Cine

‘No te preocupes querida’: ¿Quién quiere que Harry Styles le escupa?

La carrera cinematográfica de Harry Styles (más allá de sus pequeñas apariciones en ‘Dunkerque’ y ‘Eternals’) no parece haber empezado con buen pie. Sus declaraciones sobre el sexo entre hombres en ‘My Policeman’ no han sido recibidas entre vítores precisamente, y lo de ‘No te preocupes querida’ ha sido directamente surrealista. El despido de Shia Labeouf se ha quedado en anécdota cuando lo comparamos con el tremendo mal rollo existente entre su directora Olivia Wilde y su protagonista Florence Pugh, al parecer fruto de que la actriz se sintió abandonada por Wilde mientras ella le dedicaba mucho más tiempo a Styles porque, redoble de tambores, ¡empezaron a salir durante el rodaje de la peli!

Los desplantes de Florence en presentaciones de la película y el loquísimo episodio del escupitajo de Harry Styles a Chris Pine han sido ya la guinda del pastel para una película que ha aparecido muchísimo en prensa, pero prácticamente nunca por la película en sí. ¿Le ha perjudicado? Por supuesto. Pero también es cierto que la sensación de circo ha contribuido a bajar el hype a temperaturas siberianas, con lo que en cierta manera le “ayuda” a la hora de que un espectador se enfrente a ella. Porque no, ésta no es la parábola inteligentísima y novedosa que Olivia Wilde cree que es. Tampoco es justo reducirla al trío de Olivia, Florence y Harry y todo ese beef: hay más chicha de la que podría parecer.

‘No te preocupes querida’ gana enteros cuando más se entrega al petardeo, y por ello una de las mejores secuencias (y no solo por el fanservice que habrá provocado desmayos en chicas y chicos de todo el mundo) es la comida de coño de Harry Styles a Florence Pugh, rompiendo un poco con la imagen que tenemos de Styles. Cuanto menos se toma en serio la peli a sí misma, y cuanto menos se toma en serio Styles a sí mismo, es cuando más brillan ambos. El cantante de ‘Watermelon Sugar’ está bastante mejor de lo que podíamos pensar, y Olivia Wilde se defiende bastante bien con la arriesgada decisión de, además de dirigir, interpretar el que seguramente sea el papel con más peso después de la pareja protagonista.

Pero aquí la mayor estrella (lo siento, Harry) y la que saca hacia adelante todo esto es Florence Pugh, a quien, como de costumbre en esta promo, no vimos en el Festival de San Sebastián (donde pudimos ver la película en la sección Perlak). Florence se pone en la piel de un ama de casa de los años cincuenta de la que inmediatamente sabemos que su vida no es tan perfecta – la cosa es esperar a que ella se de cuenta, y averiguar qué es lo que ocurre exactamente. Es una pena que el misterio no funcione muy allá, pese a la fantasía de la resolución, porque avanza a trompicones entre momentos reiterativos, recursos oníricos y lentas investigaciones que hacen que el interés baje bastante durante el segundo acto, y parte del primero. También es complicado no hacerse una idea de lo que está pasando cuando tenemos tantas películas con ideas parecidas (no diré títulos para evitar spoilers).

Sí que ayudan al misterio las inquietantes partituras compuestas por John Powell para la banda sonora, y algún que otro momento en que la película da timidos pasos hacia el terror. Ojalá terminase de adentrarse en él, o de abrazar el petardeo como hace al final, y no se empeñase tanto en ser ese drama de ciencia ficción con toque social donde navega bastante peor. Puede que el enrarecido ambiente de rodaje haya contribuido a este resultado en tierra de nadie en el que no nos encontramos ante una mala película, pero sí ante una que podría ser mucho mejor y cree que lo es. En ese sentido, ‘Booksmart’, el debut en la dirección de Olivia Wilde, es un ejemplo de cómo la estadounidense sí puede hacer bien las cosas cuando no se va por los cerros de Úbeda. Veremos si hay más suerte en su tercer paso por la dirección.

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Publicado por
Pablo Tocino