Música

Tori Amos: «La industria no cuida a los artistas nuevos tanto como antes»

Hablar con Tori Amos es entrar en su mundo de fantasía. La artista habla de elixires, panaceas y alfombras mágicas con la misma naturalidad con la que usa palabras malsonantes. Cuando desea comunicar una transformación personal dirá que ha «mudado de piel». Su voz es cálida como el fuego de una chimenea. Es pensativa, meditabunda. Su nuevo disco, ‘Ocean to Ocean’, que sale el viernes 29 de octubre, conecta con la naturaleza en mitad de una pandemia global que Tori ha sufrido especialmente durante el tercer confinamiento decretado en Reino Unido, allá por enero de este año. La artista está triste, bloqueada y además ha de lidiar, encerrada, con la muerte de su madre. Su vía de escape es la música; su medio de transporte, la naturaleza, y ‘Ocean to Ocean’ es el resultado de ese intento por encontrar algo de luz en toda esa oscuridad.

‘Ocean to Ocean’ llega cinco años después de ‘Native Invader‘, un lustro en el que han pasado muchas otras cosas. La autora de ‘Crucify’ se encontraba grabando un álbum distinto antes de que llegara la pandemia que no publicará porque ya no le resulta relevante pero que, por lo que ha dado a entender en una entrevista, era político. En una charla telefónica con JENESAISPOP sí habla largo y tendido sobre la importancia de hablar sobre abusos sexuales en el mundo post-MeToo y, en cuanto al fenómeno «bedroom pop», aconseja a los artistas no dormirse en los laureles.

El disco habla sobre la pandemia, pero también sobre la pérdida. Sin embargo suena bastante claro y luminoso, como la portada. ¿Has evitado hacer un disco triste a toda costa?
Escribí canciones que me pudieran sacar del sentimiento en el que me encontraba en ese momento, que era de abatimiento. Las canciones se convirtieron en una especie de alfombra mágica con la que escapar de ese estado en el que me encontraba, sobre todo durante el tercer confinamiento, que fue muy duro. Muchas entonces llegamos a un punto de hartazgo.

¿Escribir este disco ha sido terapéutico para ti o lo que necesitas de verdad es tocar en directo?
Sin duda necesito tocar en directo porque la energía en los conciertos es especial, se crea un voltaje y una química especiales en los directos que amo con todas mis fuerzas. Sin embargo, mis nuevas canciones se han convertido en un campo de fuerza en el que puedo trasladar toda esta energía de manera más rápida de lo que lo hacía antes de que existieran.

Aparte de la pandemia y la pérdida, el disco está inspirado en los paisajes y la mitología de Cornwall. ¿En concreto qué paisajes y mitos te han inspirado?
En el disco aparece una fotografía de Nanjizal Beach, es una playa en el sudoeste de Cornwall donde hay pozas de marea y una cueva. Es muy difícil cruzar al otro lado de las pozas porque tienes que caminar encima de unas rocas muy resbaladizas que están debajo del agua, pero lo hice con la ayuda de una colega y ahí hicimos las fotos del disco. No había terminado de escribirlo cuando fui pero el paisaje, sin duda, ejerció una enorme influencia en canciones como ‘Addition to Light Divided’ o ‘Swim to New York State’.

¿Qué me puedes contar de los mitos?
Me inspiré en varias culturas. En Cornwall existe una gran cultura de sirenas, porque es una isla, y hay muchas historias acerca de los seres marinos. Cuando observas el paisaje desde un acantilado casi te parece estar escuchando a las sirenas llamándote desde siglos atrás.

Me gusta comer sushi con St. Vincent, sobre la influencia que he podido ejercer en ella o en otros artistas no pienso tanto

Algunos de tus discos son conceptuales. ¿No se te pasó por la cabeza que este lo fuera?
Como artista me llaman la atención muchos tipos de expresión. Hay diferentes maneras de contar una historia y lo que intento averiguar es cuál es la forma más efectiva de contar una historia determinada. A veces es necesario crear un concepto, dotarlo de personajes, pero otras solo es necesario documentar lo que está ocurriendo, y si tu trabajo, en un momento determinado, consiste en documentar la tristeza por la que está pasando la gente en un mundo que se ha vuelto loco, si quieres ayudar a la gente a lidiar con el dolor, lo que quieres es crear una panacea, un elixir sónico con el que poder hacer tal cosa. Eso he hecho en ‘Ocean to Ocean’ y ha sido una decisión consciente.

¿El disco que empezaste a escribir antes de la pandemia está totalmente descartado? ¿Era un disco político? ¿Saldrá en algún momento?
Ese disco no va a salir. En aquel momento, las canciones respondían a una energía que ya no me interesa explorar. Escribí mi libro, ‘Resistance’, para hablar sobre la importancia de resistir las fuerzas tiránicas, y creo que el libro ya hizo ese mismo trabajo. Con la pandemia el mundo necesitaba otro tipo de canciones, así que me mudé la piel de aquel disco y me sumergí en una frecuencia diferente.

Tu influencia se percibe hoy en día en el trabajo de St. Vincent, Perfume Genius o Bat for Lashes. ¿Percibes tu influencia en otros artistas? ¿Escuchas música actual?
Me gusta comer sushi con St. Vincent, tomarme un vino con ella y conversar un rato; sobre la influencia que he podido ejercer en ella o en otros artistas no pienso tanto. Los músicos que han mencionado están persiguiendo su propio camino y lo están haciendo maravillosamente. Yo me enfoco en el trabajo que me queda por hacer. No estoy retirada, aún recopilo historias, documento el tiempo, investigo, tomo notas… vivo una vida de artista aparte de ser ser esposa y madre. La familia es el epicentro de mi vida.

En la actualidad, artistas mainstream tan masivas como Billie Eilish cantan sobre slut-shaming, body-shaming, abusos sexuales… En los 90 hubiera sido impensable.
Las redes sociales han transformado la naturaleza de las conversaciones públicas. Los temas que mencionas ya están sobre la mesa, están en la cultura. En los 90 no se podía hablar de abuso sexual, era un tema tabú y tenías que pelear con el sello para que te dejara meter una canción en el disco que hablara de ello. Han pasado muchas cosas en los últimos 30 años, a la fuerza el público se ha terminado dado cuenta de que el acoso, los abusos sexuales, la violencia doméstica… son un problema endémico no solo en la industria de la música, sino también en la sociedad. Es muy importante que artistas con grandes plataformas hablen de estos temas porque influyen a mucha gente.

En los 90 era muy difícil hablar sobre abusos sexuales, solo podías hacerlo en los conciertos. Si lo hacías en una canción la radio te podía vetar

Una de las cosas que han cambiado es que las mujeres ya hablan abiertamente de ello, al contrario que antes, cuando por miedo a no ser creídas, muchas no compartían sus experiencias con nadie.
También hay que detenerse en las consecuencias que provoca este tipo de vivencias en las víctimas. A muchas personas por contar sus experiencias se les ha vetado de un sello o de un estudio de cine. ¿A cuántas de ellas les han arruinado la carrera? Las personas que han salido indemnes de contar una experiencia de abusos probablemente ya tenían acceso a un público. Cuando yo lo hice (en la canción ‘Me and a Gun’) no estaba nombrando a una persona específica. Hablaba de mi experiencia a través de una canción y además era portavoz de RAINN (Rape, Abuse & Incest National Network). Yo ya tenía un público que venía a mis conciertos. Tenía una red de apoyo a mi alrededor.

En los 90 era muy difícil hablar de ello, solo podías hacerlo en los conciertos. Si lo hacías en una canción la radio te podía vetar. No había otra plataforma que el escenario. Ibas de pueblo en pueblo y contabas tu historia durante un año entero. Ahora, con internet, en una hora puedes llegar a millones de personas. El paisaje ha cambiado mucho.

Internet ha democratizado la creación musical. Ahora cualquiera puede lanzar una canción en internet desde su habitación y petarlo. ¿Qué opinas sobre este fenómeno?
Es interesante que uses la palabra democratización. Es una manera de verlo. Otra manera de verlo es la siguiente: por mucho que tú mismo crees música desde tu habitación no puedes reemplazar el trabajo de un buen ingeniero o un buen mezclador. A mí nunca se me pasaría por la cabeza pensar que tengo el talento de Matt Chamberlain. Un diletante que hace música desde el puto garaje de su padre no puede reemplazar el trabajo de un grupo de músicos y profesionales que llevan toda la vida trabajando en su campo. El problema a día de hoy es que ya no hay dinero para invertir en desarrollar a los artistas noveles porque la gente se vuelve avariciosa de cojones y solo piensa en hacer puta pasta, lo que incluye a los sellos discográficos.

La industria ahora mismo no es tan sana como antes y no cuida a los artistas como solía a hacerlo

No me refería tanto a los ingenieros como a los artistas de «bedroom pop» que pueden colgar una canción sin mezclar siquiera y lo peta.
Me parece genial que los jóvenes hagan música desde sus habitaciones, pero todos podemos mejorar nuestras habilidades y aprender. Si eres un artista que tiene todas las habilidades que se requieren para hacer una canción y consigues un número 1, enhorabuena; si consigues un número 1 simplemente porque has sacado una canción en el momento adecuado pero no posees dichas habilidades, con el éxito te llega también la oportunidad de mejorar como artista. Lo que no me gusta es que la gente que tiene potencial sea holgazana. Yo no creo en la holgazanería, me pasé años tocando en bares para precisamente mejorar como músico, y yo animo a los jóvenes artistas a hacer lo mismo y así convertirse en artistas más completos. Y a hacer buenos discos porque a mí me gusta escuchar buenos discos que están bien producidos, que suenan bien.

El éxito, claro, también se mide en el tiempo en que consigues sostener una carrera. Muchos artistas surgidos de internet parecen durar dos días…
Por eso les animo a espabilarse y aprender de las personas que son buenas en lo que hacen. Lo que me entristece de esta industria es que ya no se desarrolla a los artistas. Antes los sellos tenían un departamento de desarrollo de artistas y ya no es así, y creo que esto es una gran pérdida para la industria. Si a mí no se me hubiera permitido fracasar con Y Kant Tori Read no habría sacado después 16 discos en solitario. La industria ahora mismo no es tan sana como antes y no cuida a los artistas nuevos como solía hacerlo.

¿Te parece que ‘Boys for Pele’ está infravalorado? Llegaste a a afirmar que los críticos vapulearon tu “disco de clavicordio punk”.
En su momento sí fue un disco infravalorado. En ‘Boys for Pele’ lo di todo de mí pero a veces los discos no son comprendidos en su época, y otros sí. En ocasiones los sellos, en cuanto obtienes un poco de éxito, quieren que empieces a trabajar con ciertas personas para aumentar ese éxito, y yo necesitaba hacer ese disco en aquel momento para encontrar mi propia libertad.

Hay quien espera una recuperación económica brutal de la industria musical en 2022, pero también hay voces que opinan que puede haber una burbuja: demasiado concierto acumulado, demasiada gira, demasiado disco guardado. ¿Cuál es tu visión? ¿Habrá espacio para tantísima oferta?
Es normal que haya habido retrasos y problemas después de que la música en vivo haya sido borrada del mapa literalmente durante 18 meses por culpa de la pandemia. La industria ha estado de rodillas. No hay que ser bueno en matemáticas, que no lo soy, para darse cuenta de que iba a sufrir las consecuencias. Lo único que espero es que a la gente le apetezca volver a vivir la experiencia de ver un concierto en directo, que seguramente sí. Al fin y al cabo también ha estado encerrada en sus casas.

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Publicado por
Jordi Bardají
Tags: tori amos