Nunca sabremos qué habría pasado con las carreras de ciertos artistas de no haber habido una pandemia que lo ha trastocado todo. La cantante Yolanda Quartey, que había hecho sus pinitos como corista de Massive Attack, entre otros grupos, a mediados de la década pasada, se enfrentaba a varias nominaciones en los premios Grammy por su debut y al estreno del biopic de Elvis Presley dirigido por Baz Luhrmann, en el que interpreta a la pionera del rock ‘n roll Sister Rosetta Tharpe, cuando el mundo paró. Las estrellas parecían alinearse para Yola pero de repente el virus nos dio un portazo a todos.
Yola, que es británica pero vive en Nashville, ha sufrido otros baches en su vida, como la muerte de su madre o el incendio de su casa, y estas circunstancias son las que le empujan a liderar su propio proyecto musical para combatir el racismo que desgraciadamente experimenta en la industria de la música, donde siente que se la utiliza para cumplir la cuota de personas negras dentro de los espacios blancos. En Nashville se hace un nombre y llega a la vida de Dan Auerbach de The Black Keys, que produce su primer disco y también el segundo, este ‘Stand for Myself’ de sonido clásico por los cuatro costados.
Grabado en el estudio Easy Eye Sound de Auerbach, ‘Stand for Myself’ no busca otra cosa que ser un álbum retro que se nutre de la música soul, el R&B, el pop, la música disco o el primer rock ‘n roll de los años 50, 60 y 70. Yola posee una voz potentísima que la hace sonar como un cruce entre Aretha Franklin y Etta James y con la que es capaz de adaptarse a todos estos estilos sin esfuerzo. En ‘Stand for Myself’ pasamos de la ternura pop-soul de ‘Like a Photograph’ a los berreos del tema titular, que concluye el disco con todo el empoderamiento que Yola es capaz de reunir en su interior.
Sin que busque sonar contemporáneo en absoluto, ‘Stand for Myself’ es un buen ejercicio retro desde el principio hasta el final. El sonido Motown inspira el tema de apertura, ‘Barely Alive’, un baladón sobre aprender a lidiar con la vida, mientras los ritmos disco vintage de ‘Dancing Away the Tears’ conforman probablemente el mejor single de la carrera de Yola, uno de esos temas de ruptura «te deseo lo mejor» totalmente atemporales que no pasan de moda. ‘Diamond Studded Shoes’, otro de los cortes destacados, usa la fórmula del rock ‘n roll para emitir un mensaje de protesta contra el racismo y ‘Now You’re Here’ enternece como una balada de Al Green o Dusty Springfield.
Si se le puede poner alguna pega a ‘Stand for Myself’ es su fidelidad a la estética vintage de las épocas mencionadas. Yola puede ser una cantante espectacular, pero realmente ‘Stand for Myself’ no deja de ser una colección de canciones que imitan al dedilllo sonidos ya mil veces imitados, lo cual se nota especialmente en cortes menores como la balada ‘Great Divide’ o ‘Whatever You Want’, que suena calcada a los Rolling Stones. Es difícil dejar de parecer una «cantante de sesión» cuando tus canciones tienen tan poca personalidad, pero la técnica a Yola no se la quita nadie.