Miss Caffeina, MissCa para lxs amigxs, son actualmente top 3 en España con su notable nuevo disco, ‘El año del tigre’, que han presentado a lo largo de casi toda la pandemia con temas como ‘Punto muerto’ con Ana Torroja, ‘Me voy’ o más recientemente ‘Por si’. El disco esconde igualmente algunas canciones que pueden crecerse con el paso de los meses, como ‘Las Vegas’, ‘Fuerte el aplauso’ o ‘Nadie bebe por el sabor’, como ya tendremos tiempo de comprobar en esa amplia gira en la que la banda va a embarcarse.
Siempre es un placer hablar con los miembros de Miss Caffeina, serviciales, humildes y dispuestos a echarse unas risas, en este caso los principales autores de la formación, Alberto Jiménez y Sergio Sastre, y Antonio Poza, que se encarga de bajo, sintetizadores y percusiones.
¿Cómo habéis llegado al sonido de este disco, que me parece de los más cohesionados de vuestra carrera?
Alberto: «Yo pensé que cada canción era de su padre y madre, y luego el resultado sí que es homogéneo. Max (Dingel, productor) tiene la capacidad de coger las canciones, verlas desde fuera y darles la unidad».
¿Cuáles te parecían las más extremadamente diferentes?
A: «Veo muy diferentes ‘Punto muerto’, que encajaría en el disco anterior, y ‘Me voy’, que a su vez no tiene nada que ver con ‘Fuerte el aplauso’, que es muy orgánica».
‘Me voy’ es como un reggaetón deconstruido pero creo que, como todas, está producida a vuestro estilo, que en este disco es una especie de synth-pop disco-funky.
A: «Puede ser. De la idea que yo tengo a lo que percibe luego la gente… Yo veía las estrofas más trap, el estribillo sí que es reggaetón. Hoy ya no me parece tan diferente o que sobresalga tanto, pero en un primer momento me daba ansiedad que no tuvieran nada que ver unas canciones con otras».
¿Cuál es el punto fuerte para vosotros si el disco no os parece cohesionado?
Sergio: «No nos parece homogéneo, pero sí que el estado de ánimo es constante, que tiene como un chorro de energía, un propósito de llevarte a un sitio más enérgico. No sé si funk porque no nos gustan las etiquetas, pero sí un lugar con ganas, que es lo que simboliza ‘El año del tigre'».
El disco sí tiene esas vibraciones de tirar para adelante, y contiene una frase muy significativa: «negarse a odiar es revolucionario».
S: «Sí, con varias pinceladas, pero sí. Incluso las relaciones personales, la manera de relacionarnos, nos lleva a ciertas dinámicas. Como lo que hablamos de Eurovisión: me niego a entrar en esa mierda. Es estúpido participar de algo que nos hace sentir mal».
A: «Nos dijeron en una entrevista que el disco es como abrazarse a uno mismo. Hay cosas de pareja por cómo hemos vivido estos dos años, pero también de cómo contribuir al mundo. Tú en el mundo, tú en una relación. Es de abrazarse a uno mismo. Todas las canciones son uptempo, como «he estado en esta mierda, pero vamos a otro sitio, por favor».
«El disco es como abrazarse a uno mismo»
¿Con todo esto os referís más a las redes, a la política…?
S: «Todo está incrustado, son dos caras de la misma moneda, el espacio social, el algoritmo que nos lleva a ver cosas crispadas y desagradables… La comunicación política no es ajena a eso, se mete en esos canales para lanzar y aprovechar ese tipo de mensajes».
No distingo las canciones que escribís Sergio y Alberto, tengo que mirarlo. Y Zahara me explicó una vez cómo las distinguía, ella lo tenía claro.
S: «Con Zahara he salido unos años, a Alberto lo conoce hace muchísimo tiempo… Ella tiene mucha información» (risas)
A: «En los primeros de Mecano no sabías quién componía cada cosa y eso los hacía más cohesivos que los últimos».
Toni: «Yo los calo súper bien. Las identifico muy bien, son muchos años ya».
‘Reina’ está claro que es de Alberto, pero en este disco, ¿cuál sería la más Sergio y la más Alberto?
T: «‘Las Vegas’ y ‘Autoayuda’ son muy de Alberto, además de ‘Punto muerto’ y ‘Me Voy’. Y de Sergio ‘Memoria Química’. Es muy…»
S: «¿Pesado?» (risas)
T: «Tiene ese fraseo más español».
A: «La influencia de una melodía rock» (canta una parte)
T: «Alberto es más melodía coplera».
¿Qué opinas como rockero de la colaboración con Ana Torroja, Sergio?
S: «Increíble, un sueño cumplido».
«Es estúpido participar de algo que nos hace sentir mal»
A ver, no me vas a decir ahora que fatal. ¿Pero verías a algún rockero colaborando en esta etapa de Miss Caffeina?
S: «Yo creo que no».
A: «Lo de hacer un tema con Ana Torroja se propuso con ‘Oh Sana’, cuando colaboramos con Iván Ferreiro. Y lo propuso Toni y pensamos que ella no iba a querer»
S: «Tú eres muy melómano, yo no me sé en qué mes de qué año salió tal single de Mecano. Pero cuando fuimos a ver a Ana, me di cuenta de que tiene un repertorio espectacular. Hay una ventana de heteros sin complejos también (risas)».
Cuando el grupo erais más rock, a mí no me gustaba tanto como ahora. Me pregunto qué os quedará de esas raíces rockeras.
S: «El rock en el grupo no me descuadra para nada».
T: «Sigue estando un poco ahí y es donde está nuestra seña de identidad. Cuando volvemos al rock como en este disco, se lleva muy bien con lo que nos ha llevado a este punto. Cuando Alberto canta algo del rock, le queda increíble».
«Venimos de dos años de mierda y queríamos representar el renacer con ‘El Año del Tigre'»
¿Cómo habéis llegado a esta estética oriental?
A: «Han pasado muchas casualidades. Cuando pusimos la fecha del álbum, nos dimos cuenta de que coincidía con el Año Chino. Habíamos decidido enfocar la estética a la China de Usera, no de Shangai, y nos dimos cuenta de que muchas letras hablaban de no encajar en situaciones, bien sean cotidianas, o en la industria, o en la escena musical. Nos han dado mucho, durante mucho tiempo, por no estar situados ni en un sitio ni en otro. Y dijimos de buscar un contraste visual. Hubo ideas: yo tuve la de Las Vegas, pero estaba muy vista, y decidimos llevar pieles a un supermercado chino de Usera. Es un ChinaTown que no tiene nada que ver con el mundo oriental. Y una vez que te metes ahí, hay un montón de imaginería en la que rebuscar. Con lo del Año Chino nos ha hecho el Ayuntamiento de Madrid toda la promo gratis (risas). Cuando nos enteramos de que el disco coincidía con el Año Chino, nos preguntamos qué año era. Y era el del Tigre. Pues perfecto, porque venimos de dos años de mierda y queríamos representar el renacer. Si nos hubiéramos callado hubiera sido guay, pero ha sido casualidad. El tigre significa valentía. No somos muy de decir «tienes que ser valiente», porque a veces no se puede ser valiente, pero sí que las canciones están hechas de ese querer ir de un sitio a otro».
Esa estética oriental, en cambio, luego no se corresponde con la música…
A: «Pero piensa en ‘Nothing Really Matters’ de Madonna, y enseguida piensas en la geisha, cuando no tenía nada que ver. Mola llevarlo a otro sitio. Y la gira será igual con todos los visuales».
¿De qué vídeo estáis más orgullosos esta vez?
A: «‘Por si’, me divertí muchísimo».
S: «Fue muy divertido hacerlo con los extras, le guardamos un cariño especial».
¿Este es un disco personal para vosotros?
A: «Sí… las canciones hablan de mi novio, de mi boda. De tu novia… (la de Sergio) Hay un tema más social como ‘No entiendo nada’, pero el resto es personal. Pero como nadie somos súper especiales, son cosas que le pasan a todo el mundo y ya no es tan personal».
No hay una canción sobre tu hija, que parece que eso solo se le pregunta a las mujeres.
A: «No ha llegado la canción a tiempo, pero la hay y saldrá».
Hay una canción llamada ‘Las Vegas’ y me recuerda un poco a los Killers ‘Nadie bebe por el sabor’…
S: «Alberto es igual de guapo que Brandon Flowers» (risas)
Es igual de guapo, pero Alberto todavía no es naranja. Todavía.
(risas).
Para vosotros Las Vegas es Céline Dion, pero Brandon Flowers suele dibujar un Las Vegas más desangelado. Yo no sé si os veis como los Killers españoles.
S: «La referencia que teníamos en esa canción era Katy Perry, pero como si le faltara la batería y hubiera que programar sus temas. Pero te puede sonar a The Killers, porque Max ha trabajado con ellos».
A: «Los primeros Killers nos gustan».
Bueno, a mí los últimos me gustan, aunque sea una opinión un poco viejuna.
S: «Los que menos nos gustan son los discos de en medio, pero el último ha sido una reconexión, y los que tiene Brandon en solitario».
A: «El primero que sacó solo».
Qué curioso lo que comentáis de Katy Perry, porque me ha recordado a ‘Roar’ ‘Fuerte el aplauso’.
S: «Para mí esa canción es Hanson».
A: «Nos han dicho Haim y eso sí que veo más influencia».
«Soy muy tímido y muchas veces lo paso mal. Hay momentos de disfrutar, y otros más down, y ‘Me voy’ salió de esto último, pero bueno, al día siguiente ya estaba bien»
¿Qué esperáis de esta era? Porque en ‘Me voy’ hay una despreocupación del éxito. Es como un retiro o «me da igual estar en la moda», o no petarlo como con ‘Mira como vuelo’.
A: «Si fuéramos híper famosos, sería como la canción después del estrellato, ese estrellato que no me está dejando disfrutar de las cosas y de mi gente. Cuando triunfas con la banda, eres un instrumento de la banda. Estás metido en una vorágine de gira y disco, y a lo mejor todo eso no va contigo tanto. Se crea un estrés, una especie de competencia, unos roles… y no me compensa decir que nos va muy bien y ganamos mucha pasta. ¿Compensa? Nos criticaban en Twitter porque ‘Me voy’ parecía una canción de ricos, pero no es de ricos. Es de haber dedicado 10 años a esto, que la gente opina todo el rato sobre ti y eso es algo que no va conmigo. Soy muy tímido y muchas veces lo paso mal. Hay momentos de disfrutar, y otros más down, y esta canción salió de esto último, pero bueno, al día siguiente ya estaba bien» (risas)
¿Qué opináis el resto?
S: «La carga cae sobre Alberto. Es la cara del grupo, yo no vivo esa dimensión…»
T: «Las giras suponen mucho estrés. Hay mucha gente opinando de todo y es difícil llevarlo a veces».
En producción, ‘Me voy’ es un tema diferente. ¿Nunca fue una opción llevar el disco a otro sitio?
A: «Es una decisión más orgánica».
S: «Me lo tendría que proponer a mí mismo, y por ahora prefiero hacer canciones con un propósito, sí, pero sin el propósito de encajar en un patrón. De forma natural no me sale. Para otros artistas sí».
¿Volver a trabajar con vuestro productor de siempre no era lo fácil?
A: «Trabajar con Max no era lo fácil, no es caer en lo fácil. Vive en Londres y para grabar con él hay procesos en el estudio, que lo hacen siempre un reto fuerte. Genera ciertos contextos para ser creativo. Y encima este año con la gira, la pandemia…»
Pero os conoce ya bien, podéis trabajar con cierta preproducción.
A: «Pero no solemos mandar preproducción. Con ‘Punto Muerto’ y ‘Me voy’ sí lo tuvimos que hacer así, pero las otras, con las demos, empezamos a hacer la producción desde el principio. Él se mete en un mundo de hacer un beat y puede tardar 6 horas. Tú le ves como 6 horas de reloj dándole a un «tin-tin-tin», preguntándote qué va a pasar, te quedas sin tiempo… (risas) pero luego nos encanta lo que nos enseña».
¿Con qué canción se ha tirado 6 horas para un beat?
Varios: «Replicantes», «Marzo», «Nadie bebe por el sabor», que la acabamos después de la grabación…
‘Nadie bebe por el sabor’, que es un varapalo para los enólogos.
(Alberto se ríe) S: «Nos pasó ya en el disco anterior. Con ‘Calambre’, no sabíamos qué estaba haciendo, se pasaba horas ahí sentado».
A: «Cada canción de cada disco es como trabajar con él por primera vez. Hemos trabajado de diferentes maneras, desde cambiar cosas pequeñas que ya llevábamos hechas, hasta empezar de cero, hacer una jam… En lo personal es guay, pero trabajar es siempre una aventura diferente».
He visto que habéis hecho campaña por Varry Brava, ¿pero cuál es vuestra otra favorita de Benidorm Fest, la que más habéis oído?
S: «La de Varry, es un temazo, la que más. Al tenerlos cerca entiendes cómo esa canción encaja en ese universo. Cero intención de engañar a nadie. Es una canción 100% ellos. Luego Tanxugueiras, que me recuerda a esas canciones que ganan por Finlandia. En la primera gala no hubo ni un desafine, 3 tías cantando súper bien».
A: «Todos cantaron mejor en la primera semifinal. Yo hice campaña con Varry, era mi favorita, pero tenía el corazón dividido entre ellos y Rigoberta, y le mandé un mensaje para explicárselo».
¿Y te respondió?
Sí, a veces nos escribimos.