En 1977 ABBA no quieren ser vistos estrictamente como un grupo de pop. En esas entrevistas sobrias y solemnes que les gusta hacer cuentan que les seduce el concepto de «ópera pop». ‘Waterloo’ queda ya demasiado lejos en el tiempo, no se conforman con haber arrasado con singles como ‘Dancing Queen’, y buscan contar una historia.
Ajenos al éxito monstruoso que será en el futuro ‘Mamma Mia’, suceden ‘Arrival‘ con un disco llamado secamente ‘The Album’ que viene acompañado de una película que se llama secamente ‘The Movie’. Tras haber convertido en directo temas como ‘Tiger’ en un número guitarrero que no tenía nada que ver con la música disco, deciden empaparse de rock progresivo comenzando este nuevo proyecto con un crote llamado ‘Eagle’ que resultará el más extenso de su discografía. A lo largo de casi 6 minutos donde caben desarrollos en homenaje expreso a los Eagles, letras que son pura fantasía (“sueño que soy un águila y sueño que extiendo mis alas”) y flautas, ABBA entregan uno de sus temas más polisémicos inspirándose en la novela ‘Jonathan Livingston Seagull’ de Richard Bach, cuya adaptación cinematográfica había musicado Neil Diamond.
‘Hole In Your Soul’, con cierta inspiración melódica en Paul McCartney, mantiene esas vibraciones rockeras, si bien el grupo no renuncia a entregar tampoco números tan pop como ‘Take a Chance On Me’, aún con cierto resquicio disco y salido de las sesiones de jogging de Bjorn Ulvaeus, en las que solía correr tarareando un ritmillo “tck-a-ch” que le llevarían hacia la idea principal del tema. Y si MGMT aseguran que ‘Dancing Queen’ nutrió en algo ‘Time to Pretend’ esperad a escuchar las diferentes melodías que se esconden detrás de este nuevo número 1 en Reino Unido.
Hay cierta vocación experimental en ‘Take a Chance On Me’ que suma en el camino de construir su álbum más ambicioso -atención, por ejemplo, al «spoken word» que se marca en un momento Agnetha-, aunque extrañamente el disco suena un tanto desconectado para tratar de contener tal vocación conceptual. La película ‘Abba, The Movie’ no tiene más fondo que el de mostrar a ABBA en un enorme momento de popularidad, promocionando cómo suenan una veintena de sus canciones en vivo post-producidas, todo ello sobre un vago argumento de minúscula vocación cómica, en el cual un locutor de radio experto en country, tiene que hacerles un reportaje, pero resulta ser un tanto desastre. En ‘Abba, The Movie’ aparecen unas canciones del disco y otras no junto a algunos de sus «grandes éxitos», mientras ‘Abba, The Album’ decide cerrarse con 3 canciones que habían formado parte de un pequeño musical que el grupo había venido interpretando en vivo. Lo llamaron ‘The Girl with the Golden Hair’ y es ahí donde desarrollan su vocación más teatral y más Broadway con ‘Thank You for The Music’, ‘I Wonder’ y ‘I’m a Marionette’.
Realmente es una pena que ABBA no quisieran extender este último concepto al resto del álbum que estaban llamando ‘The Album’, pues ahí encontramos algunas de sus ideas más brillantes esta vez. Aunque misteriosamente no fue un single sino una cara B, ‘Thank You for the Music’ es una de las mayores exhibiciones de talento melódico por parte de ABBA. Los volantazos en la melodía del estribillo son puro virtuosismo e inspiración para media carrera de La Oreja de Van Gogh, mientras la letra como ejercicio metamusical nos está hablando sobre la función que cumple la música en la vida de las personas que viven para ella, es decir, cualquier persona escuchando o leyendo esto. «Mamá dice que quería ser bailarina desde antes de saber andar / Dice que empecé a cantar antes de saber hablar (…) ¿Quién se dio cuenta de que nada puede capturar un corazón como una buena melodía?». Ellos mismos, parecen autocontestarse con esta nueva canción de 20 sobre 10.
A continuación, en ‘I Wonder’ Anni-Frid Lyngstad parece recordar sus primeros pasos, inseguros, hacia la independencia, preguntándose con miedo si está haciendo lo correcto al dejar su vida pasada atrás; y cierra el álbum otro prodigio llamado ‘I’m a Marionette’ con más influencias glam y de Broadway, y cierta reflexión sobre la función de los artistas en el entramado de la industria musical, y el daño que produce en la salud mental de los mismos. «Algo está mal, tengo la sensación de no pertenecer aquí / como si viniera del espacio exterior, fuera de lugar, como King Kong», plantea con un ritmo agitado y terrorífico, avanzada a su tiempo.
‘The Album’ se completaba con una balada sobre una pareja tratando de salvar su matrimonio (‘One Man, One Woman’), un cuasi himno religioso un tanto Simon & Garfunkel llamado ‘Move On’ que comenzaba con otro «spoken word» a cargo de Björn de corte espiritual y autoafirmativo, y el que en verdad fue el primer single y que hasta hay quien pasará por alto teniendo en cuenta lo que han significado a la larga ‘Take a Chance On Me’ y ‘Thank You for the Music’. ‘The Name of the Game’ presentaba cierto ritmo funky, un arreglo un tanto beatliano, cierto poso soul e incluso doo-wop, específicamente inspirado en ‘I Wish’ de Stevie Wonder, anticipo de un nuevo buen álbum que únicamente pudo haberse dibujado mejor como musical con presentación, nudo y desenlace.