Este año el leitmotiv del Festival de Sitges era el hombre lobo. Eso significa que a los aplausos habituales cada vez que en una película corren los chorros de sangre o cada vez que comienza cualquier cinta precedida por la icónica cabecera del festival en homenaje a ‘King Kong’, se han sumado aullidos pinchados o improvisados por parte del público. Como en ‘Loba’ de Shakira, «auuuuu» ha sido la gran sintonía de la edición 2021.
Acudir al Festival Internacional de Cine Fantástico de Catalunya siempre es una aventura, y también lo ha sido en esta ocasión en que se quería celebrar el 80º aniversario de ‘El hombre lobo’ de George Waggner, el 40º aniversario de ‘Un hombre lobo en París’ de John Landis y ‘Aullidos’ de Joe Dante, además del 50º aniversario de ‘La noche de Walpurgis’. Las películas, en cambio, han ido un poco a lo suyo, en muchos casos marcadas por la pandemia desde el punto de vista técnico o incluso narrativo y el movimiento #MeToo, que ha aparecido de manera reiterada en varias cintas, con cierta intención de renovar un género, comenzando por ‘Titane‘, ya en salas de toda España.
Entre las cintas que nos han hecho reflexionar sobre feminismo, ‘She Will‘ de Charlotte Colbert, producida por Dario Argento pero más bien con la fotografía y dirección de actrices de una película de El Deseo. ‘She Will’ pone sobre la mesa el acoso sufrido por las actrices y la dependencia de estas de la eterna juventud y la forma física, en la que el gran villano es Malcolm McDowell, conocido por su protagonismo en ‘La Naranja Mecánica’.
Entre las películas que nos han hablado de la pandemia, la notable ‘We Need to Do Something‘, que encierra a una familia en un cuarto de baño ante la llegada de un huracán maligno, entre ecos de ‘El Resplandor’ y ‘Viven’. Mención especial para la voz invitada de Ozzy Osbourne en esta cinta haciendo de perro o lobo «Good Boy», como él mismo compartía con orgullo en su Instagram.
La gran ganadora ha sido ‘Lamb’ al hacerse con los premios a Mejor Película y Mejor Interpretación Femenina. La cinta de Valdimar Johánnsson versa sobre la maternidad y la imprevisible fuerza de la naturaleza a partir de un bebé/cordero. El Premio Especial del Jurado, compuesto por Antonio Trashorras, Luna, Alaska, Joaquín Reyes y Ali Abassi, ha sido para ‘After Blue’ de Bertrand Mandico. En este artículo recomendamos 10 de las películas proyectadas durante la segunda semana, algunas de las cuales han sido premiadas y otras no, algunas de las cuales llegarán a las salas de todo el país, y otras seguramente sean carne de Filmin.
‘La abuela’: Paco Plaza y Carlos Vermut casan muy bien
¿Qué hacen dos cineastas tan personales como Paco Plaza y Carlos Vermut firmando una película juntos después del éxito de ‘Verónica‘ y el reconocimiento de ‘Quién te cantará‘? Contaba Plaza durante la presentación del film que había tenido en mente un guión sobre la vejez como posesión, pero que no le terminaba de salir, por lo que decidió pedirle a Vermut, que es amigo suyo, que lo realizara. Este ha preferido por su parte mantenerse al margen de la dirección, renunciando incluso a pasarse por el rodaje más que de visita ocasional.
El resultado es ‘La abuela’, una película que no convenció a nuestro compañero Pablo Tocino a su paso por el Festival de San Sebastián, pero que al menos en el contexto de Sitges funciona en todos los sentidos. Es un thriller poliédrico de varias lecturas (el terror a la vejez, el miedo a tener que renunciar a toda tu vida por cuidar de una persona anciana), con una pequeña pincelada social y ese delicioso punto surrealista y onírico que tiene todo el cine de Carlos Vermut, al que Paco Plaza no ha renunciado en absoluto. Para su elenco, se ha elegido a la actriz de 85 años Vera Valdez, musa de Coco Chanel, que en plena pandemia tuvo a bien prometerle a Paco Plaza muy escuetamente, antes de marchar a París: «Me mantendré viva». El rodaje ha tenido que evitar una escena en un geriátrico y otra en una discoteca por razones lógicas; nada que importe cuando se tiene un discurso tan rico sobre el desnudo en la cuarta edad -sostenido en escena más de «lo normal» a modo de reflexión- y cuestiones como la esclavitud de la belleza y la eterna juventud sobre todo para las mujeres. Volveremos sobre ella con su estreno en salas, que lamentablemente se ha retrasado desde esta semana a principios de enero. 8.
‘Última noche en el Soho’: para fans del pop 60’s
Edgard Wright fue muy aplaudido en el festival, incluso en forma de videomensaje, gracias al cariño del público que se ganó desde los tiempos de la divertida ‘Zombies Party’. En esta edición no ha presentado una sino dos películas: un documental de 2 horas y media en el que se repasan todos y cada uno de los discos de Sparks (‘The Sparks Brothers’), aprovechando que el dúo está acaparando los focos por el guión y la música de ‘Anette’, y el que se considera su primer «thriller psicológico», ‘Última noche en el Soho’. Un aviso antes de la proyección pedía no revelar nada sobre el argumento, Edgard Wright explicó en el vídeo de presentación enviado que para él esperar a proyectar esta cinta en pantalla grande era muy importante, y lo cierto es que se comprende con esta aproximación al pop de los años 60 en Reino Unido para la que el color, la fotografía y las texturas son tan importantes: la protagonista, Eloise, quiere ser diseñadora de vestuario. Imprescindible para fans de los Beatles y Carnaby Street, pero sobre todo del pop femenino de Petula Clark, Diana Ross y Dusty Springfield, ‘Última noche en el Soho’ es una película que más que como «thriller» triunfa en su juego de espejos entre el Londres de ayer y de hoy, con alguna licencia un tanto lynchiana, mostrando por el camino cómo las cosas han cambiado también dentro del terror. Hay cierto maniqueísmo en el guión, pues las líneas que separan a las compañeras malísimas y a los amigos buenísimos de Eloise están demasiado marcadas, pero esta es una de esas películas exhibidas en Sitges que nos habla de #MeToo y también de sororidad, en este caso rebasando la frontera de lo políticamente correcto. 7,5.
‘The Innocents’: ¿quién puede matar a un niño?
La segunda película del noruego Eskil Vogt ha sido una de las más inquietantes del certamen. Como bien sabía Chicho Ibáñez Serrador, con los niños no se juega. Los protagonistas son una serie de pequeños anti-Misfits, esto es, una serie de jóvenes con pequeños poderes como la telekinesis y la telepatía, cuya capacidad se les va de las manos. ‘The Innocents’ es un recuerdo del alcance de la crueldad en la infancia -incluso con los más vulnerables- cuando el bien y el mal no están bien delimitados, rodado con una elegancia muy nórdica por el director de ‘Blind’ (2014). No apta, por otro lado, para fans de los gatos. Aniquilen a toda la sociedad en la gran pantalla y el público aplaudirá con ganas, pero atiendan a la reacción del respetable cuando se tortura a un lindo gatito. 8.
‘The Medium’: ni documental ni found footage
Rara avis en el festival, ‘The Medium’ recopila el trabajo de 2 años de documentación de Banjong Pisanthanakun sobre el chamanismo en Tailandia. Coproducida por este país y Corea del Sur, la película comienza como un arduo documental sobre Nim, una médium poseída por un dios local llamado Bayan, y termina como un film de terror de «found footage» tipo «Bruja de Blair» con guiños en sus mejores momentos a ‘Paranormal Activity’. Banjong Pisanthanakun se las ingenia para que dicha transición se produzca con plena naturalidad -cada vez trabaja con más y más cámaras, sin que te des cuenta o incluso justificándolo en la metapelícula-, llevando a una catarsis ceremonial bastante loca. ‘The Medium’ deja en última instancia una reflexión sobre la entrega de una parte de la sociedad a la religión y a la fe, sembrando en algunos personajes unas dudas tamaño Unamuno. No apta, por otro lado, para fans de los perros. 7,5
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‘Silent Night’: la comedia negra del fin del mundo
El premio al Mejor Guión ha sido para Camille Griffin por el realizado para ‘Silent Night’. El tema de las reuniones familiares o navideñas, que ha servido para orquestar grandes dramas como ‘Agosto’ y thrillers con un punto de humor como la imprescindible ‘8 mujeres’, tiene aquí un poso post-apocalíptico inequívocamente influido por la pandemia. Como esta, se trata de una película coral liderada por Keira Knightley y un divertidísimo Matthew Goode, además de por Roman Griffin Davis, hijo de la directora y conocido por su papel en ‘Jojo Rabbit’. El humor es el gran protagonista de un guión ácido y ágil que deja reflexiones sobre la eutanasia, la credibilidad de nuestros gobiernos y la falta de cuestionamiento o rebelión de la sociedad actual. La película consiente por ahí una inesperada lectura negacionista, pero también nos habla de cambio climático, el maltrato al planeta y la sexualización de las personas negras. Muy afilada. 8.
‘Nitram’: un drama social sobre inadaptados
‘Nitram’ se ha hecho con dos de los premios principales, el de Mejor Director, que ha ido a parar a Justin Kurzel, y el de Mejor Actor para Caleb Landry Jones, que ya consiguió en Cannes. Inspirada en la vida real de Martin Bryant, ‘Nitram’ es un retrato de un inadaptado como en su momento lo fue ‘Elephant’ de Gus Van Sant, solo en este caso con menos color fashion, nada de acción ni sangre, y más foco en lo social. Una película triste sobre unos acontecimientos muy tristes, que deja preguntas explícitas en sus rótulos finales sobre la ley de posesión de armas en Australia y otros territorios; y también otras implícitas sobre la educación y la información en torno a la salud mental. Algo desubicada en un contexto como el de Sitges, y más teniendo en cuenta su final tan decididamente medido, la cinta deja huella por sus excelentes interpretaciones, no solo la de Caleb como ese impenetrable e intratable joven llamado Nitram (es decir, Martin, pero al revés) que todo lo hace mal, sino la de Judy Davis haciendo de su madre y Essie Davis haciendo de su compañera. Es gracias a los tres que nunca nos olvidaremos de Nitram. 7,5.
‘Let the Wrong One In’, la necesaria comedia vampírica
Para contrarrestar el peso de cintas como ‘Nitram’, nada como una comedia de vampiros como ‘Let the Wrong One In’. Conor McMahon pudo respirar tranquilo este fin de semana en Sitges cuando esta cinta se proyectó en algún lado por primera vez, comprobando que «no sólo nadie murió» durante el estreno (sic), sino que la película funciona y que el público se ríe. Inspirada en su vida real «excepto por lo de los vampiros», ‘Let the Wrong One In’ narra la relación problemática entre el protagonista, un joven irlandés llamado Matt (Karl Rice), y su hermano mayor (Eoin Duffy), una oveja descarriada sin oficio ni beneficio al que su madre ni siquiera deja entrar en casa por su CV de pequeño delincuente y consumidor de drogas. Salpicada desde los primeros minutos por música tipo Franz Ferdinand, la película se transforma en un festival algo zonzo de referencias archiconocidas como ‘Buffy’ y ‘La boda de mi mejor amiga’ (esa despedida de soltera tan «destroyer»), si bien sin perder nunca fuelle. Probablemente porque el director ha tenido un hermano que es tan desastre como este vampiro de mierda, es que logra la sonrisa del espectador con tres tonterías. 7.
‘Dash Cam’: toda la apuesta a Annie Hardy
Durante la pandemia se viralizó una película de terror basada en un Zoom llamada ‘Host’. Estaba muy bien traída y además era muy entretenida. Su director Rob Savage ha improvisado otra cinta relacionada que pretende que sirva como reacción. Si ‘Host’ era claustrofobia, miedo y aislamiento, esta quiere que «grite bien alto» y provoque al espectador a participar con vítores y carcajadas. Narrada a modo de «live» de Instagram, Youtube o similar, a través de una influencer/rapera, con sus fans y haters comentando en vivo, ‘Dash Cam’ no tiene tanta historia de terror como agallas a la hora de centrarse en un personaje tan insoportable. Es deliberado: el canal de Youtube de Annie Hardy es real, ella tiene también un grupo de música, y lo cierto es que al final sus versos y comentarios completamente irreverentes atrapan. Mucho mejor en su vis cómica -esa mención a Ariana Grande, ese aire a Ángela Vidal de [REC]- que en su confuso desarrollo como película de terror -esa parte no genera demasiado interés ni tiene demasiado sentido-, ‘Dash Cam’ termina de decidir lo que es en verdad en su tronchante rap en los créditos del final. Para más inri, Annie Hardy se pasó por la presentación de la película en Sitges para aclarar que no votó a Trump como parece en la cinta. Ella votó por Kanye West. Gracias, Annie, nos quedamos mucho más tranquilos. 6,5.
‘Here Before’: ¿soy yo o son los demás?
La directora novel de Belfast Stacey Gregg, conocida por su trabajo en series de la BBC, juega en ‘Here Before’ con la realidad y la locura, llevando al espectador a pensar qué funciona mal: ¿es la cabeza de la protagonista o es el mundo a su alrededor? La tranquilidad de una pareja que ha perdido a una de sus hijos se ve alterada con la llegada de unos nuevos vecinos, de los cuales la niña -de edad similar a la que falleció- muestra un interés excesivo por ellos. La gran virtud de ‘Here Before’ es que la madre, interpretada por Andrea Riseborough, está sublime. En el tráiler se escucha ‘Love You’, una de las maravillas que los infravalorados The Free Design publicaron en los años 60 (no, no son Broadcast), y hay que decir que su aparición en la película es también de lo mejor de la cinta: una manera de subrayar sutilmente las temáticas, es decir, el amor, la pérdida, la infancia, el miedo a despedirnos para siempre de la inocencia… Lástima que en última instancia, vire demasiado hacia la solución telefilme. 6.
‘The Sadness’: gore en el fin del mundo
El festival se cerró a lo grande proyectando el domingo a última hora de la noche esta cinta de Taiwán que se presentaba como «una de las películas más extremas de la historia del festival». No decepcionó a nadie que acudiera con ganas de sangre, torturas de las de ver con los ojos entreabiertos y un par de escenas incómodas a punto de rebasar esa línea. La película del director Rob Jabbaz es una de las más influidas por la pandemia, pues se habla de virus, hospitales y mascarillas quirúrgicas pisoteadas, añadiendo un perturbador toque sexual. Hay acoso en el metro entre nuevas referencias al #MeToo y una escena ¿orgiástica? de lo más «creepy» que ha llevado al film a ser promocionado como «depravado». Lo es. Serán muy comentadas sus fronteras sobre el buen gusto, aunque quizá se debería prestar más atención a su punto de humor y sátira política, con China en el punto de mira. Rob Jabbaz ha improvisado la película en 7 meses porque quería hacer algo en torno a la pandemia, y lo cierto es que están muy logrados protagonistas y secundarios, empatizando con muchos de ellos desde un primer momento. ¿Que el mundo se va a acabar y hay un holocausto zombi? Abramos una lata de cerveza fresquita, de chill. 8.