Música

Lori Meyers / Espacios infinitos

La llegada de la vida adulta es así: un día estás celebrando «emborracharte», al siguiente dando un paso a un lado para preguntarte «si el rumbo que estás siguiendo es el correcto». Son palabras de Noni de Lori Meyers presentando el 7º álbum de la banda, compuesto en parte antes y en parte después de la pandemia, pero con las letras hechas en última instancia durante el último año y medio, cuando todos hemos tenido tanto «tiempo para pensar» y para «mirarnos en el espejo». De ahí que ‘Espacios infinitos’ nos hable sobre echar de menos «los bares del centro, las deshoras y la libertad», y también de preferir «observar las flores» y «amar la naturaleza». Es la búsqueda del campo que muchos, atrapados en grandes urbes sin opción de salir a nada, anhelamos en 2020. ‘Fatiga pandémica’ se llama esa composición de Lori Meyers que tanto apuesta por lo bucólico.

Aun así, ‘Espacios infinitos’ en muchos sentidos es la continuación natural de ‘En la espiral‘. El grupo viene hace tiempo alternando los hits inmediatos con pasajes más psicodélicos y espirituales, lo que se ha notado tanto en el comienzo de sus discos como de sus directos, y este álbum sigue esa senda. Aunque no hubiera existido la pandemia, Lori Meyers estaban llamados a hacer un álbum que sonara exactamente como este, con un mensaje expreso sobre «disfrutar el presente» y «volar».

Musicalmente, rara vez Lori Meyers han estado más acertados e inspirados y rara vez han sonado tan elegantes. El grupo ha decidido delegar, rebajar su carga de trabajo de «control freaks» de álbumes anteriores, y dejar que soportaran el peso de la producción y la mezcla el joven James Bagshaw de Temples y Claudius Mittendorfer. Al primero llegaron a través de su trabajo con Anni B Sweet, que vuelve a ejercer de corista y «asistente de letras» en este álbum, y al segundo por su admiración de álbumes de Interpol o incluso raperos. El sonido conseguido es ciertamente místico y espacial, en sintonía con lo que nos cuentan los textos, con sintetizadores que nos llevan a la psicodelia de los años 60 o más tarde al dream pop, sin miedo a explorar por el camino otros territorios.

Hay cierta cadencia disco-funky en muchas ocasiones, incluso pueden venir a la mente nombres tan inesperados como Tame Impala, los Arctic Monkeys de ‘AM’, Daft Punk o hasta Michael Jackson en ‘Un último baile’, si bien solo para que la canción después vire hacia otro lugar, cambiando de ritmo. Por el camino, llaman mucho la atención los detalles, por ejemplo, el excelente acabado de las canciones que aparecen entre los dos singles principales, ‘Presente’ y ‘Punk’. Tanto ‘Seres de luz’ como ‘Mis fantasmas’ presentan desarrollos muy bien acabados, la primera incorporando una guitarra eléctrica a su final que ejerce de gancho, la segunda con un lamento a cargo de un Noni que ha confesado cómo el alcohol le consume.

Esta parte central del disco a su vez está rodeada por dos canciones cuya melodía remite al cancionero melódico tradicional en España. Nombres como Perales están apareciendo en las entrevistas como en otras ocasiones referenciaron a Los Brincos y Los Ángeles. Se trata sobre todo de ‘Primaveras’, preciosa como canción de amor con los coros de Anni («dame tus razones para ser feliz, estar junto a mí y sobrevivir»), pero también de ‘No hay excusa’, de ambientación envolvente gracias al juego de teclados.

‘Espacios infinitos’ se completa con el muro de sonido abrasivo de la mencionada ‘Fatiga pandémica’, la popera ‘Hacerte volar’, la final ‘Viento del norte’ -algo inferior al resto- y la canción que entona Alejandro Méndez, que esta vez no es tan clásica como decide embarrarse en un océano de lodo y locura que recuerda al Raphael de ‘Dr. Jekyll y Mr. Hyde’. Quizá porque la canción se llama ‘En el espejo’, quizá porque se transforma en una película de terror como escrita por Martin L. Gore. En todo este contexto suena un poco descolgado el single ‘Punk’, con una crítica hacia el postureo de Instagram y a la nostalgia gratuita que es imposible que sea tan autocrítica como aseguran, si bien será el gran hit del álbum y la más coreada de los conciertos. Llegados a este punto, cada cual parece buscar algo diferente en Lori Meyers, pero si hablamos de calidad y no de números, este es el mejor álbum del grupo desde ‘Cronolánea’.

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Publicado por
Sebas E. Alonso
Tags: lori meyers