A finales de los 90, principios de los dosmiles, a la par que el auge del europop más comercial, en la escena alternativa reinaban el post-rock y otros géneros hermanos de música oscura y densa. Y durante un tiempo, Aidan Moffat y Malcolm Middleton, Arab Strap, fueron estandartes; los amos de la depresión, del desasosiego, de las relaciones de pareja atormentadas, de la vida jodida y, sobre todo, del sexo: sexo ansioso, sexo triste, sexo frustrante… Todo envuelto con una música que tenía tanto de confesional y sombría como de adictiva.
Arab Strap se separaron sin demasiado ruido en 2006. Poco más se supo; bueno, a Aidan Moffat aún le pudimos ver recuperando canciones de folk escocés en el documental ‘Where You’re Meant to Be‘. Ahora, por fin el dúo ha regresado. Este disco se ha dejado esperar nada menos que cinco años desde que Arab Strap anunciaran su regreso, allá por 2016. Y como bien apuntaba entonces mi compañero Sebas E. Alonso, los escoceses todavía tienen mucho que aportar: siguen mostrándose perturbadores y necesarios. Porque si la última vez que supimos de ellos fue en ‘The Last Romance‘, un disco hermoso, aquí retornan al fango sonoro que les catapultó: las líneas de bajo gordísimas, las cajas de ritmo, la voz grave y amenazante de Aidan Moffat salmodiando, recitando. A veces incluso cantando. Y esas letras… «El sexo y la muerte parecen ser mis eternas preocupaciones», relataba Moffat a The Guardian.
‘As Days Get Dark’ es un disco casi inmaculado dentro de su chunguez. Ya lo decía Middleton en la misma entrevista: esto no es una vuelta a los 90. Se trata de «hacer nueva música con nuevas herramientas, no tiene sentido volver para sacar algo mediocre». En ‘As Days Get Dark’, por eso, todo es terreno ya conocido, no hay sorpresas. Sin embargo, nadie sabe perpetrar estas canciones mejor que ellos. La introducción con ‘The Turning of Our Bones’ sirve para borrar de un plumazo cualquier reticencia; esa disco-music triste, la línea de bajo de post punk claustrofóbica… No en vano, en los subtítulos del vídeoclip, el inicio instrumental aparece descrito, con bastante sorna, como «Ominous guitar music builds, with disco beats». Por encima de todo, Aidan Moffat escupiendo otra de sus historias, claro, de sexo y muerte. ‘The Turning of Our Bones’ recuerda a otros trallazos de los escoceses, como el ‘Cherubs’ con el que abrían el enorme ‘Elephant Shoe‘. Pero aquí hay además pequeños caramelos que hacen más suave el golpe: bongos, saxos desquiciados, guiños a los 80 más sofisticados, el estribillo su final abierto, con arreglos de cuerda, eufórico dentro de su oscuridad.
Las bases disco mezcladas con postpunk para bailar enrabiado y Aidan recitando, son la seña del álbum, como en ‘Compersion Part 1’, con una poética letra sobre el poliamor (compersión es el término con el que se refiere a la práctica de gozar viendo feliz a tu pareja, especialmente placer sexual con otre). Pero en el mundo de Arab Strap no todo es oscuridad absoluta, también hay espacio para la ternura, como en ‘Bluebird’, en que una instrumentación parca sirve para que brille un estribillo casi perfecto, que se queda a vivir en la cabeza. Arab Strap también tiran por el camino del post punk; de la desolación a la The Cure/Joy Division de ‘Kebabylon’, nos rescata el despliegue, casi delirio, de cuerdas sintetizadas y vientos. O recuerdan a The Sound, en ‘Here Comes Comus’, que contiene una melodía y un estribillo rotundos, definidos, con unos quiebros de sintetizador breves y brillantes, que convierten la canción en un hit de culto de 1984. O se ponen el disfraz de Leonard Cohen chungo en ‘Fable of the Urban Fox’, otro de los temas que va escalando en intensidad a medida que transcurre el minutaje. Así hasta cerrar con el moderado optimismo de ‘Sleeper’ y ‘Just Enough’.
‘As Days Get Dark’ es un disco tan pegadizo como perturbador. Recuerda a los grandes momentos de la banda, pero sin resultar para nada desfasado. La música de Arab Strap, seca, amarga, siempre tuvo una cualidad atemporal, que se mantiene. Siguen destilando mala leche y humor, suavizados por cierta ternura y un mucho de resignación. El regreso del dúo no puede ser más clarividente y glorioso.