Conocimos a Poppy allá por 2014 gracias a su canal de Youtube, en el que interpretaba a una especie de androide atrapado en el espacio liminal de internet. Sus comentarios sobre la sociedad moderna o la era digital, junto con la inquietante música de fondo que sonaba en sus vídeos, propia de una película de David Lynch, convirtieron a Moriah Pereira en una estrella de Youtube y su canal sigue siendo uno de los productos más interesantes y originales jamás surgidos de la plataforma en sus 15 años de historia. Puro arte performativo instalado en el valle inquietante que sigue fascinando tanto como el primer día.
En los años posteriores a su aparición en Youtube, Poppy ha cogido también las riendas de una carrera musical que la ha llevado por caminos de lo más inesperados. Sus primeros discos se enmarcaban en el sonido PC Music y bubblegum-pop, en los siguientes ya asomaban influencias del metal o el rock industrial y el último, ‘I Disagree‘, se entregaba absolutamente a estos estilos aunque sin renunciar a la experimentación, dando cabida a influencias que iban de t.A.T.u. a los Beach Boys (en algún momento incluso llegó a publicar un álbum de ambient). Todos estos trabajos, incluido su canal de Youtube, han contado con la participación del director Titanic Sinclair, con el que Poppy ya no colabora por razones personales conocidas por cualquiera que haya seguido su trayectoria.
‘Flux’ es el primer disco de Poppy en el que Sinclair no aparece, pero en él la artista estadounidense se ha rodeado de gente incluso más interesante. El disco ha sido producido por Justin Meldal-Johnsen, que ha trabajado con Nine Inch Nails, Garbage o Paramore, y Pereira comparte los créditos de composición especialmente con dos nombres, por un lado, Simon Wilcox, que ha compuesto para Selena Gomez o Nick Jonas, y Chris Graetti, mano derecha de gente como YUNGBLUD o blink-182. Las buenas referencias llegan al punto de que la portada es obra de Frank Ockenfels 3, que ha fotografiado a David Bowie o Kurt Cobain.
La idea de Poppy con ‘Flux’ ha sido hacer un disco de rock orgánico, prácticamente improvisado, y durante su grabación, Justin Meldal-Johnsen comentó a Poppy que nunca se había presentado a un estudio con tan pocos deberes hechos, lo cual emocionó a la artista. ‘Flux’ explora diversas ramas de la música rock y sus composiciones ya no presentan tantas capas y derrapes como las anteriores, sino que son más sencillas e inmediatas. Lo cual, su vez, resulta adecuado para unas letras que se desprenden de la ira de antaño para encontrar la paz… lo que no significa que ‘Flux’ esté falto de berridos y guitarrazos.
En el épico corte titular, Poppy declara que «ha sido pisoteada y utilizada» y que no es más que «una posesión» y el tema llega a su cumbre cuando la cantante se desfoga con una serie de gritos a lo «screamo» con los que parece exorcizar todos sus demonios. El punk-rock industrial de ‘Lessen the Damage’ menciona heridas y disparos y en la balada dream-pop ‘As Strange As it Seems’, Poppy detalla una relación abusiva. En el divertido pop-punk de ‘So Mean’ incluso manifiesta que ha llegado a «odiarse» a sí misma.
Sin embargo, en ‘Flux’ Pereira nos cuenta que ha conseguido salir de ese pozo y el disco traza su camino hacia la felicidad. El primer single, ‘Her’, el único compuesto por ella de manera exclusiva, relata que la ira ya no forma parte de su vida, el melódico grunge de ‘On the Level’ celebra la llegada de un nuevo amor (no tóxico) y su letra habla de la decrepitud y la muerte solo para anunciar que el amor lo sobrevive todo, y en ‘Bloom’ la artista se empodera para recuperar todo aquello que la otra persona le «arrebató».
Poppy suena estupendamente en este contexto más crudo, despojado de los trucos de producción o estructuras extrañas de antaño. La radio universitaria americana de los 90 no habría dudado ni dos segundos en pinchar canciones como ‘Lessen the Damage’, ‘So Mean’ u ‘On the Level’ y, aunque la potencia de las composiciones decae a medida que el disco avanza, estas resultan interesantes por diversas razones. ‘Hysteria’ raya el sonido Sonic Youth, ‘Bloom’ sí alterna guitarras jevis con otras acústicas y ‘As Strange As It Seems’ se inclina hacia lo gótico. Porque sí, este también es un sonido que Poppy sabe hacer bien.