Joe Crepúsculo es de los pocos artistas que pueden fardar de tener en el mercado más de una decena de trabajos discográficos. Una carrera muy extensa que ha pasado por todo tipo de escenarios (literales e históricos) y que ahora continúa alimentando aún más con ‘Trovador tecno‘, su nuevo disco. Un disco rompedor en cuanto al sonido rock anterior con “Supercrepus II” y al hastío vital que a muchos nos ha inundado últimamente. Ganas locas de bailar en la pista al ritmo no solo del tecno sino también del bakalao o la rumba.
Una mezcla sonora con muchas influencias de aquí y allá que solo Joe Crepúsculo sabe poner sobre la mesa, utilizando con ingenio el sentido del humor y reflexionando sobre la realidad que nos rodea. Hablamos con él largo y tendido sobre este ‘Trovador Tecno’ que, además de ser el título de este nuevo trabajo, nos muestra efectivamente a una persona entregada al entretenimiento de los demás a través de la pista de baile. Las fechas de su gira, en Instagram. Foto: Pablo Zamora.
Tu penúltimo disco, ‘Supercrepus II’, salió en 2020 en mitad de la pandemia antes de no sé qué ola; y este último, ‘Trovador Tecno’, nos pilla en un momento global también bastante hostil y oscuro, en otro sentido. ¿Tienes ganas de lanzar un disco que no se tenga que enmarcar dentro de un momento histórico?
De lo que tengo ganas es de que no esté pasando algo importante todo el rato. Siempre pasan cosas importantes, siempre hay noticias, catástrofes, gente que lo pasa mal en el mundo… Pero apetece volver a como estábamos antes, la verdad. En cualquier caso, sí es verdad que siempre se puede ver una interpretación de por qué lanzas un disco. Una reacción a una guerra, a un momento… Con este trabajo, puede que haya un punto de reacción a querer volver a las salas, a la gente bailando, al sudor… Puede ser que sí.
También, yo soy una persona de contrastes. Veníamos de un disco de rock y tal vez no le hicimos todo el caso que pudimos. Pilló justo en el 2020. Y sí que apetecía mucho sacar un disco de bakalao y de tecno, de presentarlo con gente bailando en los festivales… Igual sí que, inconscientemente, buscaba volver a todo eso. Pero también creo que, desde la pandemia, tenemos la cabeza y la mente muy pendientes de pensar que siempre va a pasar algo catastrofista. Los medios de comunicación son un amplificador de todas las catástrofes: ellos ven que nos interesa pensar que va a pasar algo malo y saben que, cuando ponen una noticia así, vamos a picar.
Ojalá estemos saliendo de todo eso, pero aún hay muchas cosas ahí que nos quedan por medio: el cambio climático, las guerras, el hambre, las desigualdades sociales, de género… Pero no estaremos encerrados. Estaremos en una discoteca y tal vez la cuestión sea solucionarlo bailando.
Es verdad que es difícil no mover el pie al escuchar todo el disco, por lo que misión cumplida si has querido que la gente bailara. ¿Esta es la música que te gustaría escuchar de fiesta?
En el caso de que yo fuera a una pista de baile, sí. Pero como no salgo de discotecas, no sé muy bien qué suele sonar. Puede que sea un disco extraño o pervertido para eso. Yo en mi casa me pongo cumbia, Bob Dylan, Fleetwood Mac y ‘MOTOMAMI‘, el nuevo disco de Rosalía.
Pero sí me gustaría que una canción como ‘Así soy yo’ sonara en discotecas. Imagino que en un Ochoymedio puede quedar muy bien a las 3 de la mañana. Aunque no sé si pega, estoy un poco fuera. Veo más la interacción que hay en conciertos míos que en una sesión de noche. Tú que eres más joven, me lo podrás decir (risas).
¿Ya no sales de fiesta porque no te apetece o porque ya no encuentras tu espacio? A juzgar por este disco, parece que te gusta la noche.
Voy a las discotecas cuando toco en ellas y me quedo un rato después. Lo que no me gusta es salir por la noche. Esto va a sonar muy pureta, pero me encanta que una comida se alargue y aprovechar las horas del día. Cuando alguien me dice de quedar a las diez de la noche, me da bajón total. Pudiendo quedar antes, estar en bares guays, más baratos… y aprovechar la luz tan bonita que tiene este país.
«Desde la pandemia, tenemos la cabeza y la mente muy pendientes de pensar que siempre va a pasar algo catastrofista»
En ‘Trovador Tecno’ no solo hay, como su nombre indica, tecno, sino también fusiones con el bakalao, el eurodance, el pop, la rumba… Hay tintes a lo Camela o Ladilla Rusa. ¿Cuáles son tus influencias de la España más kitsch o cañí?
No me fijo en que algo vaya a sonar a algo, las influencias son inconscientes. Es muy complicado hablar de influencias. Me encantaría decirte cualquier cosa pero, al final, la influencia te puede venir de un anuncio de publicidad que acabas de escuchar o de ponerte a hacer ciertos acordes. En este disco pueden estar Los Chichos, la mákina valenciana, el acid house, el progressive tecno… ‘El Tren de la Bruja’ puede sonar a Camela, pero también es un híbrido de muchas melodías. ‘Tecnocasa’, por otro lado, siempre me ha recordado un montón a ‘Ni**as In Paris’, de JAY-Z y Kanye West. Hay referentes pero nunca intentamos sonar a algo.
En este disco colaboran tanto las míticas cantaoras flamencas Las Negris como dani, artista revelación dentro del nuevo pop. ¿En el mundo de Joe Crepúsculo conviven ambos estilos?
Sí, totalmente. Si hay algo que pueda definir este disco es que es un abanico muy amplio. Hay sentido del humor, pero también hay emoción. Cosas tristes y cosas muy alegres. Y ahí las colaboraciones se ponen sobre la mesa. Me flipa todo lo que dani está haciendo, y aparte de sello también compartimos productor, Aaron Rux. Con Las Negris lo vimos clarísimo. Las veíamos cantando, dando palmas y haciendo esos jaleos. Con Diego El Ratón fue más tardío, coincidimos en el Sonorama de Ibiza y le enseñamos la maqueta que le gustó mucho. Con Abel (de Los Vinagres) fue curioso porque fue de las primeras canciones que hicimos del disco (‘Pensar el tiempo’), y también me gusta porque tiene ese punto más rockero mezclado con el electro. Hay mucha disparidad en cuanto a colaboraciones, pero hace que el disco sea más redondo.
«La palabra “indie” es equívoca. ¿Hidrogenesse es indie, también? Porque, para mí, no. Ni Baiuca, por ejemplo»
Parece que poco a poco te vas despegando más y más de esa etiqueta de “indie” que algunos te pusieron hace ya más de una década. ¿Reniegas de ella o piensas que te ha dado mucho?
Para empezar, la palabra “indie” es equívoca. Empezó como algo independiente pero ahora lo basan en un estilo musical. Llamar indie a grupos como Novedades Carminha, que son mucho más rock… Yo nunca me he sentido identificado con esa etiqueta; pero por otro lado, he tocado en festivales de indie. Y hay una cosa que está clarísima, que lo ves en Spotify: los grupos similares que escuchan tus fans. La gente que escucha mi música, escucha grupos indies. Entonces no puedo decir que yo no lo sea del todo, pero… ¿qué es lo que pasa? Que yo siempre he considerado que, estilísticamente, estaba fuera. A mí siempre me ha gustado la música latina, el bakalao, he podido hacer house o una rumba… Siempre dentro del pop.
Entonces, me da la sensación de que el indie es un cajón donde se mete lo que no es heavy metal, ni rock, ni punk, ni urbano. Todo lo que no quepa ahí, es indie. ¿Hidrogenesse es indie, también? Porque, para mí, no. Ni Baiuca, por ejemplo. Pero, claro, los metes en ese cajón porque no caben en los otros. Parece que indie nos suena mejor para hablar de Love Of Lesbian, Izal o Dorian, pero para otros grupos se nos queda raro. Es la etiqueta que nos ha dado la sociedad y la crítica musical.
Y tú, ¿en qué cajón te meterías?
Si yo pudiera elegir, yo rompería con todos los cajones. Pero eso lo dicen todos los músicos, a nadie le gusta que le digan que es una cosa. Arcade Fire dirán que no son rock. Todo el mundo quiere tener su cajón propio y pensar que, dentro de su asunto, está rompiendo la pana y destejiendo los géneros.
«Me hace mucha ilusión que Rosalía y C. Tangana estén llevándose el gato al agua con esas propuestas»
¿Qué artista o grupo nacional te parece que esté rompiendo con algo?
Tenemos ahí a Rosalía y C. Tangana que, dentro de su personalidad, están rompiendo el mainstream. Están siendo ellos mismos y triunfando. A mí personalmente me gustan muchísimo los dos. Me hace mucha ilusión que ambos estén por allá llevándose el gato al agua con esas propuestas tan guays. Pero también tenemos a mucha gente muy interesante por aquí: Baiuca, Los Estanques, Chico Blanco, Hidrogenesse…
En ese sentido, ¿echas de menos algo de autenticidad o riesgo en el panorama musical actual?
Es que no sé muy bien qué es el riesgo. El riesgo depende mucho de las modas. Creo que los jóvenes están haciendo lo que tienen que hacer: sus rollos utilizando la tecnología. Todo el mundo se arriesga a su manera. Lo que es más divertido es cuando la gente se hace mayor y quiere parecer joven (risas).
Me hacen bastante gracia el título del disco y algunos de canciones como ‘Tecnocasa’ o la propia ‘Happy Birthday’. Es como si el sonido o la atmósfera del disco fueran oscuros, pero a la vez con un lado de guasa, como de reírse de todo. ¿Hay sentido del humor en este disco? Ahora que todo parece tan solemne y serio…
Puede ser que haya un punto oscuro. Pero el humor siempre está ahí, es inherente a mi música. Me gusta que haya un humor divertido e inteligente. Yo quería que el disco fuera solar, que tuviera luz del día. Hay algún rasgo oscuro como ‘El Tren de la Bruja’, pero siempre hay una luz final. ‘Tecnocasa’, aunque hable de unos jóvenes que están intentando vender unos pisos y no lo consiguen, se lo están pasando bien. Así como en ‘Supercrepus II’ o en ‘Disco Duro’ había muchas sombras, creo que aquí siempre hay una luz en todos los temas. En ‘Brindar’, por ejemplo, hay una melodía muy feliz para contar una despedida.
Entre tanto zapatilleo también hay algún mensaje social profundo en canciones como ‘Vamos a limpiar’, en la que hablas de la higiene mental; ‘Velo de Maya’, sobre la incapacidad de llegar a la realidad de las cosas, o en ‘Sol y sombra’, en la que hablas sobre “la degradación de la luz en nuestro país”. ¿Cómo le hablas a la sociedad actual desde tu música?
A mí lo que me gusta hacer con la música es poner, como dicen los catalanes, de peus a terra (pies en la tierra). Ser consciente de las cosas. Igual soy un poco pesimista por pensar que la música no es una herramienta para cambiar el mundo. Creo que el mundo se cambia más desde arriba, votando, con unas políticas… Mi intención con la música es hacer pensar a la gente. Puedes estar bailando pero, de repente, hay una frase que te chirría y te hace pensar.
Me hacía mucha ilusión por ejemplo hablar en ‘Velo de Maya’ de Schopenhauer. Él era muy fanático de Kant, y él hablaba de nuestra imposibilidad de conocer el mundo. Sobre todo porque nuestras sensaciones no pueden penetrar en lo que es la verdadera realidad. Entonces, lo que separa nuestras percepciones de la realidad es el Velo de Maya. Me hacía ilusión hablar de ese velo y de ese marco ideal en las relaciones y en el amor. Nos imaginamos cómo es una persona y nos hace enamorarnos. Es llevar un poco el idealismo a todo eso. Tampoco quería profundizar mucho en ello pero quería dejar cuatro pinceladas.
En cuanto al título, ¿alguna vez te has sentido como ese trovador o ese payaso triste que tiene que entretener dentro de la música?
Los que hacemos conciertos lo somos todo el rato. De alguna manera lo hacemos, yo con mucho gusto. Pero a veces te das cuenta de que estás ahí en la fiesta, tus amigos hace mucho que no te ven, tu concierto sirve como motivo de fiesta… Pero tú estás juntando ese concierto con el anterior y el siguiente. Con el paso del tiempo te das cuenta de que sí eres el entretenedor y no puedes estar todo el rato arriba. A mí me gusta hacer referencia a la labor de los trovadores de hacer de la música algo popular. Me flipa que una canción se haga popular.
También está esa cosa de los mesteres: el mester de juglaría, de clerecía… El de clerecía es más religioso pero el de juglaría es el divertido, el guay. Es hacer un homenaje a todo esto. Creo que, ahora con esta gira tan larga que tenemos por delante de salas y festivales, me siento como un trovador dentro de la noche y del bakalao. Hacer que la gente se divierta. También puede que se gire la tortilla y que todo eso se vuelva en tu contra. Que te agote y te vampirice. Pero eso no lo tiene por qué saber la gente…
Después de tantos discos, ¿hay algo que quede en el tintero por decir o hacer?
Sí, aún no he dedicado todo un disco a baladas. Me encanta el rollo crooner. Creo que ya empiezo a tener una edad de tener una propuesta más seria, de ir con piano de cola y llevar un traje. Tarde o temprano tendrá que darse eso.
Lo que está claro es que no te da miedo arriesgar o seguir tus instintos a la hora de hacer música. ¿Crees que le has perdido el miedo al fracaso?
Te podría decir que sí, que le he perdido el miedo. Pero no es verdad. Estamos siempre mirando si van bien las cosas, y claro que hay miedo al fracaso. A que no le guste a la gente. Si no le tuviera miedo al fracaso, me daría igual si algo funciona o no. Me lo quedaría en casa y no lo sacaría. Si saco un disco, quiero que a la gente le guste y quiero que vaya bien. Todos tenemos ese afán, incluso la gente que aspira al malditismo. Puede que haya perdido miedo al fracaso, pero está ahí como un perro que te mira, tiene hambre y un día te va a morder. En algún momento, siempre fracasamos. A todos los músicos nos va a pasar que nos va a ir mal. Pero a mí me gusta ser sincero y pasármelo bien haciendo lo que hago; y creo que es más importante fracasar haciendo lo que quiero, que no triunfar haciendo lo que no me apetece. Así que, si este disco fracasa, yo estaré contento porque era lo que quería hacer.