Música

La cantautora adelantada a su tiempo que desapareció sin dejar rastro

«Mujer errante» sería un buen título para el biopic de Connie Converse. Una de sus mejores canciones, ‘Roving Woman’, habla de la manera en que la sociedad de los años 50 impedía a las mujeres prosperar o simplemente buscar la felicidad y la satisfacción personales más allá de las cuatro paredes del hogar: «La gente dice que una mujer errante no puede ser mejor de lo que debería ser, y cuando me desvío de donde debería estar, alguien siempre me trae de vuelta a casa». Quizá como acto de rebelión definitivo, Connie Converse decidió un día no volver a casa nunca más.

La historia de Connie Converse fue contada en un documental de 2014, pero en esta época de fascinación por los biopics y los documentales de misterio tiene un interés especial. Cantautora adelantada a su tiempo, pues se dice que su obra predijo el género «cantautor» cuando todavía Bob Dylan y Joni Mitchell no existían en la imaginería popular, la artista nacida en New Hampshire dejó un fascinante cancionero grabado durante los años 50 antes de desaparecer para siempre dos décadas después, precisamente antes de cumplir 50 años.

Según la historia oficial, Converse se mudó a Nueva York para intentar dedicarse profesionalmente a la música, pero su trabajo no provocó demasiado interés y, en 1963, se trasladó a Michigan para trabajar de secretaria y editora en una revista académica. Cada vez más frustrada con su vida y tras recibir la noticia de que debía someterse a una histerectomía, la cual la dejó «devastada», en el verano de 1974 empacó sus cosas, cogió su coche y no volvió a ser vista nunca más. Sí dejó escritas unas cartas de despedida (que no de suicidio) en las que pedía a su familia que la «dejara marchar» porque no sentía que «encajara» en la sociedad pero su paradero ha sido desconocido desde entonces. Su querido hermano Phil creyó haber visto su nombre en una agenda telefónica pero nunca contactó con ella porque «desaparecer había sido su decisión» y le había parecido «embarazoso» presentarse en su puerta de repente.

Es importante apuntar, para terminar de comprender la historia de Converse, que la cantautora nació en el seno de una familia profundamente religiosa que no aprobaba su carrera musical, hasta el punto de que su padre murió sin nunca haber escuchado una canción suya. En 1954, Converse apareció en un programa de televisión matinal para cantar una canción pero sus padres se negaron a verlo. Durante su depresión, la madre de Converse intentó animarla

llevándosela con ella y una amiga de viaje a Alaska pero parece que madre e hija no se llevaban especialmente bien: Connie llegó a espetar antes de meterse en el avión que le apetecía «ir a Alaska lo mismo que al sótano». Connie fumaba y bebía y, como canta en su canción ‘The Clover Saloon’, le apasionaba frecuentar bares. No se comportaba acorde a lo que su religión esperaba de ella.

Creativa desde que era una niña, Converse fue además una estudiante sobresaliente, pero lo que le motivaba era la música. Sus canciones, solitarias pero espabiladas, hablaban de una soledad buscada (‘We Lived Alone’) o impuesta por la eterna ausencia de la persona amada (‘Man in the Sky’), pero también versaban sobre adulterios (‘Johnny’s Brother’) o sobre disfrutar como nadie empinando el codo (en ‘The Clover Saloon’ le lanza la botella a un tío por llamarla «una cosa que odio particularmente»). Otras se basaban en poemas (‘With Rue My Heart Is Laden’) o eran directamente cuentos en los que perderse (‘Playboy of the Western World’). Solo con su guitarra y su voz, Converse creó pequeñas cápsulas de tiempo en las que vertió sus sentimientos e inquietudes de manera genuina y pura.

La música de Connie ha sido conocida por el público desde 2004, cuando sonó por primera vez en un programa de radio, y sobre todo desde que, en 2009, el sello Lauredette Records publicó ‘How Sad, How Lovely‘, una colección de 17 canciones rescatadas de su repertorio -las originales fueron grabadas junto al veterano de guerra Gene Deitch, quien adoraba su música- y restauradas para la ocasión. En 2020 salió el EP ‘Sad Lady’ con más canciones antes inéditas. Mejor que seguir dándole vueltas a lo que le pudo pasar (su hermano nunca ha descartado la idea de que se suicidara, pues Connie no estaba en contra de dicha práctica) es explorar el maravilloso mundo de esta mujer que, se puede decir, nació en el momento equivocado pero dejó un legado único.


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Publicado por
Jordi Bardají