Cine

‘El contador de cartas’ es otro solemne e inquietante thriller de Paul Schrader

Paul Schrader, director de films de culto como ‘Mishima’ y guionista de la icónica película de Scorsese ‘Taxi Driver’, resucitó su carrera hace cuatro años con ‘El reverendo’ tras más de una década de fracasos comerciales y críticos. ‘El contador de cartas’ confirma que el estadounidense, a sus 75 años, se encuentra en uno de sus momentos más artísticamente inspirados.

Esta película, temáticamente, tiene más en común de lo que parece con la protagonizada por Ethan Hawke, compartiendo ambas el mismo interés en explorar la culpa y los traumas de un hombre que trata de lidiar con ellos aislándose, en cierta manera, de la sociedad. En esta película, Oscar Isaac encarna a William Tell, un meticuloso y enigmático exmilitar que ahora se gana la vida como jugador de póker profesional, yendo de casino en casino. En uno de sus viajes, su camino se cruza con Cirk, un joven que le pide ayuda para ejecutar un plan de venganza contra un coronel militar.

Tell no puede soportar lo que ha vivido en el pasado y su existencia se basa meramente en jugar al póker, lo único que parece darle cierta felicidad. Así como sus encuentros con otra jugadora, interpretada por Tiffany Haddish, aunque él no muestra sus emociones abiertamente y permanece siempre frío como el hielo. En este sentido, el tono de la película se mimetiza con la personalidad del personaje. Schrader elabora una puesta en escena oscura y misteriosa aportando una atmósfera que es enfermiza e hipnótica al mismo tiempo.

Mediante un ritmo pausado, planos transitorios de autopistas de noche y oscuras habitaciones de moteles, el director disecciona los tormentos de Tell muy poco a poco, como si todo pasase dentro de un cuarto con la puerta entornada y quisiese que el espectador lo observara todo mirando a través del hueco desde fuera. Este buscado hermetismo es tanto un aspecto atractivo como, en ocasiones, un ligero lastre para la película pues se alarga algo más de lo que debería, especialmente hacia la mitad. Afortunadamente, el tramo final resuelve este problema, cerrando la película con un arriesgado último plano que es atrevido, es sencillo y es poético.

Pese a que ‘El contador de cartas’ no genere el entusiasmo de ‘El reverendo’, es una película personal, solemne e inquietante, y sigue habiendo mucho que admirar en ella, especialmente en su nulo compromiso con los dramas adultos del Hollywood más académico, ya que Schrader firma una película que no responde a intereses comerciales ni busca desesperadamente ganar premios. El director entrega un ejercicio de cine meticuloso, rodado y narrado con la experiencia de alguien que lleva toda la vida en la industria y cuyas incursiones en el cine comercial nunca fueron tan satisfactorias como sus propuestas autorales.

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Publicado por
Fernando García