«Catalunya descarta reabrir el ocio nocturno en las próximas semanas». Otro titular inquietante que ha dejado la prensa estos días relacionado con la pandemia. Es ya septiembre, quedan muy pocos meses para que termine el año pero la cultura sigue con el agua al cuello. La Generalitat quiere evitar una «desescalada rápida» que provoque una sexta ola de covid-19 y prefiere no reactivar el ocio nocturno de momento y a pesar de las presiones, pero tampoco «contempla pedir el pasaporte covid para acceder a bares, locales de ocio o comercios» aunque la vacunación avanza de manera exitosa y otras ciudades europeas como Berlín ya han implementado dicha estrategia. Razzmatazz permanecerá cerrado un mes más, así como la sala Apolo y otros locales.
Como informa RTVE, casi el 70% de la población española está vacunada con la pauta completa. En cuanto a comunidades individuales, Andalucía, Asturias, Galicia, Extremadura, Castilla y León, Aragón y el País Vasco «superan ya ese umbral». No es el caso de Cataluña (66,3%) ni tampoco el de Madrid (66,8%), que contienen las dos capitales culturales del país, pero ambos porcentajes indican que queda poco tiempo para que se alcance el 70% de vacunación en ambos territorios. Es una buena noticia porque significa que el plan de vacunación va viento en popa. El problema es que dicha cifra ha dejado de ser tan relevante con la variante delta. Y la cultura poco tiempo más puede aguantar.
En una entrevista a El Diario, Paco López Martín, presidente de la Asociación de Representantes Técnicos del Espectáculo (ARTE), ha denunciado
que «lo peor en estos momentos es que las directivas sanitarias vigentes se escribieron en abril y no se han modificado, a pesar de tener casi un 70% de la población con la pauta completa», ha pedido «valentía y voluntad» a la clase política para «ayudar a los sectores más damnificados» y, en concreto, ha sugerido que se empiece a hablar lo antes posible del pasaporte COVID. Además, ha señalado que «si no pueden aprobar el aforo al 100%, que nos ayuden económicamente para no cerrar» como, por ejemplo, ha hecho Francia con las salas de cine.En el mismo artículo se da a entender que uno de los «espacios de conciertos más importantes de España», situado en Madrid, está al borde del cierre. Su responsable declara que «si en noviembre no tengo el 100% del aforo y con el público en pie, cierro». No es el único y, desde luego, si un espacio masivo no ve la luz al final del túnel, menos esperanza pueden tener las salas pequeñas. Por supuesto nadie duda de la necesidad de mantener la prudencia ante una situación de crisis como la actual y no se puede dejar de subrayar que la vacunación en España va muy bien, pero no puede ser buena señal que la cultura se sienta ignorada de tal manera incluso en estas circunstancias, viéndose obligada a exigir que se le haga caso o que se le ayude de alguna manera.