Engañan los principales reclamos de ‘Late Developers’, el álbum que Belle and Sebastian publican este viernes, anunciado por sorpresa. El primero es el single, ‘I Don’t Know What You See in Me’, un buen tema de pop-rock de inspiración ochentera, guiado por teclados cósmicos, que no tiene continuidad en el disco. Melódicamente, y por raro que parezca, me atrevo a decir incluso que encajaría en una producción de Avicii o David Guetta: antes de que entren las guitarras, parece que un «drop» va a, ejem, caer en cualquier momento.
El segundo es el tema inicial, ‘Juliet Naked’. No tiene nada que ver con el corte antes citado, hasta el punto que de hecho ni siquiera incorpora percusiones. Se trata de un tema folki, un poco Beatles, que cruza guitarras eléctricas y acústicas con el sonido de una flauta, y que habla de una hermosa chica entregada a las adicciones. «¿Me seguirás queriendo cuando ya no haya cocaína?», le pregunta Stuart Murdoch, fascinado con su enorme y bella sonrisa.
Lo que ofrece ‘Late Developers’ en realidad no es ni teclados ni folk, más bien puede ser uno de los trabajos más buenrollistas y alegres de Belle and Sebastian en su conjunto. Grabado en las mismas sesiones que ‘A Bit of Previous‘, estas nuevas canciones de Murdoch y compañía sí daban para armar un disco a parte, si bien, en ellas, los escoceses siguen cómodos en una posición poco arriesgada a nivel creativo, en la que las composiciones y sonidos explorados suenan demasiado familiares. ‘Late Developers’ es el «primo iluminado por el sol» del largo anterior, en palabras de la nota de prensa.
Esto no significa que las canciones sean un despropósito. En su eterna búsqueda de la canción pop perfecta, la cual probablemente ya han entregado en el pasado más bien, los autores de ‘The Boy with the Arab Strap’ siguen creando monadas como ‘Give a Little Time’, puro buen rollito «indie» que nos anima a «abrazar el amor y eliminar el odio», o pequeñas maravillas como ‘When We Were Very Young’, mi favorita personal, una composición conmovedora que retrata la depresión de manera muy tierna, entre menciones al fútbol, la realización de las tareas diarias y la admiración de «lo sublime». Los ánimos de ‘Late Developers’ están tan elevados que cualquiera podría confundir ‘Will I Tell You A Secret’ con una canción infantil (excepto porque el protagonista agoniza dentro de su «torre de la soledad»), y ‘The Evening Star’ se da aires con la música de Stevie Wonder
de manera muy evidente.No hay precisamente misterio ni intriga ni grandes sorpresas en estas nuevas composiciones de Belle and Sebastian, y la banda se atreve incluso a rescatar del baúl de los recuerdos una canción escrita en 1994, antes de su misma formación. ‘When The Cynics Stare Back From The Wall’ no está mal, pero sí, suena totalmente sacada de los 90, a algo ya escuchado. La impronta propia de la banda, la ternura de sus textos agridulces y melancólicos, sigue ahí, pero ‘So in the Moment’ no es la composición de surf-rock más inspirada que escucharás, y cuando Belle and Sebastian se van al funk de los 70, como hacen en ‘When You’re Not With Me’, caen en lo derivativo. Eso sí, el modo en que retratan la dependencia emocional en esta canción (Sarah Martin literalmente no puede funcionar si no tiene a la persona amada a su lado) les mantiene en el podio de banda adorable por antonomasia.
El disco se cierra con ‘Late Developers’, que sí cumple la promesa de lo escuchado anteriormente: entre todas las canciones positivas del álbum, esta es la más positiva de todas. Curiosamente, Belle and Sebastian no son exactamente «late developers». De serlo, quizá este sería uno de sus mejores discos. Pero saben escribir una cancioncilla maja que te anima a salir de la cama y quererte un poco más a ti mismo, aunque cueste o aunque vayas «tan borracho que hayas perdido el control de tus propias facultades». En algún momento tienes que dar el paso, parece querernos decir el grupo. El disco no da ningún paso adelante en realidad, pero lo que hace, lo hace, como de costumbre, con las mejores maneras posibles.