas. Efrim Menuck, nacido en Montreal pero criado en Toronto, vuelve a su ciudad natal y hace migas con el bajista Mauro Pezzente. Este habita junto a su pareja Kiva Stimac en un loft de Montreal llamado Hotel2Tango que servirá de estudio de grabación durante años, si bien en 2007 terminaría cambiando de emplazamiento, a dos manzanas del original. A la postre, gente tan dispar como Vic Chesnutt, Arcade Fire, Thalia Zedek o Basia Bulat pasará por allí. Pero el lugar siempre representará la independencia de «Godspeed».

‘F♯ A♯ ∞’ no es, realmente, el primer disco de Godspeed You Black Emperor!, que reciben su nombre de un documental japonés sobre motoristas de 1976. En diciembre de 1994, se supone que se editó una cassette llamada ‘All Lights Fucked on the Hairy Amp Drooling’, que se cerraba con una pista llamada «Cadáveres rosados perfumados de los labios de la Señora Céline Dion» (patriotismo, ante todo). Buena suerte buscando esto en Discogs: oficialmente se publicaron 33 copias, misteriosamente 54 usuarios dicen poseerlo, pero jamás ha habido una transacción al respecto en la citada web. Lo único interesante que ha tenido lugar allí es un debate sobre su existencia, con comentarios que van de «¿por qué Discogs consiente esta página si nadie puede confirmar la veracidad del disco?» a «sí existe, Efrim me lo dijo a la salida de un concierto».

La escasez de entrevistas concedidas por la banda, y a The Guardian, nada menos, que por la triste vía del e-mail, nunca ayudó. A deshacer misterio alguno, decía. Sí a construir un mito. En ‘F♯ A♯ ∞’, a pronunciar «F-sharp, A-sharp, Infinity» y de espectacular edición física, ya encontramos casi todos los elementos que hacen de Godspeed You Black Emperor! unos maestros retratando el apocalipsis: las pistas que van pasando del desasosiego y la desazón a la furia, como sucede con la aparición de baterías en ‘Dead Metheny…’ dentro de ‘Providence’; el añadido de intensidad que suponen en este género las cuerdas, no necesariamente un ornamento embellecedor, sino desolador, como en la reptante ‘The Sad Mafioso’, que terminaría -editada- en ’28 días después’, después de que Danny Boyle escribiera la película literalmente pensando en «Godspeed»; las bonitas percusiones de ‘The Dead Flag Blues Outro’ a lo Yann Tiersen; el famoso tono de Shephard

que aparece en ‘Slow Moving Trains’ dentro también de la primera pista recreando el sonido de sirenas; o lo que nos cuentan unas voces random. Este disco en concreto se abre con una de esas locuciones, una extraída de un guión sin terminar del propio Efrim Menuck: «el coche está ardiendo y no hay conductor al volante». «El gobierno es corrupto y tomamos demasiadas drogas», oímos después. Y también: «Dije: «bésame, eres hermoso/a, y estos son de verdad los últimos días». De nuevo, las trompetas del juicio final.

Una entrevista sobre si se acerca el fin del mundo desencadena ‘Providence’, una pista con una referencia al tema de Hank Williams Jr ‘A Country Boy Can Survive‘ (considerado por algunos un himno racista), antes de que se sampleen fragmentos de películas como ‘Godspell’ (el «Where Are You Going» que se repite unas 15 veces) y ‘Matewan‘. Que hoy hayamos asumido que la deriva de un disco del grupo es impredecible hasta decir basta no quita valor a este debut; obviamente, todo lo contrario.

De hecho, ‘F♯ A♯ ∞’ contiene algunos de los momentos más accesibles de la carrera de la banda, hoy incluso insólitos para ellos. Si las palabras cuestionan el amor de Dios hacia Estados Unidos o nos llevan a barrios de Vancouver (‘East Hastings’), la música es reconfortante, más que tremebunda, en ocasiones. ‘The Dead Flag Blues’ contiene una sección que se debate entre el dream pop, el country y la americana, pues de hecho se titula ‘The Cowboy…’. ‘Slow Moving Trains’ es anterior al juego con las vías del tren de Björk y Lars Von Trier en ‘Dancer in the Dark’, si bien décadas posterior a los experimentos al respecto de Johnny Cash, que utilizó el tren como vehículo narrativo en ‘Ride This Train’ (1960). Sorprende también cierta inspiración en Ennio Morricone en ‘String Loop Manufactured During Downpour…’, lo que marcaría el gusto por la banda sonora de la banda. Una banda que cuando hubo de fichar por un sello internacional para poder moverse fuera de Canadá escogió Kranky, el hogar de Stars of the Lid y muy especialmente Labradford.

Diferente pero igual en espíritu en su edición CD, de algo más de una hora de duración, y vinilo, reducido a 38 minutos con una disposición alternativa de las pequeñas pistas que forman los 3 movimientos, ‘F♯ A♯ ∞’ es una presentación espectacular de quiénes son Godspeed You Black Emperor! En la citada entrevista con The Guardian, la respondida vía mail, la periodista Maddy Costa pregunta no sé si inocentemente quiénes son en aquel momento, 2012, Godspeed You Black Emperor! La respuesta entonada en primera persona del plural, de forma colectiva, ocupa literalmente DIEZ PÁRRAFOS. Recuerda los tiempos en que hacían música cuando eran «jóvenes y estaban arruinados», cuando nadie quería hablar de punk-rock, la influencia del heavy metal y de una sensación de «diversión» de la que -insisten- se habla poco cuando se habla de «Godspeed». Cuestionan qué «gatekeeper» decidió que internet sería bueno para nosotros, o cuán político es el mensaje de la banda en verdad. Palabras interesantes sobre las que volver de vez en cuando para terminar de entender el grupo, aunque no necesarias. Las verdaderas respuestas estaban ya en este disco, en escuchar esta música, en enfrentarse a la experiencia. Ojalá el mundo hubiera cambiado y este disco se hubiera quedado obsoleto. Estamos a años luz de que sea el caso.

Los comentarios de Disqus están cargando....
Share
Publicado por
Sebas E. Alonso