Flores en el estiércol, la selección personal de canciones publicadas en las últimas semanas que han encandilado al firmante, cambia un poco su formato de presentación, que no su esencia: seguirá siendo la misma playlist con varias decenas de canciones, pero no se presentarán con un texto turronero que hacía equilibrios para desplegar todos los nombres en la misma, sino siendo más conciso y dando protagonismo a una de ellas como “Canción del Día”.
La décima edición de Flores incluye retazos de álbumes publicados en el último par de meses por nombres como Bill Callahan & Bonnie ‘Prince’ Billie (unión fantaseada durante décadas con forma de álbum de versiones sui géneris, de Billie Eilish a Silver Jews), Miles Kane, Joss Stone, Silvana Estrada, Broken Social Scene (disco de rarezas), Beirut (otro disco de rarezas), Angus Stone (bajo su alias Dope Lemon) o los incombustibles (je) Midnight Oil. Y, también, avances de obras inminentes (quizá ya aparecidas a la hora de leer esto) de Metronomy, Estrella Fugaz, Hatchie, Fontaines D.C., Daniel Rossen (Grizzly Bear), Marinita Precaria, Lucius, Jenny Hval, Polock, Holly Humberstone, Superchunk, Melody’s Echo Chamber, The Linda Lindas, Sondre Lerche (enamorando en plan Paddy McAloon en ‘Cut’) y un laaargo etcétera.
Entre estas, nos quedamos con una sorprendente canción que avanza el álbum que la sueca Tove Styrke ha anunciado para la segunda mitad de 2022. Se trata de ‘Show Me Love’, un tema que se aleja notablemente no sólo de su registro de pop contemporáneo más reconocible, sino también de recientes como el ochentero ‘Start Walking’ (igualmente fantástico). La autora de ‘Sway’ nos rompe los esquemas con un tema que se mira en las torch songs de los años 50, una melodía grandiosa, cantada con pasión y esbozada con una ronca guitarra eléctrica, a la que se van incorporando tenues coros y que sólo explota levemente en su recta final, con quedos arreglos que nunca disputan el protagonismo a Tove.
Producida por Elof Loelv (Rihanna), ‘Show Me Love’ es un oasis de clasicismo en la carrera de Styrke, quizá porque nunca la escribió con la idea de que viera la luz pública: se suponía que iba a ser sólo para una mejor-amiga de la que se enamoró perdidamente. Pero luego, le pareció tan buena, que tuvo que publicarla, por incómodo que fuera. Una incomodidad teórica que abandona en su vídeo oficial, en el que se abandona del todo a la sensualidad en un mar de cuerpos femeninos anónimos a su disposición, destacando la interpretación del sólo de guitarra como “una metáfora de masturbación”.