Rufus T. Firefly casi se separan. Entonces sacaron ‘Magnolia’, su cuarto disco, en 2017, y el grupo liderado por Víctor Cabezuelo y Julia Martín-Maestro no solo consiguió seguir en activo, sino que cada uno de sus álbumes ha resultado mejor que el anterior. ‘Loto’ (2018) era mucho más que una segunda parte de ‘Magnolia’, y ‘El largo mañana’ es un trabajo compuesto exclusivamente de canciones maravillosas, un total de 8 (aunque la secuencia cambia según el formato), influidas por el soul psicodélico de los 70, pero en las que las influencias pasan a un segundo plano ante la atemporalidad de melodías vocales e instrumentales.
Publicado a finales de 2021, ‘El largo mañana’ está siendo el Disco de la Semana en estas páginas, y hemos charlado con Victor Cabezuelo vía Zoom sobre el proyecto. El músico nos atiende desde su casa de Aranjuez, unos días antes de que el grupo emprenda la gira de presentación del disco. Mañana hay bolo en Oviedo, el sábado en Vigo, y la gira pasará también por ciudades como Sevilla, Tarragona, Murcia, Granada, Toledo o incluso Lisboa. Puedes consultar todas las fechas aquí.
¿Contento con la recepción que ha tenido ‘El largo mañana’?
Estamos súper contentos y muy sorprendidos, es un disco que está bastante fuera de cualquier tendencia actual, que va por un camino un poco atemporal, y pensábamos que iba a pasar un poco desapercibido, pero aún siendo un disco muy homogéneo y denso, está teniendo muy buena aceptación de sitios muy diferentes. Me emocionó leer vuestra crítica y ver que nos quitábamos el sambenito de los Tame Impala españoles, que creó que se fue un poco de las manos. Nos quitó una carga y me hizo mucha ilusión que viniera de vuestro lado, porque me gusta mucho leer lo que escribís.
Cuando escuché el disco sentía la necesidad imperiosa de volver a escucharlo, y eso no pasa con tantos discos.
Nos lo está diciendo mucha gente y eso hoy en día me parece una victoria absoluta.
¿De dónde viene este cambio de sonido?
En cada uno de nuestros discos hemos intentado sorprender, llamar la atención incluso, ser un poco extremos en algunas decisiones que tomamos. Esta vez estábamos escuchando mucha música soul de los 70 y nos dimos cuenta de que los discos eran muy homogéneos, y queríamos mostrar ese lado de la música, conseguir un sonido recurrente en todo el disco y crear un momento de paz con la música.
Las canciones son muy melódicas, y los estribillos son instrumentales.
Somos un grupo hasta la fecha súper melódico, y en este caso muchísimo más, porque queríamos dar todo el peso de la emoción a la armonía. Hay muchos cambios de armonía en las canciones, pero hemos intentado que fluya y que no se note. En ‘El largo mañana’, la pista titular, hay un cambio de armonía brutal de la estrofa al estribillo, pero suena muy natural, no te pega una hostia extraña. En el disco ha participado mucho Marta, la nueva integrante, con unos coros que que han hecho que parezca que canto mejor.
¿Qué discos de soul habéis tenido como referencia?
Los de Marvin Gaye, ‘What’s Going On’ pero sobre todo ‘I Want You’, que a nivel de sonido tiene más que ver con nuestro disco. Y el primer disco de Curtis Mayfield, que es muy bailable y tiene muchas congas. ‘Lafayette’ está muy influida por ese sonido. La música de Isaac Hayes también nos ha influido muchísimo, en canciones como ‘Polvo de diamantes’, por lo melódica que es y por el uso de violines. Los últimos discos de Michael Kiwanuka nos han encantado, y de hecho Kennie Takahashi, que ha trabajado con Kiwanuka, ha mezclado el disco.
¿Cómo llegáis a él?
Le escribimos por Instagram y aceptó, le gustó tanto nuestro proyecto que nos dijo que le pagáramos lo que fuera, sin importar su tarifa habitual, con la condición de trabajar sin plazos, aunque estábamos en pleno 2020 y no había muchísima prisa.
«Yo no puedo cantar como Thom Yorke, pero Thom Yorke tampoco puede cantar como yo»
¿Qué significa el título de ‘El largo mañana’? El disco está lleno de referencias a la curación, a personas que te salvan…
El título alude a la aceptación no de manera resignada, sino positiva, con visión al futuro. Habla de la aceptación del momento en el que te encuentras en este mundo, con las cosas buenas y malas. Puede ser duro, yo me he dado cuenta que muchas cosas que yo imaginé de la música, no se van a cumplir nunca y no pasa nada. Cuando aceptas eso te conoces más y puedes empezar a cambiar. Es un disco escrito en un contexto duro, pero que intenta mirar más allá. ‘El largo mañana’ significa la oportunidad de poder cambiar lo que no nos gusta.
Has comentado que como grupo no estáis donde queríais estar. ¿Te imaginabas llenando estadios?
Cuando empecé a tocar me imaginaba que los conciertos serían siempre una maravilla, y los conciertos son sitios en los que ene general se sufre muchísimo. Cuando te viene a ver mucho público, cuando tanta gente depende de tu trabajo, la responsabilidad crece, y cuando el dinero entra por medio, se complican las cosas. Yo de pequeño me imaginaba siendo como Radiohead, tocando por todo el mundo, haciendo discos súper memorables, pero no soy Thom Yorke. Y no pasa nada: yo no puedo cantar como Thom Yorke, pero Thom Yorke tampoco puede cantar como yo. La vida y la música me han demostrado que, sin tener grandes cualidades como músico o cantante, puedo llegar a emocionar a la gente. Yo lo que quiero es dar esperanza con la música que hago, vender más o menos cada vez me da más igual.
Existe un discurso según el cual la gente ya no escucha discos, pero luego Adele está en el número 1…
Ese discurso obvia la diversidad del público, porque hay muchísima gente en el mundo que no escucha ese tipo de música, que no escucha canciones de 2 minutos, y por eso nos parece un milagro lo de Adele, pero lo de Adele es lo más normal del mundo porque ha hecho un disco muy preparado, que está muy guay, y ella está bien posicionada, así que lo normal es que venda.
Con este disco hay gente que nos dice «no sé por qué no he escuchado a Rufus antes», porque la gente pensaba que el grupo era otra cosa, nos relacionaba con un sonido más indie, de tipo indie español, sea lo que sea eso, y nosotros estamos un poco fuera de eso.
¿Estás contento con lo que pasó con ‘Nebulosa Jade’?
Estoy contento con lo que pasó con ‘Magnolia’ en general. Nos cambió la vida. En la época estábamos de vuelta de todo, económicamente el proyecto era inviable, se fueron dos miembros del grupo, nuestro sueño romántico se había roto, así que nos propusimos hacer un disco de despedida, y de repente todo se disparó: nos llamaban para tocar en todas partes, y tuvimos que rehacer el grupo. Nos llamamos igual pero somos un un grupo diferente.
Soléis incluir referencias a películas en vuestras canciones, ¿’Lafayette’ es una de ellas?
El título de ‘Lafayette’ viene de un grupo francés de afrobeat, Lafayette Afro Rock Band, la canción está inspirada en el sonido de este grupo, y no tiene nada que ver con la letra.
¿De qué habla ‘Polvo de diamantes’?
Básicamente habla de un polvo. Queríamos darle el carácter metafórico y bonito, pero habla de un polvo. Además yo soy muy fan de ‘Los caballeros del zodiaco’ y «polvo de diamantes» es el ataque asociado a Hyōga, que es mi caballero del zodiaco favorito. Y en la letra hay más referencias a esta serie, en concreto a Andrómeda y a Aldebarán, que es el Caballero de Oro de Tauro, y yo soy tauro. ‘Polvo de diamantes’ fue una de las canciones más largas de componer, empezó con un rollo muy Isaac Hayes, con muchas cuerdas y melodías muy bonitas, y creo que la intro es una de las mejores composiciones al sinte que hemos hecho nunca. No sé ni cómo nos ha salido…
¿No crees que cuanto más ejercitas la creatividad, mejor es el arte que creas?
La creatividad sigue un camino extraño, no puedes darle un botón y que salga, con el tiempo se gana experiencia pero eso no significa que la creatividad vaya a salir cuando quieres. En este disco me costó mucho que me salieran canciones porque sentía que por primera vez en la carrera de Rufus T. Firefly había expectación ante nuestro nuevo trabajo, sentía que por fin nos había llegado la oportunidad de hacer algo súper rompedor, pero a veces las oportunidades no encajan con lo que tú buscas en ese momento concreto, y lo que buscábamos nosotros no era hacer algo rompedor, sino dar esperanza.
Habéis alterado la secuencia del disco dependiendo del formato, y por ejemplo en el CD y en el vinilo hay temas que no están disponibles en streaming.
Es una decisión un poco anticomercial, pero queremos dar importancia al hecho de conseguir un objeto que quieres, ponerlo en el aparato, hacer el ritual de escuchar el disco entero, leer las notas y los créditos… Sabemos que el mundo va por otro camino y no queremos cambiar las reglas pero queremos compartir esa visión romántica de la música porque sabemos que hay gente que conecta con ella también. Es más, los vinilos volaron a su salida, se agotaron en 12 horas, y salieron antes de que el disco estuviera disponible en Spotify, la gente aún no lo había escuchado.
«La música tiene que encontrar una manera nueva de subsistir, pero los perjudicados vamos a ser siempre los que estamos abajo»
‘Tempelhof’ es un parque maravilloso de Berlín, ¿cuál es la inspiración?
La canción está inspirada en una historia personal. El antiguo teclista de Rufus, Alberto, se fue a vivir a Berlín, le fuimos a visitar y nos enseñó sus sitios favoritos, y nos llevó a Tempelhof, que es un antiguo aeropuerto nazi situado en medio de Berlín, convertido en parque. Es un sitio increíble, lleno de raves y de gente haciendo barbacoas o volando cometas. Cuando lo visité por primera vez me pareció un templo de la libertad e incluso del antifascismo, justo lo contrario de lo que era cuando fue concebido. Al final la vida se impone, no importa cuán duro sea el mal…
¿Quieres añadir algo a tus palabras sobre el streaming?
Me gustaría aclarar que no estoy en guerra contra el streaming. A mí me encanta tener en el móvil toda la música del mundo. No critico el streaming sino cómo funciona, porque cuando lo usas te das cuenta de que todo tiene un precio. Hace poco que leí que en Spotify se sube una canción cada segundo, y si tú tienes una suscripción de 9 euros, eso no da para que todas las canciones que se suben al segundo puedan ser recompensadas, las matemáticas no suman. En un momento dado, supongo que con intención de huir de la piratería, se llegó al consenso de llevar a la música por este camino, y la idea era buena, pero creo que no se pensaron en las consecuencias, y ahora es muy difícil arreglarlo porque ¿ahora cómo le dices a una persona que está pagando 9 euros por una suscricpión, que pague 50? Sería la ruina de las plataformas de streaming.
Con estos tuits no quiero meterme con nadie, solo quiero que la gente sea consciente de la realidad. Mucha gente nos escribe muy emocionada que nos acaba de descubrir y que no puede dejar de escucharnos en Spotify, en plan «estoy muy contento porque estoy apoyando a mi grupo», y aunque estamos agradecidos, lo cierto es que, a nivel de sostenibilidad de banda, con la venta de un CD en un día ganamos muchísimo más y nos ayudas muchísimos que escuchándonos en Spotify durante un mes entero.
¿Cuál es la solución?
Supongo que en el futuro habrá una legislación -en Reino Unido ya se está estudiando- que regule este tipo de servicios, los precios a los que se paga cada escucha, que haya un consenso, porque todo depende de si el usuario es Premium o no, del país en que se escuche, pero ahora mismo todo es súper ambiuo. Ahora mismo te llega un cheque cada tres meses de Spotify, pero no sabes de dónde viene nada, todo es muy opaco y te tienes que fiar de lo que lees, y lo que se quiere ahora es regular esa opacidad, que sea todo más transparente, pero ¿cómo controlas si el que te ha escuchado es una persona que te ha estado prestando atención o es un bot en Indonesia que reproduce tu canciones aleatoriamente durante un día porque le estás pagando 100 euros al mes para lo que haga? La música tiene que encontrar una manera nueva de subsistir, pero los perjudicados vamos a ser siempre los que estamos abajo.
Tampoco tenéis grandes acuerdos publicitarios, y ahora mucho dinero viene de ahí.
Nosotros somos uno de los grupos afortunados que sacamos un vinilo y lo vendemos, pero el 98% de los grupos no tienen esa suerte, y la única manera que tienen de que alguien les pueda escuchar, es subir su música a las plataformas con la ilusión de que la gente la descubra y la escuche, pero todo es un ojalá gigantesco. Yo pienso en todas las profesiones del mundo y muy pocas están basadas en el ojalá, y curiosamente las que lo están suelen estar relacionadas con el arte y la creación.
Ahora subes tu disco al streaming y si tiene éxito, se crea una demanda para que se fabrique un disco que después la gente compra.
Ahora estamos premiando lo que ya tiene éxito, y estoy en contra, es una redundancia y nos reduce el espectro, porque hace que el foco solo vaya a la punta de la pirámide, y nos empobrece musicalmente y culturalmente. Alabar a la gente que tiene tanto éxito, cuando ya lo tiene todo… Prefiero enfocarme en otra gente y en otro camino.