Entrevistar a Nacho Vegas es… ¿cómo describirlo? Una experiencia diferente. Uno atraviesa a pie la ciudad para encontrarse con él, mentalizándose para hablar, como cualquier día de diario a las 10 de la mañana, de cosas como la muerte, el suicidio o el auge de la ultraderecha. La típica conversación de gimnasio. Misteriosamente nunca salgo alicaído de estas pequeñas charlas con el artista, aunque muchas veces no sepa qué cara poner o qué decir cuando aparecen ciertos temas en la conversación. Como la música cura heridas, también lo hace hablar de aquello de lo que casi nunca hablamos.
Me avergüenza a mí mismo darme cuenta de que la muerte o incluso el sexo todavía son temas espinosos en una charla después de 20 años escuchando a Nacho Vegas, 15 escribiendo sobre su música y varios entrevistándole de vez en cuando. Nacho, que aparece recién duchado y con el pelo medio húmedo, es un gran conversador y una máquina de titulares -ambas cosas no van necesariamente unidas-. Sus entrevistas suelen producir titulares tipo clickbait y entiendo un poco a mis compañeros plumilla: sería muy tentador, por ejemplo, titular esta entrevista «En la izquierda también hay mucho gilipollas».
Más interesante, en cambio, es que se excuse por no mirar -a veces- a los ojos de la gente, aunque he toreado en peores plazas al respecto y sin explicaciones. Son reveladores su honestidad, su falta de pudor y cómo NO esquiva ciertas cuestiones. La conversación no es hilarante ni se desarrolla entre carcajadas, pero muy a menudo ofrece una sonrisa reconfortante, como si no fuera el dueño de esa mente tortuosa que a veces dibujan sus melodías. Hablamos de ‘Mundos inmóviles derrumbándose‘, estos días nuestro «Disco de la Semana», que está presentando ya en directo por todo el país. Fechas y entradas, en la web de Oso Polita.
¿Qué tal estás?
Me encuentro bien, ilusionado. Me costó mucho hacer este disco, normalmente tienes bloqueos después de un álbum y luego las canciones vuelven a surgir. Pero esta vez ese bloqueo fue muy largo. Respecto a la pandemia, me sentía privilegiado respecto a otros compañeros, porque a mí me pilló terminando una gira y pensaba en amigos y amigas que acababan de sacar disco, y en las consecuencias de eso. Muchos amigos en mi entorno han tenido bajas laborales, rupturas, ha habido suicidios… y a mí no me estaba pasando nada. Pero me di cuenta de que me estaba deprimiendo, no me salía ningún verso. Entonces, mi mejor amigo y yo nos fuimos a Ortiguera, un pueblo pegado a Galicia donde una amiga nos consiguió una casa para estar tranquilos, y allí me desbloqueé un poco. Ya me dije: «Si vuelvo y aún me siento triste, voy al médico, al psiquiatra». Pero allí escribí e hice maquetas.
Se está hablando bastante de en qué estado de salud mental vamos a salir de la pandemia…
Sí, a mi alrededor veo cosas jevis, y es jodido. Gente que la ves con comportamientos de depresión, por la situación, puede ser.
En cambio, el disco no suena depresivo. Sé que hay gente que dirá que todos tus discos suenan depresivos, pero yo veo a veces la música como un contraste.
No sé. Cuando lo pude escuchar por primera vez con perspectiva, una semana después de terminarlo, intentando oírlo fuera de mí para ver si tenía sentido y buscando cosas que las canciones tienen en común, sí me pareció bajonero y se lo comenté a Hans (Laguna). ‘Big Crunch’ tiene un tono distinto, y por eso la metimos como contraste luminoso. El germen de cada canción es un momento duro.
Hay canciones sobre la muerte, pero me da la sensación de que no la afrontas como ‘El Ángel Simón’. No sé si me parece más poético o menos dramático. Igual es la manera de escribir con el paso de los años.
He aprendido con el tiempo. En la época de ‘El Ángel Simón’, cuando tratábamos de escribir sobre algo lo hacíamos con cierta mirada cínica, usando sarcasmo, y eso te lleva a un cinismo que nunca es bonito. A lo mejor Gainsbourg lo ha sabido hacer bien, pero no es mi caso ni mi rollo. En este disco te acercas a la realidad con una mirada que sí, que cuestiona aquello de lo que estás hablando, pero esa mirada ahora tiene algo de ternura y de empatía.
Salvo algún evento aislado para apoyar alguna causa, hacía mucho que no hacía una gira acústica, y ahora voy a hacer algunos conciertos acústicos. Este verano hice un par de conciertos solo con guitarra, y ahí recuperé ‘El Ángel Simón’, que la había dejado de tocar porque es una canción que no puedes tocar en cada gira, porque acabas estropeándola. Y me sentí bien tocándola.
¿Por qué?
Es una canción muy emblemática de ese disco, fue muy importante para mí, sin estribillo, de casi 8 minutos, con la melodía escondida, un poco trágica… Yo siempre he dicho que tiene sentido del humor y que sin sentido del humor no tendría sentido. Y también ‘Ramón In’ tiene un sentido del humor a su manera, implícito, no es como el de otras canciones. Me sentí bien porque cuando cantas canciones antiguas, las resignificas de alguna manera. ‘El Ángel Simón’ fue una canción muy importante para mí y me di cuenta de que podía seguir cantándola.
‘Ramón In’ es una canción de nuevo sobre la muerte de un ser querido muy cercano, ¿la podrás tocar?
Es sobre un amigo que murió en 2018. Ya la toqué este verano, yo quería que fuera lo que llaman el «focus track», que yo lo llamo el «fuckin track», pero en la oficina y los amigos a que consulto porque no se me da muy bien lo de los singles, no lo veían. (sonríe)
«Con las burradas que se cantan ahora… ¿pasa algo por decir que un amigo me la chupó en un contexto bonito, que no es ni siquiera pornográfico?»
Es un tema que habla de sexo oral y muerte, igual es un poco duro para una playlist.
Eso me decían, pero con las burradas que se cantan ahora… ¿por decir que me la chupó en un contexto bonito, que no es ni siquiera pornográfico? Oigo auténticas burradas. Volveremos sobre ‘Ramón In’, quiero hacer un vídeo más adelante.
¿Ha cambiado el modo en que ves la muerte? Cuando te entrevisto siempre me lo paso bien, me río, te veo alegre… No sé si tienes cierta tendencia a la depresión o piensas mucho en la muerte.
La muerte está presente en las canciones, es un tema recurrente en la música popular porque es la mejor excusa para hablar de la vida. Cuando la muerte te golpea, te haces muchas preguntas. Acaba de morir una señora amiga de Santiago Alba Rico, que conocí fugazmente en su pueblo, Las Hortichuelas, y que salía en ‘Violética’. En el single ‘Ese árbol’ no sé si te acuerdas de que digo: «Mi amigo Santi me habló de una mujer que se ha ganado el cielo / Y ya, tan sólo quiere morir como la sombra de un árbol seco / Tan solita la tierra y así volver a la naturaleza». Estaba inspirada en una cosa que decía ella. Murió el otro día, y Santi estaba muy afectado, y escribió un artículo muy bonito para Ctxt en el que decía que el mundo tenía cuatro patas y ahora solo le quedaba una tras la muerte de su amiga Margarita.
En ‘El Ángel Simón’… la muerte de mi padre fue muy cercana, la primera, y muy inesperada. Me hizo preguntarme muchas cosas, pero con el tiempo, por desgracia, últimamente ha coincidido que en mi entorno ha habido unas cuantas (muertes más). No siempre canto sobre ellas en los discos pero es un tema que te hace pensar muchas cosas. Piensas en ello más.
‘Belart’ es una canción que habla de ello, pero como te decía es como alegre…
‘Belart’ es sobre una amiga que se suicidó estando yo en Ortiguera, cuando estaba bloqueado. Recibí una llamada de la que no reconocí el número… Una chica de 34 años.
Lo siento (…) A veces tus textos son tan explícitos que tengo la sensación de que no tengo mucho que preguntarte… No sé si siendo tan explícitas las letras, sientes la parte de producción infravalorada, como que se habla poco de ella. ‘Ramón In’ tiene unos arreglos muy poderosos también y ‘Belart’ me parece un tema a veces incluso alegre, como te decía.
No sé si infravalorado. Procuro comunicar esto a la oficina: que se comunique que hay un trabajo de producción y de banda. Recurrí a Hans (Laguna), Cristian (Pallejà) y Ferran (Resines) en Barcelona, hicimos piña y un equipo porque la banda estaba por formar. Trabajamos con maquetas y preproducción. ‘Belart’ es un tema que tenía claro, cuando hago discos escojo el tema con que abrirlo, el tema con que cerrarlo y otro en medio para articularlo. Tenía que cerrar la canción asturiana, ‘Ramón In’ ir en medio articulando las dos mitades y ‘Belart’ tenía que abrir. Empieza con el estribillo, tiene un toque incluso industrial… para pasar a contrastar con la estrofa con ese tipo de melodía. Es una apertura fuerte. Al principio tenía solo una frase esbozada sobre «morir», pero la canción la tenía de antes estructurada. La letra la escribí después de esa llamada. No es como ‘Ramón In’, que me senté a escribir sobre él, fue el proceso inverso. Me importaba mucho construir la canción bien en el estudio para que abriera el disco. Cristian y Ferran fueron muy importantes en muchos detalles.
En el disco hay algún banjo, no sé si estás al tanto del neo-country de gente como Kacey Musgraves y el debate en Estados Unidos sobre la adaptación de lo que es el country y lo que no.
No, estoy con cosas más clásicas, estoy descolgado de novedades, a menos que me las recomiende alguien.
Y lo de la canción latina quedó como una broma de lanzamiento.
¿Una broma?
Había mucho humor en la nota de prensa diciendo que te habías pasado a la música latina y cuestionando si no había nada de política, que sí la había.
No era una broma, fue un hallazgo dar con Mancha ‘E Plátano. Puede representar en este disco lo mismo que en ‘Violética’ ‘Todos contra el cielo’, que era la cumbia de aquel disco. Yo no iba a hacer música latina solo, para eso necesitaba a Mancha. Coincidió que ‘Teatro’ de Willie Nelson es un disco que nos gustaba mucho a todos en el estudio: es cercano, tiene ritmos caribeños… A partir de ahí surgió lo de Mancha ‘E Platano. Tratamos cada canción de manera particular, y tratamos de hacerle un traje a medida. Igual que hay un tema en el que el referente es John Prine, una versión de la que nos han denegado el permiso, el referente ahí era Willie Nelson.
«Hay gente de derechas con las que no me iría a tomar un café, y otra gente con que sí»
Escuchando en casa ‘El mundo en torno a ti’, cuando dices lo de la Cañada Real, mi novio ha gritado: «¡Esta es para Andrea Levy!». No te voy a preguntar por Andrea Levy, pero sí qué quieres decir. En ‘Los juncos salvajes’ (André Techiné), hay un personaje que dice: «¡no sé cómo puedes salir con un facha!» y esa frase me marcó mucho. Tú hablas aquí de «dos mundos que no se pueden mezclar», ¿cuál es tu visión?
Yo pasé por todas las etapas. La de que toda la gente que te rodea es muy de izquierdas, no conocías a nadie que militara en la derecha y te creías que todos los gilipollas estaban en el derecha… y en la izquierda también hay mucho gilipollas. Luego cuando tienes un poco de mundo, ves que en la derecha también hay gente razonable y gente maja. Hay que diferenciar entre estructuras de poder, por ejemplo, partidos políticos, o en música, las multinacionales; y entre la gente que trabaja en ellas. Hay gente que puede ser de derechas y afín. Hay gente de derechas con las que no me iría a tomar un café, y otra gente con que sí. Te tienes que quitar ese prejuicio. Nos tenemos que entender de alguna manera.
¿Muy, muy de derechas, también? ¿Te irías a tomar algo con alguien de VOX?
Ese es el límite, un fascismo con el que hay que acabar y silenciar como sea con poder popular. Jode mucho que se estén normalizando discursos de odio por culpa de este neofascismo. Es una línea roja que no pasaría. Sin embargo, una vez conocí a unos ex votantes del PP que ahora votan a VOX, era un rollo ultra liberal, una derecha macarra, un poco farlopera (risas) No sé por qué votan a VOX, pero para que les voten 3 millones de personas tienen que tener un electorado variado. Pero luego ves a Rocío Monasterio y no puedes permitir que se normalicen ciertas cosas como una opción política válida, y eso lo tenemos que luchar desde la militancia e incluso de la cultura para evitarlo.
«Ves a Rocío Monasterio y no puedes permitir que se normalicen ciertas cosas como una opción política válida, y eso lo tenemos que luchar desde la militancia e incluso de la cultura»
Bueno, se ve que el discurso de VOX ha calado incluso en barrios pobres de Madrid donde han llegado a ser terceros.
Apelan a la clase obrera con la migración, y les puede funcionar eso. En todo caso, esta no es una canción que hable de Andrea Levy (sonríe) Sabía que me lo iban a preguntar mucho. Sería muy injusto… Es verdad que empiezas las canciones tomando referencias de momentos de la realidad, pero se acaban transformando y acaban estando muy lejos de esa realidad. Acabas recurriendo a una ficción para hablar de una realidad. Pensar en relaciones complejas en que se puedan mezclar mundos muy diferentes tiene que ver con esta canción, pero esa segunda persona a la que hablo no es Andrea Levy. Sí hablo de una relación de dos mundos diferentes, pero también hablo de mirarte al espejo y de ver contradicciones, y a veces tener que enfrentarte a ellas. Las canciones se nutren de paradojas y hay que confrontar las paradojas para poder resolverlas.
‘Esta noche nunca acaba’ tiene una base muy 50’s y yo creo que es de las mayores canciones de amor que has hecho.
Mi parte favorita del disco es una que solo tiene piano y voz, y hago un cambio vocal que no había hecho nunca, y que aprendí con una canción de Víctor Jara. Ocurrió que me di cuenta de que no le hablaba a una persona; partió de darme cuenta de que he dejado pasar muchos trenes. Hace mucho tiempo que estoy solo. Hay cosas que me da pena no haber cuidado mejor en alguna relación. Habla del amor pero desde ese punto de vista. Es la primera vez que me planteo escribir una canción de amor, pero no puedo evitar que haya algo amargo. Habla como de un amor que se te escapó y que va a permanecer ahí toda tu vida.
«Me sentía afortunado de vivir en soledad elegida, pero con el confinamiento me sentía solo de manera muy amarga. Creo que todos hemos hecho un repaso de nuestras vidas»
¿Sientes culpa, eres una persona que se mortifique mucho?
Sí, lo justo, un poco (sonríe) Tampoco llega a ser algo patológico o neurótico. Sí… En este año y medio, una cosa que aprendí un poco es lo que era la soledad. Yo siempre aprecié mucho la soledad, llevo viviendo solo mucho tiempo, siempre he querido mantener mi piso solo en Xixon, aunque viniera largas temporadas a Madrid, pero era una soledad escogida, «solitud», una palabra que no sabía que existía en castellano. La canción habla de las dos soledades, la escogida y la impuesta. Me sentía afortunado de vivir en soledad elegida, pero con el confinamiento me sentía solo de manera muy amarga. Me hizo empezar a plantearme por qué, entré en pánico. Estar solo es una putada, y me empecé a sentir culpable por muchas cosas. Yo creo que todos hemos hecho un repaso de nuestras vidas.
No sé si ‘Séptima ola’ habla algo de la pandemia, pero de nuevo, me parece que también tiene algo de reconfortante.
No es pandémico, no lo pensé en absoluto. Yo no hago surf, pero en Xixon se hace mucho y me comentan que las olas vienen de 7 en 7. Es una referencia a eso, me imaginé como una última ola porque el mar siempre lo utilizo, es un símbolo que está en todos mis discos.
Es curioso que me hayas dicho que la canción política para ti es el contrapunto alegre del disco. Cuando pienso en VOX o en Ayuso justo me parece la parte más deprimente de la vida, y para ti es la parte alegre del disco.
Al hacer canciones políticas, hay que huir de la solemnidad. Es el tópico: soltar un sermón, un panfleto, alguien te va a soltar su ideario para adoctrinarte. En realidad, no es el caso de esta canción que va por otro lado. Pero para mí los maestros de la canción política han hecho canciones divertidas, como Phil Ochs, Housemartins, Liberace… siempre me gustó mucho ese contraste, usar la política pero en contexto luminoso, sabiendo que la política hoy es un lugar oscuro. También pasa con las canciones emocionales. En el country antiguo Hank Williams, por ejemplo, son canciones de acordes mayores, «fiddles» alegres… y las letras son tragedias amorosas. La música popular utiliza mucho esos contrastes de canciones saltarinas y letras oscuras.