Shygirl ha sido uno de los nombres destacados de la electrónica internacional, en un espacio inclasificable entre el R&B, el hip hop, el electro, el hyperpop, etcétera. Reluciente en canciones de su EP ‘Alias’ de 2020 como ‘Freak’ o ‘Tasty’, la artista publica un debut llamado ‘Nymph’ presentado por multitud de singles. Está ‘Firefly’ y está ‘Come for Me‘ que ha sido su colaboración con Arca, no tan identificativa de una amalgama de producciones diversas, justo con la variedad y la impredictibilidad como verdadero nexo común.
Me reúno con Shygirl dos meses antes de salir el disco en un hotel cerca de Atocha en Madrid, en una sala de calor sofocante en la que ella, como británica, dice estar encantada. La artista está de un humor excelente, es una locomotora a todo trapo en el sentido de que no para de hablar, hasta el punto de que en un momento tengo que hacer una broma sobre su hiperactividad. Su verborrea imparable denota un torrente de ideas muy perceptible en los giros de su música («me aburro, si no»), pero también lo que se come la cabeza a cada paso que da, y lo determinada que es en cuanto a las ideas que quiere ejecutar.
Lo que más me gusta de Shygirl es que cualquier cosa puede pasar al escuchar tu música. ¿Es el disco así?
Este álbum es una presentación de Shygirl, es inesperado, no es un disco tan ansioso. Tengo esa seguridad, me gusta todo lo que he hecho hasta ahora, pero hay cosas que necesitaban su espacio. Me gusta mezclar cosas, me gustan las canciones más bailables, pero a veces necesitas parar el ritmo para echar eso de menos, y hay cosas más melódicas. Quiero ser capaz de que la gente se ponga mi discografía y nunca quiten la música: que hagan el viaje conmigo. Hay vibraciones de música de club, me encanta que ahora mismo hay muchas artistas femeninas en ese rollo.
¿El disco es fiel a un solo estilo?
Cada canción tiene su propia vibración, y existe por su propia cuenta, pero luego se complementan. Son canciones sobre mi presente. Mi tono de voz ha cambiado a lo largo del proceso de grabación, pero mantienes la sensación de seguir conmigo, de estar conociendo mi perspectiva, cómo me introduzco en diferentes tipos de sonido. Trabajar con gente tan buena ha ayudado. Sega (Bodega) ha producido conmigo, y hemos dado muchas vueltas al tracklist. Me decía cosas como: «libérate de esta canción, ¿la necesitas?». Me ha ayudado a ser más sólida con mis decisiones. La calidad de control es buena, y eso es lo que hace al disco tan sólido. Cuando haces una canción, te encanta y eres indulgente contigo misma. A veces necesitas que alguien te diga que esa magia no va a durar para siempre. En la mezcla te preguntas «¿esto es bueno? ¿esto es bueno?». Soy muy perfeccionista, pero tener un buen álbum no es que todo sea perfecto en él, es más importante tener algo que decir, estar pensando en la perfección no es siempre lo mejor.
¿Tienes confianza en ti misma?
Tengo confianza en la autoría de canciones, pero la presión de la gente está ahí, lo cual es bueno porque me hace buscar en mi interior qué es lo que quiero. Me da energía para buscarlo, quiero estar segura de lo que hago para poder estar orgullosa delante de la gente. La autoría de canciones es lo más importante, en cuanto a lo que quiero decir. A veces me dicen: «¿de qué mensaje hablas? ¡esta canción se llama ‘Nike’!» (risas) Pero incluso ahí quiero decir algo, o ser divertida. Es como un diario. Quiero estar orgullosa, incluso cuando estoy haciendo una canción súper accesible, quiero tener algo inteligente que decir. La música es sobre una experiencia, tiene que tener un gusto, es una forma de arte, así que tiene que tener una calidad técnica. Ya hice ‘Alias’ y al volver a trabajar en el estudio intentas no cometer los mismos errores, voy a decir lo que quiero porque sé lo que quiero. Por eso la mezcla ha sido un proceso tan largo.
Hablando de ser accesible, ¿crees que ‘Firefly’ lo es?
Creo que sí. Depende del contexto. Si no sabías que soy una artista queer, si simplemente estás escuchando la radio, te parecerá una cosa. Y si la comparas con ‘Slime’ del disco anterior, esto no es demasiado loco. ‘Firefly’ viene de un lugar experimental, estoy cogiendo cosas de ciertos sitios, pero aun así suena familiar. Hay una familiaridad en ciertos aspectos, pero es diferente. Intento no ser pretenciosa. Me encantan las listas de éxitos pero cuando hago música, intento hacer algo que no sea demasiado fácil.
¿Qué tipo de música pop escuchas?
Me encanta Mabel, la oigo todo el rato. Nos hemos conocido hace poco, es encantadora. Me encanta la música. No soy pretenciosa, cuando algo me hace sentir algo me gusta y ya está. Lo que odio de la música experimental es el esnobismo. Hay fans que han estado conmigo desde el principio y hay cierto tipo de comentarios sobre cosas que echan de menos de ‘Alias’ o ‘Cruel Practice’. Hay cosas melódicas de cuando empecé con ‘Cruel Practice’ que aún están ahí. Hay cosas que dejé abiertas en el primer EP, ‘Cruel Practice’, por las que no quise seguir cuando hice ‘Alias’. El primer EP era más emocional, y luego me preocupé más de la parte sónica. Ahora vuelvo con el disco, he madurado, y es una reflexión sobre quién soy. Es una cápsula de tiempo de la industria, de lo que hago, de la audiencia. Todavía me gusta ‘Cruel Practice’, pero el formato álbum es diferente, nunca lo había trabajado. Había hecho un EP. Aquí tenía un concepto, quería que fuera como un viaje. Me siento muy orgullosa.
«Lo que odio de la música experimental es el esnobismo»
Has mencionado ‘Nike’, que contiene techno, hip hop, electro. También hay un tema llamado ‘Coochie (Bedtime Story)’, muy onírico. ¿Te parece el sonido de 2022, este en el que parece que todo cabe dentro de una canción?
Hay muchas cosas, si no, me aburro. Es como cuando escuchabas a Missy Elliott, no sabías adónde iba a ir con su canción. Me gusta el hip hop con elementos de club dentro, la música jamaicana… hay muchos sitios de donde la gente coge la inspiración, hablo de mis influencias todo el rato, son parte de una conversación. Has escuchado mucha música pop y coges cosas de diferentes lados.
Has hablado de colaboraciones, pero no hay featurings en el disco, propiamente dichos, ¿no?
No hay featurings. Ha sido muy natural, cuando pienso en colaboraciones vocales, suelen traer su propia vibración. Pero quería que este disco fuera mi voz. Las colaboraciones que hay están intentando encajar en mi mensaje. Es todo sobre mí. El modo en que me aproximo a un featuring es diferente. Hay colaboraciones en ‘Wildfire’ o ‘Coochie’. En ‘Schlut’ hay alguien cantando el «hook». Pero yo ya he construido el tono de la canción antes al hacer el primer verso. Todo es sobre esa sensación. No necesito que aparezcan nombres.
¿’Schlut’ es sobre feminismo?
No, la verdad es que no. La gente ve el feminismo y la ideología en las cosas que hago. Pero yo simplemente existo. Si cuento algo que me ha pasado en mi canción, es porque lo necesito, es algo que me ha pasado, en esta canción por ejemplo, tener un pensamiento despreocupado. Tengo un pensamiento, me siento mal y escribo la canción para mí misma, para obtener una pieza que hable de mí. Mi mirada está puesta en buscar lo que quiero. Mis sesiones se desarrollan muy conscientes de que en el fondo soy una rapera, pero no quiero ser solo una rapera.
«Es importante mostrar de dónde vienes y tener una visibilidad, porque puedes inspirar a alguien»
¿Y la parte queer que has mencionado?
En ‘Coochie’ hablo sobre feminidad, creo que es importante tener visibilidad, es importante que haya diversidad. Hay más de una manera de ser queer o de ser un ser humano. No veo la relevancia de mostrar la formación de mi identidad en particular, pero sí me he dado cuenta de que es importante mostrar de dónde vienes y tener una visibilidad, porque puedes inspirar a alguien. La gente se inspira al ver a alguien con quien tienes una afinidad. Creo que es importante tener esa libertad.
¿Vamos a voguear con tu disco, como con el de Jessie Ware, por ejemplo?
Es un disco de poner en el coche y que te lleva a sitios. Hay momentos… puedes voguear, puedes tener esa energía, pero también hay canciones más tristes. Quería que fuera la banda sonora de mi vida. Es como mi ‘Ray of Light’, me encantaba ‘Nothing Really Matters’. Madonna es una inspiración brutal para mí. Puedes hacer música dance y experimental, me gusta la música de los primeros 90, pero también hacer algo más profundo. Quiero una carrera larga, elegir con quién hacerla. Necesito esta parte de la historia.
«Este disco es como mi ‘Ray of Light'»
Creo que he visto a Madonna bailando una canción tuya en Instagram. La que tienes con FKA twigs.
Sí, sí, es que soy muy amiga de su hija. Iba a tocar en el Orgullo de Nueva York, en su parte, pero es que ya estaba contratada para tocar en otro lado. Ha sido tan raro… Nunca he idolatrado a nadie, así que es raro tener a su vez a gente que me idolatra porque soy una persona normal. No soy una persona buena todo el rato y eso está bien. No he conocido a Madonna todavía, pero sí por ejemplo a Róisín Murphy. Es interesante, no sé, quizá es diferente entre los actores que entre los músicos. No tenemos ese tipo de relación. La única persona que creo que me impondría sería Kanye, sería muy interesante. Me gustaría saber qué pasa dentro de esa cabeza.
Hay una temática en el disco, ¿es más triste de lo que esperamos?
Es muy emocional, el modo en que me aproximo a mis emociones es bastante complejo. Es muy honesto. No soy una persona triste, no diría que es triste. Es como ‘Firefly’, que hay tristeza pero no es en absoluto una canción triste. Hay luminosidad y esperanza, entre elementos oscuros. Es sobre mi realidad, con elementos como la mitología en torno a la existencia. Como la idea de sentirse atraído por algo, lo divino, sobre qué es ser femenina, qué es ser vulnerable, qué es moderno en ese sentido. Qué ha cambiado en mi existencia.
«Me ofrecieron otra canción de Lady Gaga, pero yo pedí remezclar ‘Sour Candy'»
Remezclaste a Lady Gaga, ¿cómo fue el proceso?
No la conocí personalmente. Se hizo a través de BloodPop. Me ofrecieron otra canción pero yo pedí ‘Sour Candy’. ¡’Sour Candy’ era la mejor canción para mí! (risas) Me encantaba, pero pensé que no terminaba de ir del todo donde tenía que ir. Parecía como un aperitivo. Nunca había hecho un remix y decidí trabajarla con Mura Masa porque hemos hecho muchísima mucha música juntos, me entiende muy bien y tiene un enorme control de calidad en cuanto a sonido. Hay gente que piensa que Sour Candy era un poco «cheesy», pero a mí es que me encanta esa música, es el tipo de música que pongo cuando pincho. Es muy yo (risas).