Televisión

Élite T4, ¿nueva etapa o chicle roto de tanto estirarse?

Sonó la campana y en vez del fin de semana lo que se deja ver es un nuevo curso en Las Encinas. Guzmán, Ander, Samu y Rebeka han repetido curso este año y esta vez comparten clase con unos nuevos alumnos. Como viene siendo costumbre en este universo de ficción, al principio las cosas son muy bonitas pero antes de que parpadees, todo se tuerce.

Por lo que a la estructura se refiere, nada parecía indicar que fuese a ser diferente a las anteriores temporadas. Aunque, en cierto modo, es uno de los elementos principales de la esencia de ‘Élite’: empezar el primer capítulo con el flashforward del también clásico quién mató a quién y desarrollar la trama entre interrogatorios y los orígenes del terrible accidente al estilo de ‘Por Trece Razones’ o, más reciente, ‘Sky Rojo‘. Un estilo muy Netflix.

La primera pregunta que hay que hacerse es qué hay más allá del argumento de quién mató a quién. ¿Qué nos ofrece esta nueva etapa de ‘Élite’ aparte de un torrente de sexo desenfrenado más propio de estudiantes universitarios experimentados que de adolescentes en época prePAU/EBAU? Lo cierto es que en una serie resulta poco emocionante estar más pendiente de quién se liará con quién en la próxima escena o cuánto tardará ese personaje en volver a salir desnudo en la ducha que de la propia acción, que más allá de unos pocos problemas académicos y familiares tampoco había demasiada.

‘Élite’ ha sido definido muchas veces como «el nuevo ‘Física o Química'», ya que comparten creador (Carlos Montero). Yo mismo la he definido así alguna que otra vez, como una oportunidad para remendar los viejos errores. Por ejemplo, más representación LGTB, más sororidad y menos competitividad entre mujeres, menos toxicidad en las relaciones… Que no estoy diciendo que ‘FoQ’ pecase gravemente de estos errores, pero tenía sus cositas, como todo.

Nos han concedido el ítem de la representación LGTB, una relación lésbica más allá del clásico chico conoce a chico entre muchas dudas. ¿Sororidad? Ya desde la primera temporada había rivalidad entre dos personajes, que seguro recordaréis, por asuntos académicos pero también y sobre todo, no podía faltar, por un chico. La historia se repite en esta temporada, pero sin el chico, solo con ese toque clasista por parte de Ari (Carla Díaz) hacia Cayetana (Georgina Amorós), que al final terminó en amistad

al estilo de Nadia (Mina El Hammani) y Lu (Danna Paola) en la anterior temporada. Y en cuanto a la toxicidad de las relaciones… Esto se merece un párrafo individual.

¿Disfraza ‘Élite’ temas como los problemas en las relaciones o el empoderamiento femenino de toxicidad y sexualización? Las relaciones no son complicadas, se hacen complicadas porque es lo que vende. Por una parte tenemos la relación Ari-Guzmán, una chica que describen como muy liberada y empoderada que sin embargo soporta una y otra vez las actitudes controladoras de su novio. Y por otra tenemos el caso de Mencía, que se prostituye para obtener recursos económicos y no depender de su padre, pero ¿es realmente la prostitución una forma de empoderamiento de la mujer o solo se modifican los viejos mitos?

Esta temporada nos deja un sabor muy espeso y amargo, dejando a un lado buenos momentos y experiencias como a una Cayetana que por fin antepone su dignidad y su orgullo a los deseos de los demás, la incorporación de Diego Martín al reparto con un estilo muy similar al personaje de Enrique (Fernando Andina) en la última temporada de ‘FoQ’ y, todo un clásico, el almanaque de nuevas frases de Rebeka (Claudia Salas). Y nos deja también con la salida de otros dos clásicos, Ander (Aron Piper) y Guzmán (Miguel Bernardeau). La pregunta es si los nuevos alumnos estarán a la altura de esos clásicos o si la siguiente temporada que está en camino, ya veremos si la última, será otro Pornhub «suave suavecito».

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