La carrera de Iggy Azalea es de las más extrañas que hayamos podido ver en la historia reciente del pop. Después de cimentar su sonido a través de mixtapes de hip-hop como ‘Ignorant Art’, Iggy pegó el pelotazo pop en 2014 (‘Work’, ‘Black Widow’ y, especialmente, ‘Fancy’) y pasó a estar en absolutamente todas partes.
Pero mientras colaboraba con Ariana Grande, Britney, Jennifer Lopez, Selena Gomez, Ellie Goulding, MØ o Pusha T, le salían también polémicas de todas partes, y tampoco parecía tener clara su dirección artística, cancelando su segundo largo y tomando varias decisiones erráticas – y, a pesar de todo, nos dio en esos años temazos como ‘Team’, ‘Mo Bounce’ o ‘Switch’.
Cuando reaparició en 2018 con el EP ‘Survive The Summer’ (a la postre el hogar de su último gran hit, ‘Kream’), concedió una entrevista donde reconoció que había cometido muchos errores y que había actuado a la defensiva al verse atacada por tanta gente, y donde también negó que se hubiese planteado abandonar la música por tanta controversia, porque “tampoco es que tenga una elección en realidad; es mi pasión”. Es curioso leer ahora eso cuando la propia Iggy ha declarado que probablemente este tercer disco sea el último de su carrera musical.
Probablemente no ayudaron los decepcionantes resultados del que podía ser su gran comeback, el también decepcionante ‘In My Defense’, lanzado hace justo dos años, ni la antipatía que seguía despertando en gran parte de la prensa musical (esas reseñas de Pitchfork siguen siendo para echarse a temblar) o incluso del público. El caso es que la australiana ha decidido tomarse un descanso indefinido en lo musical, y con ‘The End of An Era’ quiere cerrar la montaña rusa que ha sido esta década de carrera.
Como tal, ha decidido estructurar el disco en cuatro partes que repasan su trabajo agrupándolo en cuatro etapas: sus inicios, su explosión pop, los beats más duros de su regreso, y su presente. Así, tenemos una primera parte más electrónica y agresiva, emulando el sonido de sus primeras mixtapes, una segunda parte centrada en esos 2014-2016 en los que parecía que iba a ser the next best thing (tiene todo el sentido porque ‘I Am the Strip Club’ tiene la madera de hitazo que no vemos en sus temas desde hace mucho), una sección que corresponde a ‘In My Defense’ y que es de hecho la más floja, y los temas finales con lo que le representa actualmente, y que están en sintonía también con la estupenda colaboración que sacó con Tinashe el año pasado.
La producción ejecutiva se la reparten entre ella y AJRuinedMyRecord (con quien ya había trabajado en ‘Dance Like Nobody’s Watching’, el tema con Tinashe), y en general ha decidido repetir con Carl Falk, The 87s o J. White Did It (no entendimos cómo la persona que produjo ‘I Like It’, ‘Bodak Yellow’ o ‘Savage’ estaba también detrás de esos temas de ‘In My Defense’; sí entendemos que Iggy haya creado con él ‘I Am the Stripclub’).
También vemos nombres nuevos para ella en los créditos, siendo Jay Scalez quien más resalta: a pesar de no ser tan conocido como otros nombres del equipo, está detrás de casi todos los grandes temas de este ‘The End Of An Era’. Junto a él encontramos a Pliznaya (colaborador habitual de Tyga, entre ellos con la indescriptible revisión de ‘Macarena’), Romano (Wiz Khalifa, Chris Brown), Pitt Tha Kid (Travis Scott, Ozuna), OG Parker (Megan Thee Stallion, PARTYNEXTDOOR) o Keanu Beats (Drake, Juice WRLD).
Con todos estos mimbres, Iggy construye un elepé que, si bien no llega a ser ese GRAN álbum que esperaríamos de un “disco final”, sí está bastante más trabajado que ‘In My Defense’, incluso que ‘The New Classic’. Demuestra cómo han mejorado sus a menudo cuestionadas habilidades como rapera (‘Brazil’), coge el más-difícil-todavía con una base de jungle (‘STFU’), sirve pepinazos como ‘I Am the Stripclub’, ‘Emo Club Anthem’ o la dosmilera ‘Good Times with Bad People’, se abre al sonido groovy y veraniego de ‘Sex on the Beach’, la magnífica colaboración con Sophia Scott, y cierra a lo grande con ‘Day 3 in Miami (End Of An Era)’, coescrita con la mencionada Scott y en la que, desde su propio título, hace un guiño a su inicio y a su final en la música – ¿os acordáis de eso de “sixteen in the middle of Miami”?
El magnético puente de ‘Day 3 in Miami (End Of An Era)’ es de lo mejor del disco, y la canción en sí es también de lo más destacable, con la australiana usando el ciego tras varias noches de fiesta como figura para hablarnos de su relación actual con la música (“burnout comin’, burnout comin’ / I was turned up, now I’m turned out from it”), ayudándose de los “party’s gotta end” que entona Ellise. Es imposible no ver en la canción a la Iggy que hacía recientemente una llamada a los sellos para que tengan psicólogos para sus artistas: “¿de qué sirve que llevemos cinco años hablando de la salud mental de los artistas y no se implemente nada en la industria musical? «Sí, la salud mental es importante, ¡apáñatelas tú, chaval!»”, comentaba recientemente en Billboard. «No sé, se está dejando a gente muy joven en situaciones emocionales extremas y se les está diciendo «ve a terapia», «arréglatelas tú», «busca ayuda»».
Parece claro que el burnout ha sustituido a la pasión de la que hablaba la australiana hace unos años, pero no sabemos si en unos años habrá conseguido construir una relación más sana con la música y volverá, o si realmente este disco va a suponer “el fin de una era”. En lo personal esperamos que acabe siendo lo primero, pero también en lo musical: teniendo en cuenta que la sección del disco que representa su presente -y no las del pasado- es la que más aciertos contiene en conjunto, igual no es buena idea que te retires, Iggy…